PRI, Cementerio De La
Ignominia
Una
Anilú Íngram entre copas y Héctor Yunes Landa protagonizando vergonzosos
pasajes este fin de semana de cambio de Gobierno
- 4
diciembre, 2018
¡Anilú Ingram y Héctor Yunes, exponentes de la derrota y
ausencia de pudor político!
El PRI, tras milenaria derrota, muestra su verdadera cara.
Estirando la mano pidiendo
limosna se observa a sus huestes; solicitando audiencia de manera humilde, los
otrora poderosos tricolores tocan puertas ajenas, y los más sin dignidad
alguna, reclaman una chamba “de lo que sea” ya que en
el PRI “sabemos
desde agarrar una escoba hasta escribir en computadora”.
Ese es
el verdadero rostro de un partido hecho gobierno que durante casi un siglo nos
gobernó, nos saqueó e hizo de la república un país del cual poco podemos
sentirnos orgullosos.
Por estos días dos
pasajes de la vida pública nos llenan de estupor, de pena ajena.
Dicen las crónicas
periodísticas que el pasado sábado por la noche en el restaurante llamado “El
Cuento” –y vaya cuento el que les relataré- de la ciudad de México, la diputada
federal priista, Anilú Ingram departía con 4 diputados.
“Ya entrados en copas y para no variar
Anilú se empezó a soltar de la lengua, digamos una diarrea verbal, al presumir
su íntima relación con su protector, el senador Miguel Angel Osorio Chong”.
Al más puro estilo Anilú
“los
comensales estaban sorprendidos al escuchar de la manera reiterada a la
diputada presumir su muy cercana e íntima relación con Osorio Chong y
expresiones como ¡yo a Miguel lo manejo a mi antojo… a ese cabrón le digo que
es un chingón y se la cree; en todo me hace caso!”.
La
versión no desmentida a cabalidad, es aderezada por un “Osorio Chong va a
visitarme a Veracruz y luego ya ni quiere regresarse el cabrón a Hidalgo”. Todo
en ese clásico “¡A huevo!”.
Durante este publicitado
encuentro con el alcohol, a esta dama se le trató de suavizar y que bajara la
voz, pero el agave la tenía muy extrovertida.
Remata la crónica,
acompañada de un fotografía de Anilú Ingram nada edificante bebiendo, que “en
esas estaban cuando se acercó a saludarlos la mesa el gobernador de Morelos, Cuauhtémoc
Blanco.
Una trastabillante Anilú Ingram se paró, abrazó al ex
americanista al tiempo que le soltaba ‘Eres un chingón… En Veracruz eres un
héroe cabrón. Te queremos mucho’, esto al tiempo que se le lanzaba con piropos
que incomodaban por la forma…”
Esa es
Anilú Ingram Ballines de quien a la par han salido a colación de parte de sus
adversarios, otras versiones sobre sus relaciones con Fidel y Javier, sobre
todo con éste último.
Algo si no similar, pero
sí de falta de pudor político sucedió con Héctor Yunes Landa en el marco de la
visita del “me canso ganso”, el presidente Andrés Manuel López Obrador, a
Xalapa en donde en el acto político central el reputado legislador quiso subir
al templete central y fue rechazado.
Las
versiones periodistas dan cuenta que el diputado federal quien hace un par de
años fue el candidato al gobierno de Veracruz, llegó al acto político con un
gafete hasta las vallas, y dijo que dos veces lo llamaron del equipo de Morena
para subir al templete.
El equipo de logística del presidente, sin embargo, lo mandó a buscar una silla
en otro lado.
“Me pidieron accesara por una zona
especial, luego me reunieron con los diputados federales, y luego me sacan
porque dicen que soy del PRI, y solo es para diputados de Morena, me pidieron
que me saliera y buscara una silla entre la gente”, reseña el
ofendido quien olvidó aquella máxima de que no asistas a fiestas a los que no
te inviten, ni cumplas fajinas que no te correspondan.
Son
acaso muestras de lo que otros más hacen en la desesperación para no ser
apartados de la ubre presupuestal.
En ese mismo evento se
observó incluso a empresarios priistas como Justo Fernández y los
representantes de las cámaras empresariales, aplaudiendo a rabiar a quienes
siempre despreciaron por “nacos”.
Son afanes desesperados
de una clase que se niega a abandonar los espacios de poder y que para ello han
acudido a la “humildad” y la traición.
Son los desleales que
operaron en favor de Morena y que hoy buscan cobrar facturas.
Cómo
olvidar al famoso Ranulfo Márquez, “cabeza de lata”, hoy tan cercano a los
afectos del gobernador Cuitláhuac García, quien entregó el capital de Pepe
Yunes a los morenos mientras cínicamente en desayuno en La Calera, residencia
de los Yunes, el mismo primero de julio, juraba lealtad a la familia.
Vaya papelón.
Son pinceladas fiel
reflejo de lo que ellos mismo hicieron con la oposición partidaria por décadas.
Ese desdén. Ese estar
sobrados. Esa arrogancia y prepotencia del ganador y la falta de decoro
político de quien ya no es nada pero presume traerlas todas consigo, son
resultado de una tarea política en decadencia, degradada, en la que no hay
vergüenza ni pudor.
Acaso más digno, que no lo mejor, ha sido esconderse como lo ha
hecho el otro candidato perdedor, hoy ciudadano común y corriente, Pepe Yunes,
quien en la discreción simplemente se apartó. Anda quien sabe dónde, pero sin
causar lástimas ni penas ajenas.
Hoy el PRI no es más que
el cementerio de la ignominia.
Tiempo a tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo
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