LOCAL

Ofenden Santa Catedral con actos delictivos y agravios

·        Toman medidas por los hechos malsanos acontecidos

Por Liz Martínez

Las autoridades religiosas de la Diócesis con sede en esta ciudad decidieron cerrar dos horas en el transcurso del día las puertas de la Santa Catedral “Nuestra Señora de la Asunción” acción notificada a través del Boletín Parroquial de este tercer domingo de Pascua.

En este sitio sagrado que tiene a su cargo el párroco Florentino Lucas Valdés se han generado situaciones desagradables como se indicó en el escrito “ha habido una serie de hechos delictuosos y ofensivos para algunos templos como se han dada cuenta…Nuestro templo no ha sido la excepción!! Sobre todo en horarios del mediodía se han dado casos de algunos robos y han timado a personas dentro del mismo templo, así como también es guarida de malechores y personas dañadas de sus facultades que profanan el lugar…”.

Ante lo señalado se decidió cerrar las puertas del recinto de 14:00 a 16:00 horas y se notificó a los laicos para que comprendan la situación así como también cooperen cuidando y respetando el recinto sagrado.

Se calcula que, en la República Mexicana, hay más de cuatro millones de piezas religiosas, por eso el negocio del robo y tráfico de arte sacro ha ido en aumento, esta manifestación artística se puede encontrar en cualquiera de las 19 mil iglesias que hay en México y quienes compran las piezas con esas características, en su mayoría, son coleccionistas.

El tráfico, el robo y la exportación ilegal de arte sacro en el país es una realidad en la que resulta mayor la pérdida cultural que las ganancias monetarias obtenidas. Cada objeto arrancado de su entorno significa una mutilación irreparable a la gran riqueza cultural que posee sobre todo la iglesia católica.

Además se indicó que hay una grave falta de inventario de bienes artísticos religiosos y el gobierno debe proteger su patrimonio para enlistarlo, clasificarlo y evitar su deterioro (porque el acervo es propiedad del Estado en custodia de la Iglesia), lo que propicia que bandas organizadas saqueen hasta por encargo los templos, para vender sus objetos en el mercado negro a coleccionistas y anticuarios.