COLUMNA



Desde el Café 


72 horas y le creeremos a Cuitláhuac 


Bernardo Gutiérrez Parra 


El gobernador Cuitláhuac García dio a conocer que en marzo los homicidios bajaron un 33.1 por ciento en relación al mismo mes del año anterior y ya nadie lo volteo a ver. Contra lo que pudiera suponerse, su anuncio no provocó carcajadas hilarantes y mucho menos enojo porque la raza jarocha simplemente lo ignoró y siguió en lo suyo.

Malo, muy malo para el gobernador, porque cuando te ignoran 8.5 millones de personas quiere decir que no existes.

Al margen de esto ¿de dónde sacó el dato? ¿cómo lo obtuvo? ¿quién se lo dio? Probablemente alguno de sus ujieres se lo pasó en una tarjetita, o fue su secretario de Gobierno al que le encanta meterle zancadillas.

Por donde se le mire esa declaración fue pésima y fuera de lugar, porque la percepción de inseguridad sigue siendo la misma de hace año y medio y nadie ve que la violencia disminuya. ¿Cómo creerle al gobernador si ayer que hizo el anuncio hubo tres asesinatos, una niña balaceada y un secuestrado?

Vamos a suponer que en efecto bajaron los homicidios, pero qué con los feminicidios y los secuestros. En febrero hubo 92 feminicidios en el país y en marzo 78, es decir 14 menos que el mes anterior. Pero el punto es que Veracruz sigue en segundo lugar en asesinatos arteros a las mujeres.

En secuestros las cifras a nivel nacional difieren una barbaridad, mientras el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública dio a conocer que en marzo hubo 92 secuestros, la organización Alto al Secuestro contabilizó 170.

En lo que sí coinciden es que Veracruz volvió a ocupar el primer lugar nacional en este delito con 26 secuestros el mes anterior, muy por encima del Estado de México que es segundo lugar con 14 personas secuestradas.

¿Tenía caso presumir un dudoso porcentaje cuando la entidad sigue sufriendo por la violencia?

Esta noticia que en otros tiempos hubiera causado cierto revuelo favorable a las autoridades, pasó prácticamente inadvertida para una sociedad que está palpando la incapacidad del gobierno por detener el coronavirus, y que ha sido una nulidad para inhibir la violencia cotidiana.

Porque secuestrar, asesinar a un individuo o matar a mansalva a una mujer se han vuelto actos cotidianos. Todos los días, repito, todos los días hay un secuestro o un asesinato o un feminicidio en alguna parte de la entidad... Todos los días.

Si en efecto es verdad que los homicidios bajaron un 33.1 por ciento, eso le importa pura corneta a una ciudadanía que exige que se evite el secuestro que se cometerá hoy, el asesinato de mañana o el feminicidio de pasado mañana.

Si Cuitláhuac piensa que con ese dudoso porcentaje los veracruzanos le pondrán una estrellita en la frente y le pedirán autógrafos, se equivoca.

La semana que Veracruz tenga una paz de al menos 72 horas, es decir, que no se registre un solo hecho de sangre o un secuestro en tres días, comenzaremos a creer en los números del señor gobernador. No antes.

Pero me temo que eso no lo veremos en este sexenio al que aún le quedan la friolera de cuatro años y unos meses. Un mundo de tiempo, por desgracia.

bernardogup@hotmail.com



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