El Abuso, Costumbre
del Poder
ALMA GRANDE
Por: Ángel Álvaro Peña
El Senado y la Cámara de Diputados fueron calificados de solemnes
en muchos casos, a veces como un insulto, otras veces como un halago. Sin
embargo, la falta de seriedad que ha caracterizado los primeros días de trabajo
de los legisladores del Congreso mexicano, incurren en una falta de respeto a
sus antecesores y a la función original de los ocupantes de ambas Cámaras.
Los legisladores representan el Poder Legislativo, es decir, uno
de los tres poderes de la Unión que le dan solidez a la República, al estar a
la altura del propio presidente de la República, sin embargo, no han faltado
los senadores que toman el recinto como foro de televisión o carpa de circo. El
pretexto puede ser cualquiera a la hora de mostrar el protagonismo del que son
capaces.
Pierden seriedad como políticos y restan trascendencia al espacio
que pisan con conductas que solo buscan reflectores por ocurrencias y no por
ideas propias de quienes tienen la responsabilidad de legislar, y a pesar de
ello, quieren seguir conservando privilegios de antaño.
Ante la necesidad de una vida más austera, ya salió a relucir la
nostalgia por los privilegios. Esta vez el ex secretario de Gobernación, Miguel
Ángel Osorio Chong, alzó la voz para mostrar su indignación por la austeridad.
Desde luego no está acostumbrado a las limitaciones económicas, y
mucho menos puede dejar de comer ante el primer indicio de hambre de su
organismo, de ahí que exija que haya comida en su curul, sin importar el tema
que tenga que tratar como representante social.
Pero esta actitud no es una expresión aislada, al contrario, hay
quienes están acostumbrados a tener todo lo que se les antoja, en el más estricto
sentido de la palabra, también detienen como un exceso las medidas de
austeridad impuestas en el Senado.
Debemos recordar que toda la fruta, los manjares, los antojos, las
bebidas que exigían los senadores eran pagados con los impuestos de los contribuyentes.
De esta manera, los inconformes argumentan que al filo de las 3 de
la tarde, el salón de sesiones se encuentre prácticamente vacío porque los
legisladores tienen que salir a comer.
Se han olvidado que hay millones de trabajadores que siguen sus labores
cotidianas a pesar del hambre. Simplemente un operador de camión, un taxista,
paramédicos, policías, un obrero al que le pagan por la producción y no por
horario, etc.
Hay millones de trabajadores reales, de carne y hueso, que sí
trabajan, que comen y desayunan hasta la noche y muchas veces ni eso,
precisamente por los bajos salarios es que no pueden lograr llevarse a la boca
un alimento a sus horas. Hay trabajadores que hacen una comida al día porque no
les alcanza su sueldo para hacer tres. Comen ellos o comen sus hijos, pero los
Senadores, precisamente los del PRI, acostumbrados a vivir del presupuesto,
califican de exceso la medida de mesura en sus labores cotidianas.
A la imposición de austeridad los senadores le llamaron medida
populista solo porque protestaron ante el hambre que muchos mexicanos sufren
todos los días; sin embargo, los senadores del PRI, que llevaron al país al
extremo de una miseria sin precedente en esta administración, no pueden
aguantarse un día el apetito insaciable que les caracteriza.
Es muy claro que para algunos la falta de beneficios es populismo.
Y el populismo es el gran pecado de los políticos de este tiempo, cuando lo
único que se les pide es austeridad, que trabajen con o sin hambre, como lo
hacen millones de mexicanos todos los días.
Nadie les prohíbe que lleven su comida a la curul. Ellos tienen el
dinero suficiente como para comer caviar en su lugar sin que nadie les diga
nada. Pero quieren la comodidad de un restaurante de lujo al que están
acostumbrados, con vinos caros y un mesero que les adivine el pensamiento, pero
sobre todo extrañan las miradas de admiración del resto de los comensales que
se encuentran en esos restaurantes y hasta llegan a saludarlos aunque nunca los
hayan visto en su vida.
El país ya no puede seguir así. Fueron precisamente los excesos
los que llevaron al PRI al vergonzoso tercer lugar electoral y siguen perdiendo
puntos con este tipo de actitudes, en los que hasta condicionan su trabajo
porque no tienen los privilegios de antes de salirse a la hora que quieren y
ordenar comida muy cara con cargo al erario, que es producto de los impuestos
de los mexicanos que sí trabajan y que se pasan muchas veces días enteros sin
probar bocado porque lo poco que tienen se les fue en pagar impuestos para que
los privilegiados coman como si fueran monarcas.
Las expresiones de inconformidad de los legisladores priistas en
el senado solo confirman que las medidas de austeridad adoptadas en ese cuerpo
legislativo son las adecuadas, pero sobre todo, descubren ante todos los
mexicanos, la exigencia de privilegios que en otros momentos eran el pan de
cada día.
México debe cambiar, así lo determinaron más de 30 millones de
votantes, y los legisladores del partido que quedó en tercer lugar, lejos de
protestar, deberían estar avergonzados de haber sumido al país en la condición
de pobreza en la que se encuentra, y lo peor, que a pesar de ello, quieren
seguir comiendo como reyes a costa de los mexicanos. Porque lo que ellos no
quieren es pagar sus alimentos, para eso están los plebeyos y los esclavos,
porque los legisladores en México estaban acostumbrados a ser verdaderos
miembros de la nobleza, en el discurso hablan de democracia mientras viven en
la monarquía. PEGA
Y CORRE.- La ola de delincuencia continúa en Veracruz a
pesar de que el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares prometió abatirla en seis
meses. La problemática golpea al sector educativo de la zona serrana, en donde
se reportan al menos 300 maestros que suspendieron clases por temor a la
delincuencia. Algunos de los municipios en los que se reportó suspensión de
clases fueron: Soledad Atzompan, Atlahuilco, Xoxocotla y Mendoza. En la Sierra
de Zongolica los maestros han iniciado sus viajes escoltados por policías
estatales hasta llegar a sus escuelas… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.
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