Columna sin nombre:
¿QUIÉN TRAJO A LOS 400 PUEBLOS?
Pablo Jair Ortega www.columnasinnombre.com
pablojairortegadiaz@gmail.com
Publicado:
EnlaceVeracruz2012
Fecha:
Jueves, 27 de Marzo de 2014
Por: Pablo Jair Ortega
/ Xalapa, Ver.
Xalapa, Ver.
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Xalapa, Ver.
Los argumentos de los 400 Pueblos para volver a invadir a Xalapa carecen de
toda credibilidad. Según regresan por la mentada “Comisión de la Verdad” y la
restitución de sus tierras, pero a estas alturas, en estos tiempos modernos, no
se los cree ni su abuelita.
Los 400 Pueblos son esas herencias del pasado del cual el
sistema no ha podido desligarse. En otros tiempos, a su líder César del Ángel
Fuentes lo mantuvieron disciplinado cuando se aplicó la fuerza del estado y fue
encarcelado al menos dos veces: en el sexenio de Dante Delgado y Patricio
Chirinos, por los excesos que protagonizaba, donde hubo hasta muertos.
Es decir, en esas épocas se ha demostrado que sólo se
necesita voluntad por parte del estado para meter en orden a quien su vida es
hacer desmanes en donde se presente.
Nadie niega que la lucha de los 400 Pueblos pueda tener una
causa justa de origen, pero la misma organización dirigida por César del Ángel
ha disminuido su poder de lucha al cometer atropellos, tropelías y desmadre y
medio en los lugares donde se presenta, todavía amenazando a quien los
critique.
Lo peor de todo, es que de organización campesina con una
causa, se han convertido (como se ha visto en los recientes años) en viles
mercenarios para ocupar plazas o acosar a opositores del gobierno. Su presencia
regularmente se ve en tiempos electorales, y no se dude que su presencia sea
para enrarecer más el panorama, para asediar como se hizo en el pasado
reciente: ¿acaso será otra vez contra un Yunes?
Y es que los 400 Pueblos son de esos dolorcitos de cabeza
que al gobierno le gusta tener de vez en cuando; lo menos que hacen algunos de
sus integrantes es realizar robo a casas habitación, como ocurre en Coatepec,
donde vecinos del fraccionamiento San José se quejan que los “campesinos” se meten
a robar a cada rato a sus hogares por el pecado de tenerlos viviendo atrás de
dicha zona residencial.
Habían estado muy callados en el presente año, hasta que se
reporta dos veces la aparición “fortuita” de Del Ángel y sus más cercanos en el
restaurante Cítricos del hotel Hípico Inn, curiosamente el mismo donde se
hospedaba toda la prensa que había ido a realizar la cobertura de Cumbre Tajín.
Su presencia indicaba algo, aparecía entre los periodistas por algo.
Y aparecieron: este miércoles llegaron a Xalapa a instalar
sus acostumbrados campamentos en la Plaza Lerdo, a hacer sus bailes en paños
menores y pedir por la cantaleta de siempre: que la Comisión de la Verdad, que
la represión de Chirinos, que la restitución de tierras, bla, bla, bla.
Pero no llegaron solos: para hacer el escenario todavía más
grotesco (sí, pensábamos que no se podía) estuvieron acompañados por quien se
dice su abogado; ni más ni menos que el ex secretario de Gobierno y ex
procurador de Justicia, el polémico Reynaldo Escobar Pérez.
El abogado, que ha servido de todo, menos para la seriedad
del oficio, raya en la falta de ética al juntarse con una ramplona banda de
delincuentes. ¿Cómo es posible que quien tuvo a su cargo el control de la
política interna del estado y la procuración de justicia en la entidad sea
quien defienda a este grupo? Pero, fiel a la manera de hacer protesta de los
400 Pueblos, Reynaldo abandonó hace mucho tiempo la ética profesional; se
convirtió en un ridículo bufón del poder. No por nada, nunca ha explicado el
origen de su millonaria fortuna, lejos de su salario como servidor público.
Erick Lagos tiene en Reynaldo el ejemplo de en lo que no se
debe convertir, pero pues ahí tuvo al joven funcionario haciéndole al
tolerante, sentándose con ellos a dizque dialogar. Quien se imaginaría que el
“poder” o la “fantochada” de los 400 Pueblos en Xalapa incluiría sentar al
secretario de Gobierno en la Plaza Lerdo quesque para platicar. En verdad, qué
patético guión.
Y llamamos “delincuentes” a los señores no por menospreciar
o discriminar, porque luego resulta que los señores de los 400 Pueblos son muy
sensibles a la crítica (¡ay, delicadas!). Anoche llegaron a una tienda de ropa
ubicada en la calle J.J. Herrera y literalmente la asaltaron con el pretexto de
que esta era La Casa del Campesino. La autoridad se limitó a hacerle al monje y
hacer como que pedían que desalojaran tranquilamente.
Dicen que la tienda de ropa es uno de los objetivos de
presión hacia alguien por parte de los 400 Pueblos, pero sea el propietario un
político o no, la manera de asaltar un local privado nos recuerda los tiempos
del gavillerismo. Es decir, en Xalapa los 400 Pueblos pueden llegar --con esa
lógica-- a invadir un negocio privado y arrebatarlo con el pretexto de que
pertenece históricamente al campesino.
Y no es nueva esta actitud delincuencial de los 400 Pueblos:
en abierto ya agredieron las instalaciones del periódico Veraz, de Claudia
Guerrero Martínez, a quien le fueron aventar huevos y piedras. Esto, en
diciembre de 2012.
¿Quién trajo a los 400 Pueblos? ¿Qué intereses servirán en
los presentes tiempos que ya pintan como electorales? ¿O qué? Seguramente se
disparan solitos a hacer desmanes y es meritita coincidencia que aparezcan
ahora cuando más patadas hay entre los grillos.
Eso, como su mentada causa campesina, que se los crea su
tapu drema.
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