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A un Mes de la Muerte del Gran Beisbolista Tuxpeño José “Pepe” Bache Escabecho
·        Ingresó al salón de la fama en Monterrey en 1983
·        El estadio de Béisbol de Santiago de la peña lleva su nombre

Por Francisco Vargas Perales
Fecha: Abril 15 de 2016

José Darío Bache Escabecho, el gran “Pepe” Bache, como era conocido en el mundo del deporte, fue oriundo de este puerto, nació en el barrio de la Rivera el 25 de mayo de 1923, ahí precisamente en la avenida Independencia número 50, muy cerca de donde se encuentra el emblemático puente Tuxpan.

Conocí y tuve la oportunidad de platicar con el legendario segunda base de varios equipos del béisbol nacional, una tarde, hace como 15 años en la casa de su primo el Almirante  Eduardo Bache Lorenzo.  El Almirante previamente me había invitado a comer  en su casa, en donde estaría presente “Pepe” Bache y podría hacerle una entrevista.

Me dio gusto saludar a Bache y más que una entrevista fue una plática de amigos, de paisanos, nacidos en el mismo barrio.  Todavía vi a “Pepe” en plenitud de sus facultades, aunque ya se quejaba de una molestia constante en sus rodillas, producto – decía – de las muchas de sus barridas para llegar a la base.  Mencionaba que el médico le había prohibido tomar su Whisky, pero estas escapadas para comer con su primo Eduardo Bache las aprovechaba para tomarse su Buchanan’s.

Me platicaba como anécdota,  que él llegó a la petrolera ciudad de Poza Rica en 1944, como muchos tuxpeños, atraído por el auge del trabajo que había por la extracción de petróleo, pero para poder conseguir un contrato en la naciente Pemex, había que destacar en algo y él sólo sabía jugar futbol y se enroló con los futbolistas del equipo Perforación y logra sobresalir, llegándole los contratos para trabajar pero como obrero general en los pozos petroleros que se estaban perforando.

Contaba el gran “Pepe” Bache que en una ocasión decidió ir a ver entrenar al equipo de béisbol de los petroleros de Poza Rica que empezaban a destacar en la región y pidió entrenar con ellos, a pesar de que su pasión era el fútbol y lo hacía bien.  Relató que en uno de esos entrenamientos asistió el señor Raúl Gibb Quintero, también tuxpeño, muy conocido en esa ciudad, muy amigo que fuera del Superintendente de ese campo petrolero Don Antonio J. Merino.  Don Raúl lo llevó con el Sr. Merino y lo recomendó ampliamente.  Ahí empezó a crecer beisbolísticamente “Pepe” Bache, en ese equipo de Perforación.  Don Raúl Gibb y “Pepe” Bache siempre fueron grandes amigos, ahora fallecidos los dos.

Al segundo Whisky en esa comida en Santiago de la Peña, Bache me enseñó el anillo que portaba en su mano derecha, que  - me decía – era el que le habían  regalado al ingresar al Salón de la Fama  del Béisbol Profesional de México, ubicado en la ciudad de Monterrey.  En esa ceremonia también asistieron otros beisbolistas famosos y también les dieron su anillo que simbolizaba el agradecimiento del deporte de México para los jugadores destacados en el béisbol nacional e internacional.

“Pepe” Bache nos interesó con su plática y nos relató esta anécdota: “recibí el anillo e inmediatamente me lo puse, pues, me sentía muy orgulloso de haberlo recibido y guarde el estuche en la bolsa de mi saco, recomendé a un compañero beisbolista de los homenajeados que se pusiera el anillo y no quiso, se lo guardó en su saco, al otro día en el restaurant del hotel me platicó que se lo habían robado durante la ceremonia”. “Pepe” orgulloso, nos mostró el anillo.

Como tuxpeño me sentí muy contento al leer hace como 30 años en una edición del periódico El Sol de Tampico, donde publican  pequeños espacios para un comentario y una caricatura de algo mundialmente conocido que le llaman RIPLEY, ¡aunque usted no lo crea!, en donde mencionan sucesos extraños y curiosos sucedidos en el mundo.

Me sorprendí al leer ahí que en una ocasión – citaban la fecha – en el parque de Alijadores en el puerto de Tampico, que lo atravesaba la vía del tren, el juego lo habían tenido que suspender por el paso del ferrocarril en medio del estadio y al bat se encontraba el tuxpeño “Pepe” Bache, ¡para RIPLEY!.  Que grandioso es ser tomado en cuenta por ese personaje RIPLEY, mundialmente leído.

En esa convivencia, el legendario beisbolista tuxpeño me relató cómo vio caer el avión en donde se mató el actor y cantante Pedro Infante. Me contaba  que en 1957 él jugaba con el equipo Leones de Yucatán y se encontraba en la ciudad de Mérida hospedado en el hotel junto a los demás jugadores, salió al balcón con un jugador cubano  , me dijo el nombre, pero ya se me perdió con el paso del tiempo, cuando vieron que volaba un avión muy bajo y el cubanito le dijo: “oye “Pepe” mira ese aeroplano, de que se cae, se cae” y el avión cayó en pleno centro de la ciudad, después supieron que en ese avión se transportaba Pedro Infante.

“Pepe” Bache fue grande, quizás tan grande como lo fue el inmortal Roberto “Beto” Ávila, fueron los mejores segunda base que haya habido en la historia del béisbol en México.  La amistad y el reconocimiento entre estos grandes peloteros siempre perduró. Bache a pesar de su edad siempre conservó una memoria asombrosa, recordaba cada una de sus anécdotas y las relataba con facilidad. “Pepe”, el inolvidable beisbolista tuxpeño murió hace un mes a los 92 años en la ciudad de Poza Rica, el estadio de Tuxpan lleva su nombre, para ejemplo a seguir de las juventudes tuxpeñas, un hombre que salió de su tierra a conquistar la América y lo logró.




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