Una Nueva Era
ALMA GRANDE
Por Ángel Álvaro Peña
Más de 100 años los ricos fueron primero en las decisiones de los
gobernantes mexicanos. Ahora que los pobres son primero las voces de protesta de
quienes se autodenominan desposeídos se hacen escuchar en todos los medios.
Acostumbrados a tener las decisiones de gobierno que le convenían
a la clase poderosa ahora, los que han sido beneficiados ilegalmente protestan
ante un cambio de sistema en el gobierno y se colocan del lado de los mártires.
Los discursos políticos no son para calmar los ánimos de nadie ni
para quitarle el dolor de cabeza a los impacientes. Tampoco se trata de exigir
un esquema a la medida de las necesidades de un grupo de mexicanos que no
representa ni a una mayoría gremial.
Si la certeza no la dan las mayorías en una democracia qué certeza
quieren algunos empresarios conocer. Están acostumbrados a encontrar la mesa
servida, el camino allanado; sin embargo, nunca fueron capaces de voltear a
ver a los demás. Los salarios eran una medida de dinero que manejaban a su
antojo y regulaban de acuerdo a la ganancia y no a la capacidad de consumo de
los trabajadores.
Todo, claro, con la anuencia de los funcionarios públicos que
preferían ser amigos de los empresarios que de los trabajadores.
El líder de empresarios, Claudio X. González, ahora convertido en
una especie de líder opositor ante las posibilidades de perder lo que no le
pertenece, señala que el discurso del presidente de la República, Andrés Manuel
López Obrador, motiva a la zozobra y la incertidumbre.
Claudio X. González afirmó que el primer mensaje de Andrés Manuel
López Obrador como presidente de la República, generó incertidumbre y no abona
a la disminución del ambiente polarización que se vive en el país.
El presidente de Mexicanos Unidos Contra la Corrupción señaló: “el
mensaje de toma de posesión de AMLO en lugar de suavizar el tono, buscar
conciliación y unidad, endurece y radicaliza su línea anti-liberal. Con ello
genera más dudas, incertidumbre y zozobra. El mensaje de un estatista, no de un
estadista”.
Las muestras no sólo de confianza sino de afecto a Andrés Manuel
López Obrador no habían ocurrido desde hace muchos años.
Posiblemente desde que
Lázaro Cárdenas convocó a los mexicanos a apoyar la expropiación del petróleo,
cuando se veía a miles de mexicanos hacer fila para donar la alcancía o un
animal comestible a la cuenta del gobierno para liquidar a los que explotaban
nuestro subsuelo y se llevaban toda la riqueza del país.
Ahora, una vez que el régimen anterior subastó el petróleo cuya
expropiación apoyaron mayoritariamente los mexicanos, llega López Obrador a
convocar a los mexicanos a la paz y la concordia y rescatar lo que nos
pertenece en son de paz, con la tranquilidad que emana en alguien que tiene la
razón y cuenta con el pueblo a su lado.
Carlos Slim, en cambio, fue muy claro respecto al discurso
de López Obrador. Afirmó que no considera que se trate de una
agresión hacia los empresarios. Aseguró que, aunque se habló de neoliberalismo,
sin ninguna duda, el presidente López Obrador se refería a que se tienen
que acabar los frenos para el desarrollo, pues eso beneficiará al país.
El ofrecimiento de familias de cuidarlo y protegerlo desde la
salida su casa en Tlalpan hasta el palacio legislativo para que no le sucediera
nada malo, de los cientos de personas que esperaban su aparición a las puertas
del edificio donde vive, es una muestra emotiva de quienes ofrecen su vida a
cambio de la seguridad de su presidente. Un presidente electo sin mañas ni
acarreos, sin fraude y sin manipulación.
A pesar de este tipo de demostraciones populares, al señor
González le parece que hay incertidumbre en el país. A nadie puede importarle
la buena salud de la Bolsa Mexicana de Valores con más de la mitad de los
mexicanos en la pobreza. A nadie de los mexicanos de a pie le interesa que en
esa subasta de acciones las empresas pierdan o ganen puntos, finalmente ese es
el juego del mercado bursátil. Lo que interesa es que esas empresas que nunca o
pocas veces han pagado impuestos, empiecen a pagarlos. Porque las ganancias del
mercado especulativo no pagan impuestos cuando ganan, y cuando pierden tienen a
los voceros de los medios, que es una señal de que al país le va a ir mal
económicamente hablando.
La Bolsa Mexicana de Valores es un negocio paralelo a las ventas y
el consumo directo de muchas de esas empresas, cuyas pérdidas o ganancias no
afectan la economía de los mexicanos, como aseguraran hace un par de semanas
los catastrofistas. Lo que sí afecta a la economía de los mexicanos es que
muchas de esas empresas no paguen impuestos.
