Una Entrevista con…
Gustavo Ferrer García, el popular “Ferrer”
* 42 Años en el
oficio de la mesereada
* Conoció a grandes
personas que visitaron Tuxpan
* Relata sus
anécdotas como mesero
Por Francisco Vargas
Perales
Gustavo
Ferrer García, es un personaje característico en esta ciudad, su oficio de
mesero durante 42 años lo llevó a conocer y tratar a mucha gente de distintos
estratos sociales de aquí y de la
política en el estado y nacional que llegaban de visita a este lugar, su
carácter siempre ha sido alegre, muy
platicador, es del tipo de personas que tienen el don de hacer amistades.
Ferrer, como es conocido, con sus 66 años de edad es un hombre lleno de
experiencias, conocedor del Tuxpan que se va perdiendo en aras de la
modernidad.
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¿Cuál es tu nombre?
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Gustavo Ferrer García, tengo 66 años y la mitad de mi vida he trabajado como
mesero, empecé desde abajo en los restaurantes, barriendo, trapeando, haciendo
mandados, así empecé en mi oficio. También vendía tamales.
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¿Por qué te gustó el oficio de mesero?
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Yo veía que los meseros, meseras, ganaban su “lana” y me decía, voy a aprender
el oficio de mesero, esto fue como en el año de 1957, en esa época empecé a ir
a trabajar a los eventos, sirviendo en los banquetes particulares que antes
había bastantes, como que la situación económica en el país estaba muy buena,
las ferias aquí en Tuxpan se desarrollaban muy bien, había dinero.
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En los bailes de Santiago de la Peña empecé a trabajar; antes el empresario de
la feria en esa comunidad contrataba meseros para los bailes y el palenque,
asistían familias con sus hijas, todo era respeto y orden, las muchachas no
tomaban, los muchachos tomaban, pero había respeto y orden.
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¿Ya como mesero donde empezaste a trabajar?
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Ya “graduado” como mesero me hablaron para trabajar en una coctelería que se
llamó “La Restinga de Oro” que estaba ubicada en lo que fue el parque Hidalgo,
era propiedad de Don Miguel Zequera que ya murió, posteriormente fui a probar suerte
unos meses al puerto de Tampico, atraído por el auge del petróleo, pero no me
gustó, estaba acostumbrado a tratar a la gente de mi pueblo y me regresé.
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Para esto yo ya estaba entregado al oficio de mesero, me ofreció trabajo un señor que venía de
Tulancingo, Hidalgo, que se llamó Ignacio Vargas, esto fue allá por 1960, abrió
una refresquería que fue muy famosa, concurría mucha gente y sobre todo
estudiantes a tomar la horchata, la refresquería se llamaba “La Bahía”, estaba ubicada en lo que fue el parque
Hidalgo, que desapareció por obras de remodelación del bulevar.
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¿Dónde más trabajaste?
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Los negocios de restaurantes eran escasos, había que entrarle a trabajar en los
banquetes y fiestas familiares, pero era incierto el trabajo, entré a trabajar
al restaurant “La Cabaña”, un restaurant que puso don Francisco Rodríguez Cano,
hermano de Don Enrique, que era el dueño del cine Tuxpan, ahí nos presentamos diez meseros, estaba de
encargado un señor de nombre Armando Soto, que había sido capitán de meseros del Hotel María Isabel de la
ciudad de México, de ahí lo trajo Don Paco. Me vio y me escogió para ese
trabajo, se lo agradezco porque me enseñó bastante sobre el oficio, era una
persona muy experimentada.
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¿Qué más nos platicas?
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Al salir del restaurante de Don Paco Rodríguez Cano anduve como barco a la deriva, en uno y
otro trabajo, de mesero en ocasiones. También anduve vendiendo pollo en las
cantinas, antes se rifaban pollos rostizados o adobados en las principales
cantinas de la ciudad entre parroquianos, era característico al medio día para la botana la rifa del
pollo, al grito de: ¡llegó el pollo!,
¡se rifa el pollo!, ¡corre el pollo!, esta rifa yo la anduve haciendo en las cantinas, había que buscar la
chamba, el asunto era trabajar. En el bar Reforma yo rifaba los pollos y hacia
el aseo, porque había puras meseras y ya grandes de edad, me ponían a hacer el
aseo, esto fue como en el año de 1970, el Bar era del señor Amado Navarro, un
ganadero.
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¡Nos sigues contando tu vida de mesero?
