Chava Flores, el Cronista Musical de México, a 99
Años de su Nacimiento
·
Fue
compositor de “A que le tiras cuando sueñas mexicano”, La Bartola” y otras
alegres canciones de la década de los 50’- 60’
Por
Francisco Vargas Perales
A
Salvador Flores Rivera, el popular “Chava” Flores (14 de enero de 1920 – 05 de
agosto de 1987), es un gusto recordarlo por las canciones festivas que compuso
y que reflejan la vida del mexicano, con todas sus alegrías, con todas sus
vicisitudes, para sobrevivir en este México cada día más controvertido, económicamente
hablando.
Podemos
preguntar, qué mexicano no se ha sentido identificado con alguna canción de
“Chava” Flores, que a pesar de que las dio a conocer en las décadas 50’ – 60’,
todavía se siguen escuchando en algunas estaciones de radio en la ciudad de
México o en los pueblos de la provincia mexicana.
Una
de estas canciones que parece estar vigente, es “A que le tiras cuando sueñas
mexicano”, que habla sobre la compra de los billetes de lotería y recomienda:
“mejor alevántate temprano, no sueñes con hacerte rico en un momento”. Y qué
decir de “La Bartola”, la mujer que le
dejan los dos pesos para que pague el teléfono y la luz. Y así se pueden
enumerar muchas canciones de este compositor.
“Chava”
Flores Rivera, nació en la ciudad de México en el tiempo de la posrevolución,
cuando el México nuestro empezaba a restañar sus heridas causadas por la
revolución mexicana y quería alcanzar el modernismo que muchos países ya estaban
viviendo y que ha México se le había escapado por la guerra fratricida.
A
“Chava” Flores le tocó ver este crecimiento de México y lo plasmó en casi todas
sus canciones, una de estas, “Sábado Distrito Federal”. Hijo de un capitán de fragata que tuvo que
abandonar el puerto de Veracruz por problemas políticos, nace en el entonces
Distrito Federal, vivió en casi todas las colonias del “D.F.”, aquel pintoresco
y nostálgico Distrito Federal, hoy ciudad de México.
Radicó
en la Doctores, Roma, La Rivera, La Romita, Cuauhtémoc, Peralvillo, Tacubaya,
San Rafael, Santa maría la Rivera y la Hipódromo Condesa, donde el lenguaje que
imperaba en esas colonias era el caló, pero eran nostálgicas para el compositor,
le recordaban al México que se fue, decía “Chava” Flores que no vivió en el
Castillo de Chapultepec, “porque en aquel entonces sólo se le alquilaba al
presidente de la república en turno”.
El
ahora considerado cronista musical de México, en su juventud fue auxiliar de
contador, contador, sastre, diseñador de corbatas, mensajero, comerciante, en
sociedad con un amigo tuvo una ferretera y una salchichonería y adquirió un
camión de carnes, negocio que tuvo que abandonar porque no le funcionó al igual
que la ferretería, nada le funcionaba bien, sólo el estómago que lo obligaba a
seguir trabajando para comer y la ayuda que le proporcionaba a su madre para el
pago de la renta de la casa y la escuela de sus dos hermanos.
Con
la quiebra de sus dos negocios, la ferretera y la salchichonería y con el ánimo
un tanto menguado, “Chava” Flores decide instalar una imprenta y dedicarse a lo que tanto le
gustaba, la música, para esto invitó a otro amigo a asociarse; en la pequeña
imprenta realizó uno de sus sueños: editar la revista Álbum de oro de la
Canción.
Lo
anterior lo llevó a buscar intérpretes de canciones famosas y a sus
compositores, a los cuales los entrevistaba para publicar sus biografías así
como la letra de sus canciones, y esto
empezó a gustar al público mexicano que adquiría el álbum en los estanquillos
de revistas.
De
esta forma “Chava” Flores compitió en popularidad con otra revista famosa de la
época, El Cancionero Picot, que se distribuía en forma gratuita y que la gente
la esperaba año con año. El cancionero de “Chava” Flores duró en circulación
cuatro años.
Ya
entrado en el ambiente artístico, de una u otra forma, “Chava” Flores se da
cuenta que tenía facilidad para componer canciones folclóricas y es así como
compuso “LaBartola”. Picado por la curiosidad de ver si podía penetrar en el
ambiente artístico y alternar con artistas famosos que tanto admiraba, se
presenta ante la compañía disquera RCA Víctor, para ver si podían grabarle su
canción. A “Chava” lo recibieron con no
muy buen talante, debido a que muchas personas buscaban la oportunidad de
grabar lo que consideraban un éxito y no lo era.
Al
compositor folclórico le piden que toque y cante la canción ante el director
artístico de la disquera y Salvador Flores interpreta “La Bartola” que después
sería muy famosa. Al director artístico
le parece bien, pero le dice que para grabar un disco, entonces de acetato y de
78 revoluciones, se necesitaban dos canciones y si podía componer otra canción
igual de festiva como la que llevaba, le grabarían. Para esto le dan un plazo
de cuatro días para que regresara a la casa disquera con la otra canción.
“Chava”
Flores regresó a la disquera en el plazo acordado, llevaba el papel donde había
escrito su composición que lo hiciera muy famoso, “Dos Horas de Balazos”. El 11
de enero de 1952 quedó grabado el disco, posteriormente sale a la venta siendo bien aceptado por el
público, había nacido para México un compositor e intérprete de canciones que
levantarían el ánimo a los mexicanos.
En
el repertorio de “Chava” Flores hay más de doscientos temas que por su
contenido le valió que el público le reconociera como “El compositor festivo de
México”, “el cronista musical de México”, “el compositor del barrio” y “el folklorista
urbano de México”. Quién no recuerda la
canción “Sábado Distrito Federal”, “Vámonos, al Parque Céfira”, “El Gato Viudo”,
por citar algunas de estas.
Cantantes
famosos de aquella época le grabaron algunas de sus canciones, uno de ellos fue
Pedro Infante (La Tertulia), Germán Valdés “Tín Tán” (El Gato Viudo), Los chilenos
Hermanos Reyes con Teresita(“Tres Horas de Balazos”) y otros famosos. A “Chava”
Flores la fama lo acompañó por mucho tiempo, actúo en 7 películas, algunas que
llevaban el nombre de unas de sus composiciones, cantó en carpas y cabarets de
la ciudad, ganó fama en todo el país y en Latinoamérica así como en los Estados
Unidos.
Para
1976 había grabado ya 7 discos de larga duración y era dueño de la disquera Ageleste. En 1983, ya cansado del ajetreo
artístico decide mudarse a la tranquila ciudad de Morelia, Michoacán, donde
tenía un programa de televisión, cuatro
años después al sentir que su salud menguaba, regresa a su ciudad natal, el
Distrito Federal, hoy Ciudad de México, donde murió un 5 de agosto de 1987.
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