TEXTO IRREVERENTE
Por
Andrés Timoteo
LA MANADA HERIDA
Es sabido que en política no se castiga el pecado sino el
escándalo y por escandalosos, los priístas aldeanos y el gobernante en turno,
Javier Duarte serán escarmentados – como ya se había anticipado- por el copetón
Enrique Peña Nieto, a quien lo colocaron en aprietos con las revelaciones
hechas por el Partido Acción Nacional (PAN) sobre el uso electoral de recursos
federales y la existencia de una red de funcionarios públicos – de los tres
niveles- para utilizar a la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol)
como fábrica de votos en los comicios del próximo 7 de julio.
Apenas la experredista Rosario Robles, aliada de Peña Nieto y
titular de la Sedesol estaba tratando de desmentir a nivel nacional
los cuestionamientos sobre un posible uso político de la llamada Cruzada contra
el Hambre, programa estrella del peñanietismo, cuando les estalla otra polémica
por culpa de los descuidados mapaches veracruzanos que no sirvieron ni para
cuidarse de ser espiados. En los videos y audios revelados se aprecia a
funcionarios priístas estatales, federales y municipales emitiendo expresiones
más que desvergonzadas – no pueden calificarse de otra forma-. El utilizar a
los pobres y a los ancianos para convertirles en máquinas de votos.
Claro, los panistas, cuando tuvieron el gobierno federal en sus
manos, hicieron lo mismo pero al menos nunca se dejaron grabar y ser exhibidos
de tal forma. No hay antecedente en el país de tal escándalo. Ahora la
pira de la opinión pública y la judicial no solo está sobre Duarte y sus ineficientes
operadores sino afecta también al gobierno federal y ponen en riesgo el
llamado Pacto por México que Peña Nieto tiene firmado con el PAN para lograr
gobernabilidad en el país tras su cuestionado arribo a Palacio Nacional.
El entuerto ya llegó al Congreso de la Unión donde ayer las
fracciones legislativas del PAN, PRD y PT “reventaron” una sesión en la
Cámara de Diputados pues los priístas se negaron a meter en la agenda de debate
el caso de Veracruz. Con el escándalo veracruzano, se tiene el arma ideal para
poner en jaque a la administración peñista, la cual esta acorralada. Por eso
desde ayer mismo se ordenó la destitución de funcionarios de la Sedesol en
Veracruz, entre ellos Ranulfo Márquez, titular de la delegación y allegado al
exgobernante estatal, el innombrable.
El cese no es temporal sino permanente pese a que se diga
que regresará, al menos así se consideraba hasta ayer en la oficina de Robles
Berlanga. Y vienen más ajustes porque son 57 los funcionarios estatales y
federales involucrados en la denuncia penal que fue interpuesta en la
Procuraduría General de la República (PGR). Como se citó líneas arriba, el
castigo será político y los bien enterados señalan que muchos darán el azotón.
Se habla por ejemplo de que el próximo en caer, a exigencia del gobierno
federal, será el secretario de Finanzas, Manzur Díaz y con ello, se sepultan
sus sueños sucesorios para el 2016.
Los observadores juran que al innombrable se le caerá la
diputación plurinominal que anunció solemnemente en el audio exhibido por los
panistas y también la propuesta – que según él dijo tener- para irse a
una embajada. En Los Pinos escupían fuego en su contra porque en su discurso
anunció que vendría a hacer el fraude a Veracruz porque eso representaba “un
servicio al partido y a la patria”. Adiós a los sueños de un regreso glorioso y
la “salud política” que este individuo presumía hace algunos días está por
convertirse en padecimiento terminal.
Por supuesto que el escándalo también afectará al resto de
los candidatos - no solo a Sergio Pazos Navarrete y a Raúl Zarrabal,
presentes o mencionados en la encerrona mapachil- pues sus campañas
estarán sujetas a una “camisa de fuerza” por el escrutinio público de los
recursos que fluirán hacia ellas. Tras el escándalo se pondrá bajo la lupa
todos los recursos y acciones de los programas de Sedesol. Si alguien
condiciona un recurso de Oportunidades o del programa de Adultos Mayores a
cambio del voto, los afectados –así sea uno solo- podrá denunciarlo
públicamente y se reavivará la polémica.
Es decir, el PRI difícilmente podrá operar para asegurar un
triunfo a los abanderados en el resto de los ayuntamientos y distritos a base
de usar los programas y fondos federales. En segundo lugar porque
les tumbaron al coordinador de la mapachería, Márquez Hernández y podría
caer Manzur Díaz de la Sefiplan. Ambos tenían las llaves del cajón para comprar
votos y voluntades a favor de los priístas. Y en tercer lugar porque el mapache
estrella, el innombrable, que regresó a conducir el robo de la elección, está
de nueva cuenta bajo el odio de Los Pinos. Lo responsabilizan en parte
del entuerto y todo lo que haga será usado en su contra.
Las secuelas de este escándalo apuntan al 7 de julio porque los
mapaches mayores están heridos, les agarraron las uñas con la puerta y el resto
de la manada, disperso y atontado por el golpe. Veracruz se volvió un
“dolor de cabeza” para el priísmo nacional y para el gobierno de Peña
Nieto, los cuales están obligado a aplicar el correctivo como medio para salvar
la fama propia. De ahí que uno de los vaticinios es abandonarían al priísmo
veracruzano y a las autoridades locales, los dejarían a su suerte.
Pero estos señores son torpes hasta para aplicar el popular
"control de daños" pues cada vez que abren la boca es para abonar al
escándalo o a las risas por las torpezas verbales. Por ejemplo, el alcalde de
Boca del Río, Anselmo Estandía que aparece en todo su esplendor en el video,
ahora sale a decir que todo es un mero “golpeteo político” típico de la temporada.
¿No tendrá alguien cerca que le diga que gana más quedándose callado?. Y qué
decir de la perla lanzada por la vocera estatal en una radiodifusora del
Distrito Federal y con la cual confesó su ineptitud al confirmar que les habían
advertido sobre los Yunes que “traían una bomba" y que para ellos
"es clásico el espiar”. ¿Y si estaban sobre aviso por qué no desactivaron
la bomba o se cuidaron del espionaje?, estará preguntando a gritos su jefe
Javier Duarte, chamuscado por la polémica.
Mientras tanto el subsecretario de Gobierno, Enrique
Ampudia, jefe de las fuerzas orejunas en palacio de gobierno sigue pasmado, al
igual que Arturo Bermúdez, otro de los espías oficiales porque les
volvieron a comer el mandado. En fin, ante el desastre los priístas
veracruzanos deberían reimplantar la conseja tan usada en el antaño cada vez
que se reúnen a planear sus pillerías: Nada escrito. Todo hablado y si es con
señas, mejor. Es más, hasta podrían aprender a comunicarse con silbidos –como
se entienden entre arrieros y mulas, no les costará mucho- para salvarse de las
cámaras y los micrófonos indiscretos. ¿No creen?.
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