Desde el Café
Ni el peor de los gobernadores...
Bernardo Gutiérrez Parra
El pasado viernes y luego de encabezar la enésima
reunión que lleva el pomposo nombre de Mesa de Coordinación para la
Construcción de la Paz, el gobernador Cuitláhuac García dijo en sus redes
sociales que en las últimas 24 horas no se había registrado ningún homicidio en
la entidad.
Como imaginarás lector el dato resultó tan cierto
como el cariño que le tienen los veracruzanos.
El jueves 23 hubo dos ejecuciones en Santiago
Tuxtla y un asesinato en el puerto de Veracruz. El viernes 24 ejecutaron a un
hombre en el interior de un restaurante sobre la autopista Tinajas-Cosamaloapan
y a un policía en San Rafael.
Ese mismo viernes el Secretario de Seguridad
Pública y Protección Ciudadana (otro nombrecito rimbombante y además falaz.
¿Cuál protección ciudadana con más de noventa asesinatos diarios en el país y
más de 3 mil en el mes de marzo?) Alfonso Durazo, dijo que Veracruz está por
arriba de la media nacional en secuestros, feminicidios y extorsiones.
El sábado 25 asesinaron a un joven en Medellín de
Bravo y a otros tres en José Azueta.
¿Cuáles fueron las 24 horas en que no se registró
ningún homicidio en la entidad, gobernador?
No pudieron ser las horas del miércoles 22 en que
se reportó un asesinato en Minatitlán, otro en Tlalnehuayocan, luego uno en
Rinconada, otro en Ciudad Mendoza y uno más en Coatzacoalcos.
Además de la
ejecución de una mujer en Coatepec. Seis en total.
Tampoco fueron las horas del martes 21 en que se
contabilizaron tres ejecuciones; una en Ciudad Mendoza, otra en Puente Nacional
y la tercera en San Rafael.
Por cierto, el martes fue el día en que anunció que
los homicidios habían bajado un 33.1 por ciento en la entidad.
Esas 24 horas sin homicidios no fueron las del
lunes 20 en que unos sujetos asesinaron a un petrolero en Agua Dulce e hirieron
a sus dos acompañantes.
Del lunes 20 al sábado 25 de abril no hubo un solo
día sin asesinatos. Tampoco lo hubo el mes anterior, ni el anterior al
anterior. Y cuando por alguna razón los delincuentes “descansan” un día, privan
de la vida a tres o cuatro personas los días subsiguientes, por lo que el
promedio de asesinatos sigue siendo de dos o tres diarios en Veracruz.
El dato sobre el saldo blanco estuvo alejado de la
verdad, pero el gobernador lo dio por bueno y lo subió a sus redes. “De ayer a
hoy no se registraron homicidios en el estado. SSP logró 5 detenciones
relacionadas (con) algún tipo de robo y FGE cumplimentó 16 mandamientos
judiciales”.
Lo que sí es verdad es la multiplicación de las
voces que exigen su dimisión.
Aunque en estos momentos suena irresponsable esa
exigencia en medio de una contingencia mundial, una vez que pase la pandemia
sería bueno que Cuitláhuac reconsidere qué tanto le conviene quedarse, cuando
no ha podido con los niveles de violencia nunca vistos en Veracruz. Y la
corrupción que prometió combatir carcome su gobierno e incluso lo está
salpicando ostensiblemente.
Dejando de lado cualquier tipo de apasionamiento,
debe sincerarse consigo mismo y aceptar que ni el peor de sus antecesores
entregó cuentas tan nefastas en los primeros 16 meses de su gobierno.
La entidad está casi paralizada porque no hay
trabajo ni manera de conseguirlo, la inversión privada no existe, el desempleo
es bárbaro y de ribete al menos cinco de sus cercanos colaboradores están
resultando un estorboso fiasco más que un apoyo: Eric Cisneros en la Secretaría
de Gobierno; Roberto Ramos Alor, titular de Salud; Zenyazen Escobar de la SEV;
Hugo Gutiérrez de la SSP y Xóchitl Arbesú de Turismo.
Si no tiene autoridad para removerlos porque se los
impusieron y si además, ocho de cada diez veracruzanos le están pidiendo que se
vaya. ¿A qué se queda Cuitláhuac? ¿A qué se queda?
bernardogup@hotmail.com
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