DESDE EL CAFÉ. NADIE
SERÁ RESPONSABLE
Por Palabras Claras
Fecha: 24 julio, 2018
Bernardo
Gutiérrez Parra
En
diciembre de 2010, luego de haber tomado protesta como gobernador de Veracruz y
en su primer acto de gobierno, Javier Duarte de Ochoa fue a Tuxpan a dar el
banderazo de inicio de obra a la autopista Tuxpan-Ozuluama-Tampico.
Ante
el alcalde saliente, Juan Ramón Gánem y el entrante Alberto Silva que tomaría
posesión días después, Duarte soltó un choro sobre las bondades de la autopista
que llevaría el progreso a aquella olvidada región y conectaría con más rapidez
a la zona norte con el resto del estado y la capital de la República.
Hubo
aplausos, fotos, apretones de mano y el boato que se genera en esos casos. El
gobernador se fue repartiendo sonrisas y la obra quedó abandonada por casi
cinco años.
Fue
hasta el 30 de septiembre del 2015 cuando nuevamente Javier Duarte, ahora
acompañado del Secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza
y el delegado de la SCT, William Knight Bonifacio, dio el segundo banderazo a
la misma carretera, pero no se avanzó mucho y la obra volvió a pararse.
(Todo
lo anterior lo comento solo como antecedente de una obra que tardó más de seis
años en echarse a andar).
En
2017, ya en el gobierno de Miguel Ángel Yunes, por fin arrancaron los trabajos,
pero en el tramo El Higueral la empresa portuguesa Mota Engil hizo un soberano
merequetengue que pone en riesgo no sólo el patrimonio, sino la vida de los
habitantes de al menos 12 comunidades.
Mota
Engil puso terraplenes cuyas descargas de agua van a dar directamente a las
comunidades, y al pilotear un puente que atraviesa el rio Tuxpan, los
trabajadores taponaron en un 80 por ciento el cauce del río. Además de taponar
el cauce de los esteros de Chomotla y Zapotal Zaragoza.
Las
comunidades están asentadas en zonas bajas y cercanas a lagos, lagunas, esteros
y el mismo río que son de respuesta rápida, y los vecinos temen que tanto los
terraplenes como el tapón que tienen el río y los esteros, provoquen
inundaciones que no les den tiempo de asegurar sus pertenencias… ni sus vidas.
“Los
diques pueden ocasionar que si se suelta un aguacero se desborden el río y los
esteros y se nos vengan encima toneladas de agua antes de que tengamos tiempo
de reaccionar” han manifestado en varias ocasiones, pero haz de cuenta lector
que le están hablando a una caraja pared.
Cansados
de que nadie les haga caso, habitantes de las comunidades Buenos Aires, Boca
del Monte, Higueral, Juana Moza ejido y congregación; Chomotla congregación y
colonia; Chijolar, Frijolillo, Zapotal Zaragoza, Cruz Naranjos y Alto Lucero,
bloquearon el tramo carretero a la altura de El Higueral.
La
único que lograron fue que los visitara Blanca Aburto, residente de la SCT en
Tuxpan, acompañada del proyectista de la obra, pero sólo se limitaron a
escuchar y eso fue todo. “Es evidente que no dimensionan la magnitud del
problema”, me dijo María de los Ángeles Padilla Cruz, agente municipal de El
Higueral.
Los
comuneros ya le escribieron una carta al gobernador donde le señalan las
anomalías, además descubrieron que ni la SCT ni Mota Engil tienen permisos para
hacer las barrabasadas que están haciendo. Es decir, ya lo sabe quien lo tiene
que saber pero nadie hace caso. Nadie.
Son
cientos de familias las que pueden resultar afectadas si una avalancha de agua
provocada por la presión del río y los esteros taponados, ocasiona una
inundación de la noche a la mañana; una inundación que incluso podría costar
vidas.
¿Quién
se hará responsable si ocurre una tragedia?
El
gobernador ya se va, Genaro Ruiz Esparza también. Quizá le echen la culpa a
Duarte o a Peña Nieto o a Mota Engil y así se irán echando la bolita.
Quizá
el nuevo gobierno ordene una investigación y al final suceda lo de siempre: que
no haya responsables.
Por
lo pronto, nadie hace caso al llamado de unos comuneros para que se evite una
desgracia.
Qué
le vamos a hacer; así se estilan las cosas en este país.
bernardogup@hotmail.com
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