En Veracruz,
como en otras partes del país, “mañana te pago” es hoy la mentira oficial
estatal y municipal de uso más recurrente, no la única, pero ciertamente
devastadora y perversa.
Problemas, soluciones y mentiras, son temas de reflexión obligada y
evaluación permanente. “La última y nos vamos”, “nomas la puntita”, “la
justicia es pareja”, “bursatilización no es deuda”, “tenemos finanzas
públicas sanas”, entre muchas otras, son también ampliamente conocidas y
padecidas.
“VOY, VIVIENDO YA DE TUS MENTIRAS...”
Una vez más se comprueba que en cuestiones de hechos y resultados de buen
gobierno, una mentira repetida mil veces es y sigue siendo una mentira.
Sexenio tras sexenio o trienio tras trienio. Millones y millones de seres
humanos, generaciones enteras padecen pobreza, miseria y hambre, así como
falta de buena administración y procuración de justicia, seguridad pública
y estabilidad social. Ojo, ciegos y sordos, Michoacán y otros casos avisan
y alertan.
Las mentiras oficiales, como muchas necesidades y problemas sociales,
permanecen y se multiplican hasta que crecen, se complican y estallan. Así
lo confirman los hechos. La realidad real, no la imaginada o inventada en
discursos, boletines y declaraciones oficiales.
Ineficiencia y corrupción, complicidad e impunidad caracterizan los
diversos ámbitos de gobierno. La indiferencia y el disimulo, la pasividad y
la complicidad aseguran la continuidad de la delincuencia y el reciclado de
los malhechores.
Gobiernos de mediocridad, voracidad y perversidad, usan y abusan de este
conocido recurso comunicativo para pretender ocultar lo inocultable.
Acostumbrados al uso y abuso de la mentira como forma de expresión,
comunicación y caracterización de su carrera y de su vida misma,
innumerables políticos de profesión, de ocasión y de improvisación, son
tarde o temprano, alcanzados y atrapados por su pasado y presente; esto es,
por su inseparable sombra de incongruencia entre todo lo que dicen y lo que
hacen.
Así, en el colmo, muchos llegan hasta creerse sus propias mentiras; aunque
no todos padecen las consecuencias; incluso algunos, pasan a formar parte
del selecto repertorio de cínicos y descarados, beneficiados de complicidad
e impunidad gubernamental y social. Políticos, comunicadores y religiosos
saben muy bien lo que esto significa, el pecado y el escándalo son gemelos.
Inútil negar su existencia, su uso y abuso hasta convertirla en la piedra
angular de la personalidad y comportamiento de innumerables gobernantes y
políticos; del sustento y atracción, base y apoyo, de diversos aspectos de
ideologías y sistemas, incluso hasta de religiones y entretenimientos
masivos.
Disposición humana a mentir y a que le mientan. Recomendable no negar ni esconder,
es mejor identificar su existencia y práctica, porque permite y facilita
detectar y controlar sus negativos y costosos efectos, particularmente
cuando se trata de diagnosticar y atender, bien y a tiempo, reclamos e
inconformidades sociales; o cuando simplemente, en todos sus ámbitos, es
cuestión de buen gobierno. Cumplir, resume credibilidad y confianza.
No es aconsejable mentir sistemática y obsesivamente, al negar, ocultar o
minimizar existencia y complejidad de necesidades sociales y problemas públicos.
Importante para desarrollo y bienestar, estabilidad y paz social, saber de
la presencia y alcances, de su proliferación y de sus formas,
Tratándose de buen gobierno es vital, antes que todo, atenderlos y
resolverlos; convertir en realidades los dichos, y cumplir y hacer cumplir
la ley. Todo servidor público debe distinguirse en soluciones, no en
declaraciones y buenas intenciones; ni en autopromoción y auto halagos, en
costosos espacios y tiempos de publicidad. El mejor lenguaje, los hechos. La
mayor defensa, la congruencia.
De ahí la importancia de detectar y detener la mentira como forma de
gobierno, controlar y limitar sus recurrentes usos y sus inagotables
innovaciones, en donde sin duda, la imaginación y creatividad multiplican
su potencialidad,
“MIENTEME UNA ETERNIDAD… MIENTEME MAS…”
En sus usos y aprovechamientos, se encuentran publicidad, propaganda,
entretenimiento y, desde luego, parte de la comunicación social en todas
sus formas, sobre todo la gubernamental, atiborrada o saturada de mentiras
tan desgastadas y obsoletas como caras, ofensivas y delictivas.
Y como a toda acción corresponde una reacción, si se desatienden las
necesidades sociales y los problemas, si en lugar de resolverse se
complican y agravan, es previsible esperar que aumenten inconformidades y
protestas, que se debilite o desaparezca credibilidad y confianza social en
los diversos ámbitos de gobierno, hasta convertirse en inestabilidad y
violencia, en resistencia y desobediencia civil. Gobernante o político
mentiroso, ni creíble ni confiable.
En España, por citar un ejemplo similar y actual, que sirve para avisar y
alertar, hay quienes como Javier Marías muestran extremos a los que la
sociedad puede llegar. ”Si este gobierno ha roto con el contrato social,
los ciudadanos no tenemos por qué respetarlo” (El país semanal #1946.
120114)
Todo problema social exige solución. Algunos, por la magnitud de afectados,
no pueden ni deben esperar (como agua, salud, alimentación, seguridad).
A menos que, tanto de la existencia, proliferación y complicación de dichos
problemas, como de su ocultamiento y manipulación, se obtengan ventajas,
privilegios y beneficios, incluyendo complicidad e impunidad.
Entonces el gobierno de ineptos y corruptos, de inútiles y saqueadores pasa
a ser parte del problema o simplemente otro problema más, de importancia
mayor.
COMPETENCIA DE ENDEUDAMIENTO.
En Veracruz continúan las competencias de deuda pública municipal. Al
tercer trimestre y en millones de pesos, tan sólo en tipo Bancaria y de
valores, se identifican, en primero a Tuxpan con 256; segundo Veracruz, con
254; tercero Coatzacoalcos, con 116; cuarto Xalapa, con 104; quinto Poza
Rica, con 91.
Falta saber cómo quedan a fines del 2013, en actas de entrega decepción y
en cuentas públicas. Pero sobre todo, falta considerar responsabilidades y
posibles delitos, ya que extrañamente no se han registrado, ni
contabilizado diversos adeudos municipales. ¿Por qué no hay registros?
Con todo, seguramente, ya en el total de deuda pública por municipio,
Xalapa con alrededor de 600 millones, es por mucho, el primer lugar
estatal.
¿Fuente de irregularidades que no se deben hacer ni repetir? ¿Ejemplo de
fiscalización? Veremos dijo un ciego.
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