Balance Sexenal
ALMA GRANDE
Por: Ángel Álvaro Peña
Si hacemos un balance del sexenio que está por terminar, en
términos de números y cifras siempre habrá algo que faltó sumar o restar. Lo
cierto es que el descalabro electoral contra la actual administración fue
contundente y el hartazgo de la corrupción y la sonrisa cínica contribuyó en
gran medida a fortalecer la opción triunfadora.
Desde luego que el candidato de Morena a la Presidencia de la
República contaba con 18 años de campaña, con una experiencia de dos robos de
presidencia, y ante estos y otros valores se convirtió no sólo en un candidato
vencedor sino en un fenómeno social, cuyas características fueron estudiadas
desde diferentes partes del mundo.
Incluso, podría decirse que en el país donde menos importancia
tiene López Obrador es en México, a pesar de sus 30 millones de votantes.
Porque desde afuera la imparcialidad y la distancia hacen más
fríos los análisis y despoja de rencores o venganza el triunfo de Morena y su
candidato. A veces se ve más claro desde lejos.
Si esto lo comparamos con la pobreza en popularidad de la
administración saliente, que se ganó cada desprecio a pulso, encontramos que
ahora no hay contrapeso en la fuerza de Morena en las cámaras y aunque algunos
medios tengan como consigna u obsesión desactivar el capital políticos de
Morena, pareciera que el simple hecho de cuestionar antes de tomar posesión del
cargo, fortalece la opción por la que muchos votaron.
En el corte de caja de la administración que está por abandonar el
poder, Veracruz tiene una razón muy seria que tiene que ver con sus intereses y
necesidades a partir del saqueo que llevó a cabo Javier Duarte, y que pareciera
será una serie de delitos que quedarán impunes, a juzgar por las facilidades
que la PGR ha dado al caso.
Porque no sólo Javier Duarte puede librar la cárcel, que bien
merecida se la tiene, sino está vivo el hecho de que sus cómplices ni siquiera
son objetos de investigación, y muchos de ellos están o estuvieron escudados en
el fuero, que más de un veracruzano esperaba que al terminar su gestión como
diputados la ley empezara a actuar, pero no fue posible.
El gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares, apostó al
tiempo y a la buena suerte la posibilidad de detener a los cómplices de su
antecesor sin lograr nada, a pesar de que él mismo la hizo de investigador y
hasta de policía.
Yunes Linares tenía algo más importante que hacer que cumplir las
promesas de campaña y que tenía que ver con la sucesión de su gestión al frente
del gobierno de la entidad, que dejará lleno de dudas y cuestionamientos sobre
la honestidad y transparencia de su trabajo.
Así, lo que sucedió en Veracruz con Javier Duarte fue una mancha
que el gobierno federal no supo, no pudo o no quiso sacudirse. Prefirió
sacrificar el triunfo electoral antes de actuar con legalidad y justicia contra
Duarte y otros muchos gobernadores que no actuaron de acuerdo con la legalidad
ni a la transparencia que exige su conducta.
Lo sucedido en Veracruz hubiera sido motivo de la detención de por
lo menos una docena de cómplices de Duarte; sin embargo, hasta el propio jefe
de la banda pudiera seguir llevando su juicio en libertad en unos meses. Pero
sabemos, que todavía la cárcel en México es sólo para los pobres, eso también
es un punto negro en el balance sexenal que cada mexicano tiene en su memoria y
en su conciencia.
Porque la corrupción fue el gran contrapeso a lo poco o mucho
bueno que ha realizado la actual administración. Nadie lo sabe porque si bien
hubo obra pública, también es cierto que se realizó siempre con inmediatos
sobreprecios y con valuaciones siempre fluctuantes y crecientes de los cálculos
iniciales.
Si se quisiera hacer un inventario entre lo bueno y lo malo, sin
necesidad de recurrir a los números, podemos ver a un partido político en el
poder que a duras penas puede sobrevivir ante su propia militancia que le exige
actuar, cerrar heridas, cohesionar a las bases.
Simplemente la cúpula
priista se resigna a su destino y quiere cerrar las heridas con discursos que
parecieran confesiones y no propuestas.
Al PRI le sobra crítica al exterior y le falta autocrítica.
Producto de muchos años en el poder y como resultado de este balance político
en el que la derrota electoral dejó en ruinas las finanzas del partido, así
como el priista Javier Duarte dejó en quiebra la economía de Veracruz.
Es decir, que hay un partido pobre con priistas ricos. Millonarios,
cuya riqueza no es posible evaluar ni explicar.
El simple hecho de que haya un partido en quiebra con militantes
millonarios, habla del abandono del ejercicio político que se escapó de la
voluntad de quienes ejercieron el poder y sustituyeron su voluntad de servicio
por la de servirse de la voluntad de los demás.
Por ello las urnas fueron medio claro para reclamar la pobreza de
dignidad de muchos de los funcionarios públicos como Genaro Ruiz Esparza, que
está libre de manera inexplicable y que nunca ha sido objeto de investigación,
a pesar de las grandes dudas sobre la honestidad en su actuación al frente de
la secretaría de Comunicaciones y Transportes de México.
Casos como este hay muchos que contribuyeron a restar votos al
PRI, que ahora apenas se atreve a levantar la cabeza, luego de la goliza que lo
dejó sin ánimos de seguir compitiendo.
Porque las derrotas electorales del tricolor todavía no terminan.
Pocos serán los priistas que quieran ser candidatos de su partido para puestos
de elección popular, y esto es resultado todavía de ese balance que tiene
consecuencias que dejarán secuela por varios años a menos que sea el propio
partido el que juzgue y denuncia las anomalías de sus propios líderes,
precisamente esos que mancharon de corrupción la imagen de un partido que sin
duda, pudo hacer un mejor papel en estos últimos seis años, pero no quiso. PEGA
Y CORRE.- La educación es la base de la reactivación económica, política,
cultural y social de los pueblos, pero esta actividad en Veracruz parece ser
una de las más castigadas, no sólo debido al mal trato hacia los maestros sino
por las condiciones de las escuelas en la entidad. Un ejemplo de ellos es el
Telebachillerato de El Zapote, en Alvarado, donde los alumnos deben estar con
paraguas dentro de los salones de clase cuando llueve; el techo de lámina
amenaza con caerse, como baño mixto tienen un pozo y el resto de las
actividades son financiadas por la población y los padres de los alumnos. El
presidente municipal culpa a Javier Duarte de haber desviado los fondos
destinados a dicho plantel, y él se desentiende del problema …Esta columna se publica los lunes,
miércoles y viernes
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angelalvarop@hotmail.com
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