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Recuerdo que Pedro Blanco, el líder del Sindicato, me llevó a trabajar al
restaurant “El Cid”, ahora se llama “Antonio’s”, era propiedad de Don Gabriel
Ruíz, una persona muy amable, el restaurant tenía una característica, en el
aniversario de su apertura se regalaba el café a los habituales clientes, las
tazas que se tomaran, todo el café que se pudieran tomar. Don Gabriel me llevó
con su hermano Emeterio, los Ruíz eran una familia de hermanos muy
emprendedores de negocios, Don Emeterio Ruíz, es una persona a quién le estoy
muy agradecido, había construido el hotel “Plaza”, que todavía está trabajando
y me dio el empleo, en el restaurant de ese hotel pasé gran parte de mi vida atendiendo
a mucha gente y a grandes personajes de la política y la farándula que ahí
llegaban al hotel, en los años 70. Entré a trabajar en el Plaza en 1972, ahí
duré trabajando 36 años, el negocio tenía 13 mesas, algunas dobles y lo atendía
yo solo, lleno el restaurant.
Las Anécdotas de Gustavo Ferrer
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En ese restaurant tuve la oportunidad de conocer a mucha gente, ahí conocí a
los gobernadores de Veracruz de esa época, a Don Rafael Murillo Vidal y a su
esposa Virginia Cordero, que era de aquí de Tuxpan, también conocí a Don Rafael
Hernández Ochoa, que me llegó a apreciar bastante, en una ocasión ya casi al
terminar su sexenio llegó al restaurant y lo atendí, el gobernador muy amable,
al terminar de comer ya para levantarse de la mesa me dijo: Ferrer en que te
puedo ayudar, esto me desconcertó, no supe que contestar, solo alcance a
decirle, “en nada señor, solo quiero que cuando venga usted a Tuxpan venga a
comer a este restaurant y me deje mi buena propina”. Después pensé que le hubiera pedido un juego de placas de taxi o
una patente de vinos, que en aquella época eran muy cotizadas.
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¡Conociste a artistas famosos?
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Conocí en ese restaurant a muchos artistas que venían a la feria, como Mike
Laure, Los Socios del Ritmo, Vicente Fernández, José José, Los Joao, Chico Che que
estuvo en el restaurant algunos días antes de que muriera, con Los Joao fuimos
grandes amigos, también conocí a Gastón
Santos, Carmelita Salinas, señora muy simpática, recuerdo que me invitó a la
feria, ahí se iba a presentar, fuimos en su coche, se subieron varias personas,
llegando casi a las puertas del palenque, estacionando el auto, me dijo:
Ferrer, mira cuanta gente me está esperando, me vienen a recibir, que le digo,
no Carmelita, es que ahí mataron a alguien, por eso se arremolina la gente.
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También recuerdo otra anécdota con un general que llegó al restaurant vestido de civil acompañado de su esposa, traía un ayudante güero alto, de pelo
largo que le decían el Coster, se hospedaron en el hotel, comieron en el restaurant,
al segundo día me dijo el señor: Ferrer sabes dónde está la zona, me puedes llevar, yo me ofrecí comedidamente, cuando
salimos del restaurant vi que también salía la señora y le pregunte ¿la señora
también va?, si me dijo el señor, nos subimos al coche y lo fui guiando hasta
llegar a la calle Galeana, frente al cementerio y le dije: ahí está la zona,
¿la zona?, me preguntó el señor,
contesté si señor esta es la zona de tolerancia…No Ferrer, me dijo, yo hablo de
la zona militar, soy general, como venía de civil yo pensé que hablaba de la
zona de tolerancia.
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¿A quién más conociste en tu oficio?
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Tuve la satisfacción de ir a servir banquetes a la ciudad de México para mi amigo Ángel Álvaro Peña, cuando fue Jefe de
las Giras Presidenciales con Don José López Portillo, un gran amigo Ángel,
también fui a servir un banquete con el señor Hugo Bastán a la Asociación
Nacional de Joyeros en la capital de la república, conocí a prominentes
ganaderos, empresarios, que dejaban buenas propinas y ahora me ofrecen ayuda
económica.
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¿Recuerdas a restaurantes y meseros de aquella época?
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Sí, algunos, César Prior, “El Playa Azul”, “El Cartucho”, Marcial de la Luz,
María del Carmen Velázquez, Victorino, Gorgonia Santiago, María Gómez
Lechuga que todavía trabaja en el Holiday Inn, Enrique Palacios, Ignacio Torres
Rolón, mejor conocido como “El Kenedy”, Lázaro Meza, Pedro Blanco Gonzaga,
muchos, ya la memoria me falla. Restaurantes de aquel entonces, estaba “La
Cabaña”, de Don Paco Rodríguez Cano, “El Cid” de Don Gabriel, “La Fe”, “El
Nuevo Mundo”, estos últimos propiedad de
unos orientales, “El Selecto” del Chester.
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¿Cómo vive ahora Gustavo Ferrer?
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Llevó 42 años trabajando en la mesereada, 18 años como dirigente de los
Empleados Gastronómicos de la CTM “Fidel Velázquez” y sigo trabajando, ya un
poco cansado, le doy gracias a Dios porque todavía estoy aquí con mi esposa,
María Hernández Pérez mi chaparrita que me ha acompañado 48 años que tenemos de
vivir juntos y mientras pueda, habrá Ferrer
en las mesas.
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