COLUMNA



Ya llegó Francisco Villa a devolver la frontera…
A Cien Años del Ataque de Francisco Villa a Columbus
·        Todo México recuerda este hecho, que fue la primera invasión a  Estados Unidos
·        La fama del General Francisco Villa se agigantó, no solo en México, también en toda América Latina
·        Cada mexicano lleva un “Pancho” Villa dentro, el valor, el patriotismo y la lucha por sobrevivir así lo demuestra

Por Francisco Vargas Perales
Fecha: Marzo 9 de 2016

Precisamente hoy 9 de marzo  se cumplen 100 años  que revolucionarios a las órdenes del General Francisco Villa “El Centauro del Norte” invadieran territorio norteamericano al atacar el poblado de fronterizo de Columbus, estado de Nuevo México, en respuesta por haber sido engañado el general Villa por un judío que vivía en ese lugar, que le surtía de parque y armamento, quien ante la famosa batalla de Celaya el general Villa por conducto de su hermano Hipólito le había entregado dinero, pero Villa se quedó esperando esas armas y parque para continuar combatiendo, además de que el parque recibido con anterioridad era de mala calidad, perdiendo Villa la histórica batalla, donde terminó la poderosa división del norte que había llegado a combatir  al Bajío  con 22 mil hombres y se dio en retirada diezmada, convirtiéndose en simples guerrilleros.

Este hecho enojó sumamente al General Francisco Villa que después de la batalla que duró del 6 al 15 de abril de aquel año de 1916, Villa quedó como león herido, le habían matado muchos hombres y a muchos los habían hecho prisioneros que posteriormente fueron fusilados, desde Subteniente hasta el oficial de mayor rango.  Villa se sentía humillado y decide regresar con sus hombres al norte de la república, al estado de Chihuahua que era su reducto, no sin antes emprender otras batallas como la de Tampico, que sus generales Chao y posteriormente Rodolfo Fierro “El Carnicero”, no  pudieron lograr el triunfo.

Después de tantos días de cabalgata y combatiendo con generales afines a su vencedor Álvaro Obregón, quien por cierto en esa batalla de Celaya perdió un brazo y desde entonces le llamaron “El manco de Celaya”; Villa llega a la frontera con deseos de venganza, recuerda como en batallas anteriores contra gente de Venustiano Carranza, a quienes el gobierno americano les había permitido pasar a su territorio para después retornar a México por otros flancos y atacar a las huestes de Villa y en combates nocturnos en la misma frontera, faros de poblados americanos alumbraban al territorio mexicano ayudando con esto a fuerzas Carrancistas.  Ya Villa había perdido el apoyo del gobierno gringo, ya el gobierno americano apoyaba a Venustiano Carranza, ya Villa había dejado de ser  para los gringos el “Robin Hood”, el héroe de las películas que productores cinematográficos americanos lo hacían filmar y que tenían buena aceptación en los Estados Unidos.

El 9 de mayo de 1916, por la noche, en la frontera con Columbus, Francisco Villa arenga a sus hombres recordándoles la muerte reciente de 20 mexicanos en un pueblo fronterizo del lado americano, que algunos gringos al descubrirlos los golpearon, los amarraron, rociándolos de petróleo, prendiéndoles fuego.  Francisco Villa a sus hombres les recordó la ayuda de los gringos a Carranza que propició la derrota de la otrora invencible División del Norte y entre su mermada tropa pidió voluntarios para atacar al pueblo de Columbus; el cariño y la estimación que sus hombres le tenían al general Francisco Villa, hicieron que más de 450 de sus “dorados” dieran un paso al frente, decididos a hacer los únicos mexicanos que habrían podido invadir USA.

Al frente de esos hombres valientes y dispuestos a morirse cobrando una afrenta, iban los hermanos Martín y Pablo López Aguirre, que no rebasaban los 25 años, Martín había sido el general más joven de las fuerzas villistas, a los 18 años ya era general, muy querido por Villa por valiente, el Centauro del Norte lo consideraba su hijo.  Otros de los generales leales a Villa que atacaron Columbus,  fueron el no menos aguerrido Candelario Cervantes y Francisco Beltrán.  Villa se quedó en suelo mexicano.

 Fue ese 9 de marzo a la una de la mañana cuando emprendieron la marcha, a las cuatro treinta de la madrugada  los revolucionarios mexicanos iniciaron sus disparos en la población de Columbus que era resguardada por 350 soldados yanquis que dormían siendo tomados por sorpresa; los revolucionarios entraron al hotel del pueblo buscando al judío Samuel Ravel, que precisamente ese día había salido a la población de El Paso Texas, en busca de un dentista por un dolor de muela que lo aquejaba.  Los Villistas se dieron a la tarea de incendiar el pueblo que ya entraba en zozobra, los soldados gringos tomaron sus armas para hacer la defensa de la población.

Después de tres horas de ataque,  los Villistas se retiraron, el resultado fue 75 Villistas muertos y 18 estadounidenses fallecidos, la mayoría civiles, el espectáculo era aterrador, la ciudad en gran parte fue arrasada, el fuego hacia presa de las casas, se habla de un supuesto saqueo, pero el propósito era captur ar al judío Ravel que no se logró, pero Villa se convirtió en el único extranjero que atacó a territorio estadounidense después de la guerra con Inglaterra en 1812.

 Pablo López fue capturado posteriormente por fuerzas federales en una cueva del Cerro de la Silla  herido de una de sus piernas, todavía se recuerda su frase que externara cuando lo apresaron “si son mexicanos me rindo, si son gringos moriré peleando”. Después de su captura fue fusilado el 13 de junio de 1916.  Martín López siguió su lucha con Villa, pero con poca fortuna, combatió en Chihuahua y Cd. Juárez, fue muerto en un combate de poca importancia. Francisco Villa fue asesinado el 20 de julio de 1923, después de haber depuesto las armas.

En pueblos del estado de Chihuahua y otros de la frontera norte, todavía recuerdan y conmemoran las batallas de Ojinaga, Torreón, Cd. Juárez y otras en donde combatieron los valientes revolucionarios de Francisco Villa, lo tienen muy presente, muy grabado en su memoria, todavía cantan el corrido del caballo de Villa “El Siete Leguas” y con tristeza entonan uno de sus versos “Ya no te acuerdas valiente que tomaste a Torreón, ya no te acuerdas valiente que atacaste Paredón. El mexicano siente que trae un “Pancho” Villa dentro, con ese espíritu de lucha, de valor, de patriotismo, quién no recuerda en México a Francisco Villa.


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