Muro con M de Murat
ALMA GRANDE
Por Ángel Álvaro Peña
Alejandro Murat, gobernador de Oaxaca, inspirado en los momentos
más neuróticos de Donald Trump, ahora quiere un muro entre Veracruz y Oaxaca.
Como si no tuviéramos suficientes divisiones inducidas por el poder como para
seguir con la secuela priista de dividir a los mexicanos.
Ahora, sustituyendo la solidaridad que toda nación debe tener por
el individualismo y la indiferencia, quiere cerrar las fronteras en la zona
limítrofe con el estado de Veracruz, tras el ataque en una fiesta en
Minatitlán, que dejó 13 personas muertas.
Siguiendo la tradición priista y sus viejas enseñanzas en el Modern American School ,
el ITAM y la Universidad de Columbia, en Nueva York, el junior de la
política oaxaqueña quiere imponer el individualismo ante la hermandad,
construir muros en lugar de coadyuvar a la solución de los problemas comunes.
En Oaxaca no se cantan mal las rancheras en cuanto a violencia e
inseguridad, lo sabe, pero aquí el objetivo es montarse en la guerra sucia
contra todo lo que huela a Morena instalado en el rencor de la derrota
electoral y la suspensión de canonjías que el poder otorgaba impunemente a una
casta divina, asociada con el Presidente de la República.
El gobernador oaxaqueño dijo: “Tenemos que cerrar las fronteras
con Veracruz para que lo que esté sucediendo allá, no pueda contaminar el
estado de Oaxaca”. El asesinato de oaxaqueños, candidatos, presidentes
municipales, en la entidad tiene un largo historial, pero aquí la intención es
resaltar la violencia en Veracruz, poner el dedo en la llaga movido por el
resentimiento de la derrota de quienes pensaron estarían toda la vida en el
poder.
Los problemas de Veracruz y Oaxaca son muy similares. La comida es
muy parecida, el físico es similar, la raíz étnica es la misma. Pero el
problema de conocer mejor la vida de John Kennedy que la de Zapata es resultado
de los estudios que creyeron harían superiores a una generación de ignorantes
que no pueden menos que empujar la violencia personal contra lo que consideran
enemigos de sus intereses.
En un gesto de grandilocuencia, se creyó el jefe supremo de las
fuerzas armadas y seguro que el Ejército y la Secretaría de Seguridad Pública
del estado reforzarán la seguridad en los municipios colindantes a Veracruz.
Pero su megalomanía no se detuvo ahí, aseguró que se reunirá con
los gabinetes y la mesa de seguridad estatal y federal para determinar las acciones
a seguir en contra de la delincuencia. Es decir, el chamaco puede convocar a
diestra y siniestra con prontitud como si fuera presidente de la República,
cuando en realidad los problemas de Oaxaca no los envidia ningún estado del
país mucho menos Veracruz.
La evidente ignorancia sobre sus propias raíces hacen que haya
gobernadores que insisten en mostrar la decadencia del partido al que
pertenecen y que, a pesar de todo, no tienen conciencia de la derrota que en
realidad les significó irse al cuarto lugar en las elecciones.
Saben que son campeones en
el repudio de la gente y a pesar de ello juegan a las guerrillas con un
despliegue de prepotencia propio de aquellos años, cuando el presidente, el
gobernador, y alcalde robaban a manos llenas y nadie denunciaba por miedo al
reclamo, a la cárcel, a la tortura o a la desaparición.
La violencia en Veracruz y Oaxaca proviene de los delincuentes,
pero cuando la agresión emana del discurso de un gobernador, por joven e
inexperto que sea, acusa violencia física y anuncia represión. PEGA Y CORRE.- La
desesperación de colectivos de familias de personas desaparecidas en Veracruz, exigieron a la fiscalía y al gobierno del
estado “dejarlos trabajar” en las 36 fosas clandestinas halladas
en Úrsulo Galván, y solicitaron no estar en medio del conflicto entre
el fiscal Jorge Winckler Ortiz, y el gobernador Cuitláhuac
García Jiménez. Sólo quieren encontrar los restos de sus familiares y la
fiscalía trabaja muy lentamente…Esta
columna se publica los lunes, miércoles y viernes.
Dudas y comentarios:
angelalvarop@hotmail.com
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