Ese es el México que le preocupa Claudio X. González, el de los
ricos, para quienes trabajaron los políticos mexicanos del pasado por más de un
siglo. De ahí que diga que la zozobra se apodera de los mexicanos ante los 100
puntos de gobierno anunciados por el presidente de la República.
La intención es sólo desgastar para debilitar y colocar un grupo
de presión para sabotear el actual gobierno, no quieren un contrapeso,
intentarán desestabilizar el actual gobierno por los medios que sea posible
para desaparecer este gobierno que tanto les estorba.
Asegura González que el discurso carece de representación, cuando
en realidad el día de la toma de posesión como nuevo mandatario del país, las
encuestas más conservadoras lo colocan con un 86.9 de aceptación. Es decir que
si las votaciones hubieran sido el 1 de diciembre la victoria hubiera sido más
espectacular y la derrota de los otros partidos más contundente.
Las encuestas más precisas e imparciales sobre la popularidad de
López Obrador señalan que 71.5 por ciento de los encuestados respondió
haber visto o escuchado el discurso pronunciado por López Obrador. De esa
cifra, el 38.1% de los encuestados, tiene una opinión muy buena del discurso,
seguida por el 48.8% buena, seguido por 7% que lo consideran malo y solo un
1.8% muy malo.
Entre ese 1.8 por ciento está la opinión, nada autorizada y muy
tendenciosa de Claudio X. González, cuyo padre Claudio X. González Laporte
es uno de los empresarios más influyentes de México. Preside el Consejo de
Administración de Kimberly Clark de México y el Consejo Mexicano de Negocios.
En este grupo confluyen varias empresas que no pagan impuestos a
pesar de sus altas ganancias como es el caso de Bimbo. Resultaba tan sucio el
contubernio entre empresarios y funcionarios públicos, que en marzo del año
pasado el sistema de Administración Tributaria, conocido como SAT, se amparó
para no dar a conocer la información sobre las empresas a las que se ha
perdonado el pago de impuestos desde 2007, es decir, que se mantendrá en la
opacidad al que debe ser conocido por todos los mexicanos debido a que el SAT
interpuso un amparo para evitar que esa información salga a la luz pública.
Esta es la certeza que quieren personajes como Claudio X. González
para tener disposiciones de gobierno a la medida.
Pero no es el único detractor que enseña el cobre. Hay quienes ven
un obstáculo hasta la edad de López obrador, personajes que desde luego no
conocen la historia ni del país ni de mundo, porque grandes hombres y mujeres
en el devenir de los pueblos, incluyendo el nuestro, han realizado grandes
hazañas políticas y hasta militares a mayor edad que la que ahora tiene López
Obrador.
El caso es que toman cualquier pretexto para intentar
desprestigiar un gobierno que apenas comienza y ven en su estructura el
derrumbamiento de beneficios de los que han gozado desde hace más de un siglo.
Algunos de los selectos mexicanos deben fijarse, o debieron poner
más atención a la inteligencia de los presidentes y no a la edad de quienes
llegan a gobernar.
El apoyo masivo del pueblo mostrado el día 1 de diciembre, ya lo
hubiera querido el PRI en sus mejores tiempos. Sobre todo, porque el tricolor
nunca supo quién estaba en realidad de su lado ante la presencia de tanto
acarreado en sus actos masivos. Ante el desconocimiento de la cantidad de
personas con las que en realidad contaba ese partido la perspectiva de las
votaciones del 1 de julio se les fueron de las manos.
Antes eran primero los ricos ahora son primero los pobres, tanto
derecho tienen unos como otros de tener un país mejor, pero, sobre todo, sin
diferencias sociales y económicas tan profundas que, de tan abismales, ofenden
e indignan. PEGA Y
CORRE. – Lo que tiempo se llevó en la administración anterior
en Veracruz es digno de consignarse, porque muestra la calidad inhumana de los
funcionarios que la conformaron. Un ejemplo claro e indignante de este tipo de
servidores públicos sin conocimiento de su cargo y carentes de sensibilidad es
el ex titular de la Secretaría de Seguridad Pública, Jaime Téllez Marié, quien
dijo en su comparecencia ante el Congreso estatal que el incremento en
feminicidios en la entidad se debía a que “cada día más mujeres se ponen en
riesgo con las actividades que realizan”. Ahora está desempleado, y no por
discriminar a las mujeres sino porque ya se le acabó la chamba. Cómo es posible
que gente como esta estuviera en un puesto clave de la administración de Yunes
Linares… Esta columna se
publica los lunes, miércoles y viernes.
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