COLUMNA


TEXTO IRREVERENTE


19 Abril, 2013 
Publicado en NOTIVER
Por Andrés Timoteo

LA MANADA HERIDA

Es sabido que en política no se castiga el pecado sino el escándalo y por escandalosos, los priístas aldeanos y el gobernante en turno, Javier Duarte serán escarmentados – como ya se había anticipado- por el copetón Enrique Peña Nieto, a quien lo colocaron en aprietos con las revelaciones hechas por el Partido Acción Nacional (PAN) sobre el uso electoral de recursos federales y la existencia de una red de funcionarios públicos – de los tres niveles-  para utilizar a  la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) como fábrica de votos en los comicios del próximo 7 de julio.

Apenas la experredista Rosario Robles, aliada de Peña Nieto y titular de la  Sedesol estaba  tratando de desmentir a nivel nacional los cuestionamientos sobre un posible uso político de la llamada Cruzada contra el Hambre, programa estrella del peñanietismo, cuando les estalla otra polémica por culpa de los descuidados mapaches veracruzanos que no sirvieron ni para cuidarse de ser espiados.  En los videos y audios revelados se aprecia a funcionarios priístas estatales, federales y municipales emitiendo expresiones más que desvergonzadas – no pueden calificarse de otra forma-. El utilizar a los pobres y a los ancianos para convertirles en máquinas de votos.

Claro, los panistas, cuando tuvieron el gobierno federal en sus manos, hicieron lo mismo pero al menos nunca se dejaron grabar y ser exhibidos de tal forma. No hay antecedente en el país de tal escándalo.  Ahora la pira de la opinión pública y la judicial no solo está sobre Duarte y sus ineficientes operadores sino afecta también al gobierno federal y ponen en  riesgo el llamado Pacto por México que Peña Nieto tiene firmado con el PAN para lograr gobernabilidad en el país tras su cuestionado arribo a Palacio Nacional.

El entuerto ya llegó al Congreso de la Unión donde ayer  las fracciones legislativas del PAN, PRD y PT “reventaron”  una sesión en la Cámara de Diputados pues los priístas se negaron a meter en la agenda de debate el caso de Veracruz. Con el escándalo veracruzano, se tiene el arma ideal para poner en jaque a la administración peñista, la cual esta acorralada. Por eso desde ayer mismo se ordenó la destitución de funcionarios de la Sedesol en Veracruz, entre ellos Ranulfo Márquez, titular de la delegación y allegado al exgobernante estatal, el innombrable. 

El cese no es temporal sino  permanente pese a que se diga que regresará, al menos así se consideraba hasta ayer en la oficina de Robles Berlanga. Y vienen más ajustes porque son 57 los funcionarios estatales y federales involucrados en la denuncia penal que fue interpuesta en la Procuraduría General de la República (PGR). Como se citó líneas arriba, el castigo será político y los bien enterados señalan que muchos darán el azotón. Se habla por ejemplo de que el próximo en caer, a exigencia del gobierno federal, será el secretario de Finanzas, Manzur Díaz y con ello, se sepultan sus sueños sucesorios para el 2016.

Los observadores juran que al innombrable se le caerá  la diputación plurinominal que anunció solemnemente en el audio exhibido por los panistas y también  la propuesta – que según él dijo tener- para irse a una embajada. En Los Pinos escupían fuego en su contra porque en su discurso anunció que vendría a hacer el fraude a Veracruz porque eso representaba “un servicio al partido y a la patria”. Adiós a los sueños de un regreso glorioso y la “salud política” que este individuo presumía hace algunos días está por convertirse en padecimiento terminal.

Por supuesto que  el escándalo también afectará al resto de los candidatos  - no solo a Sergio Pazos Navarrete y a Raúl Zarrabal, presentes o mencionados en la encerrona mapachil- pues sus campañas estarán  sujetas a una “camisa de fuerza” por el escrutinio público de los recursos que fluirán hacia ellas. Tras el escándalo se pondrá bajo la lupa todos los recursos y acciones de los programas de Sedesol. Si alguien condiciona un recurso de Oportunidades o del programa de Adultos Mayores a cambio del voto, los afectados –así sea uno solo- podrá denunciarlo públicamente y  se reavivará la polémica.

Es decir, el PRI difícilmente podrá operar para asegurar un triunfo a los abanderados en el resto de los ayuntamientos y distritos a base de usar los programas y fondos federales.  En segundo lugar porque  les tumbaron al coordinador de la mapachería, Márquez Hernández  y podría caer Manzur Díaz de la Sefiplan. Ambos tenían las llaves del cajón para comprar votos y voluntades a favor de los priístas. Y en tercer lugar porque el mapache estrella, el innombrable, que regresó a conducir el robo de la elección, está de nueva cuenta bajo el odio de Los Pinos. Lo  responsabilizan en parte del entuerto y todo lo que haga será usado en su contra.

Las secuelas de este escándalo apuntan al 7 de julio porque los mapaches mayores están heridos, les agarraron las uñas con la puerta y el resto de la manada, disperso y atontado por el golpe.  Veracruz se volvió un “dolor de cabeza” para el priísmo nacional y  para el gobierno de Peña Nieto, los cuales están obligado a aplicar el correctivo como medio para salvar la fama propia. De ahí que uno de los vaticinios es abandonarían al priísmo veracruzano  y a las autoridades locales, los dejarían a su suerte.

Pero estos señores son torpes hasta para aplicar el popular "control de daños" pues cada vez que abren la boca es para abonar al escándalo o a las risas por las torpezas verbales. Por ejemplo, el alcalde de Boca del Río, Anselmo Estandía que aparece en todo su esplendor en el video, ahora sale a decir que todo es un mero “golpeteo político” típico de la temporada. ¿No tendrá alguien cerca que le diga que gana más quedándose callado?. Y qué decir de la perla lanzada por la vocera estatal en una radiodifusora del Distrito Federal y con la cual confesó su ineptitud al confirmar que les habían advertido sobre  los Yunes que “traían una bomba" y que para ellos "es clásico el espiar”. ¿Y si estaban sobre aviso por qué no desactivaron la bomba o se cuidaron del espionaje?, estará preguntando a gritos su jefe Javier Duarte, chamuscado por la polémica.

Mientras tanto  el subsecretario de Gobierno, Enrique Ampudia, jefe de las fuerzas orejunas en palacio de gobierno sigue pasmado, al igual que Arturo Bermúdez,  otro de los espías oficiales porque les volvieron a comer el mandado.  En fin, ante el desastre los priístas veracruzanos deberían reimplantar la conseja tan usada en el antaño cada vez que se reúnen a planear sus pillerías: Nada escrito. Todo hablado y si es con señas, mejor. Es más, hasta podrían aprender a comunicarse con silbidos –como se entienden entre arrieros y mulas, no les costará mucho- para salvarse de las cámaras y los micrófonos indiscretos. ¿No creen?.



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