COLUMNA


Pasillos del Poder: REGINA A FORO PÚBLICO
César Augusto Vázquez Chagoya Leanos en www.pasillosdelpoder.com www.enlaceveracruz212.com.mx vazquezchagoya@prodigy.net.mx 13 de NOVIEMBRE de 2012

Xalapa, Ver. Los periodistas de Veracruz ya somos mayores de edad. Eso que cada vez que matan a un periodista, todos le rehúyen investigarlo porque en la mayoría de los crímenes fueron cometidos por el crimen organizado.

Tanto la Procuraduría General de la República, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y la Procuraduría de Justicia de Veracruz se hacen los “lolos”. Cuando hay pistas serias de un trabajo científico, los demás organismos tratan por todos los medios de llevar con lentitud los desgloses de las averiguaciones que le corresponden a la Procuraduría local, pero que se lo mandan al PGR por estar involucrado el crimen organizado.

Los comunicadores creíamos en la autoridad, pero la burra no era arisca: los desatinos de la autoridad nos hacen dudar de cualquier versión sobre la muerte de periodistas.

Cuando desapareció el 13 de junio del 2003 el periodista Jesús Sandalio Mejía, de Martínez de la Torre, el entonces procurador de Justicia, Pericles Namorado Urrutia, manifestó que había huido de la ciudad por un carro robado, dejando en la orfandad a un niño recién nacido y a una joven viuda. Eran los tiempos cuando en el estado no pasaba nada y menos a un integrante de los medios de comunicación.

El 8 de abril del 2005 matan al director del diario La Opinión de Poza Rica, Raúl Gibb Guerrero. Todos nos alebrestamos. La Sociedad Interamericana de Prensa se reunió con el presidente Vicente Fox, quien prometió que el crimen se esclarecería. Mandó un grupo especializado de investigadores. La última llamada del finado había sido con el subsecretario de Seguridad Pública Federal, Miguel Ángel Yunes Linares.

Integrados los ministerios públicos federales, lograron agarrar un hilo de un asesino que no sólo confesó que iban a matar a Gibb desde el 2001 en el campo deportivo de una escuela, sino que además señalo a participantes que con el tiempo fueron asesinados por estar involucradas con el crimen organizado. Lo malo fue que ese grupo mandado por el presidente de la república, lo desmembraron y algunos de ellos fueron enviados a otras plazas donde fueron ejecutados.

Por presión de periodistas y medios de comunicación, el gobernador Fidel Herrera Beltrán decretó la creación, en noviembre del 2005, de la Fiscalía Especializada en Delitos en Contra de Periodistas en Ejercicio de su Función, cuyo primer fiscal fue el licenciado Mario Delfín Domínguez, hoy director de la Agencia Veracruzana de Investigaciones (AVI).

Después vinieron más muertos de periodistas con claras muestras de que eran víctimas del crimen organizado.

El 21 de noviembre del 2006, en Mandinga, Boca del Río, atropellan en su motocicleta y rematan al reportero policiaco Roberto Marcos García; en ese mes, pero el día 29, es asesinado a puñaladas el reportero de TELEVISA, Adolfo Sánchez. Todos callados.

A iniciativa del Colegio de Periodistas que presidía el editor José Pablo Robles Martínez, se crea la Comisión de Defensa de los Periodistas que dirigía el licenciado Gerardo Perdomo Bueno (finado), haciendo eficaz su encomienda resolviendo más de 90 casos de agresiones a periodistas, pero no muertos.

Las muertes se detuvieron, hasta que fue asesinado el periodista de Jáltipan Noel López Olguín, el 1 de marzo del 2011 y encontrado con otros muertos en una fosa clandestina en Chinameca. Este caso fue seguido por la página de internet GOBERNANTES .COM y el periodista Luis Velásquez Rivera.

Se menciona a los medios porque el Ejército, en el mes de junio de ese año, detiene al presidente municipal de Chinameca con integrantes del crimen organizado tomando en una casa de Minatitlán, y gracias a la confesión de los delincuentes fue que se dio con el cuerpo de López Olguín. En esa detención federal, la Procuraduría de Justicia de Veracruz desglosó a la PGR del asesinato del periodista y hasta ahora siguen callados.

El 20 de junio del 2011, es asesinado en su casa el periodista Manuel López Velasco, junto con su esposa e hijo menor. Milo Vela, como era conocido, cumplía funciones de subdirector del diario NOTIVER. Estos asesinatos no tenían ni el perfil, ni el modo de actuar del crimen organizado y se empezó a voltear a la Marina porque Milo, desde el periódico, defendía a todos los que están involucrados en el crimen organizado.

En ese tiempo ya se hablaba que Milo era el jefe de los periodistas que trabajaban con el crimen organizado y que el NOTIVER era llamado por los criminales como “Base 40”. Alfonso Salces, el dueño, al parecer no se daba cuenta, a pesar que es muy amigo del que fuera subsecretario de Seguridad Pública Federal y ex director del ISSSTE, Miguel Ángel Yunes Linares.

A la muerte de Milo Vela, el periódico no salió al otro día.

Se venía el vendaval cuando el 26 de julio aparece degollada la periodista Yolanda Ordaz, con el mensaje “También los periodistas traicionan”. Contrario a la actitud pasiva del NOTIVER, éste salió al otro día pidiendo la renuncia del procurador de Justicia, Reynaldo Escobar Pérez, porque se atrevió a decir que se investigarían todas las vías inclusive la vida personal de Yolanda.

Nosotros no conocemos una investigación en el mundo sobre una muerte donde no se investigue la vida del fallecido. ¿Por qué no quería el NOTIVER que se investigara la vida de su colaboradora? La cosa no pasó a mayores y los de NOTIVER dejaron a manos de las autoridades la muerte de Yolanda y poco a poco se ha ido olvidando de sus muertos.

Después vino el escándalo cuando el hijo mayor de Milo Vela, desde los Estados Unidos, reclamaba a Salces que lo había corrido sin indemnización y que no lo protegió en su momento; el periódico contestó diciendo que no era su empleado, que trabajaba sólo para su papá, etc., bueno: mierda y más mierda.

El 17 de septiembre del 2011 desaparece en Acayucan Gabriel Manuel Fonseca “Cuco”, reportero muy joven de 17 años de edad, empleado del diario EL MAÑANERO, ya desaparecido, que ha tenido presente GOBERNANTES.COM.

Decimos lo anterior, porque pareciera que la desaparición de “CUCO” no le interesara a nadie; era un periodista y como tal lo trata la pagina informativa de internet referida.

El 28 de abril del 2012 fue encontrada golpeada y estrangulada Regina Martínez Pérez, corresponsal del semanario PROCESO. Todos en el medio pensaban que los asesinos habían sido mandados por políticos por su línea editorial.

El 3 de mayo del 2012 son encontrados descuartizados en el canal de La Zamorana en el puerto de Veracruz, Gabriel Huge, ex reportero de NOTIVER; Esteban Rodríguez, reportero del diario AZ del puerto de Veracruz; al sobrino de Huge, Guillermo Luna; y la novia de Huge, Iracema Becerra, secretaria de EL DICTAMEN.

Estos crímenes dieron a pensar a muchos que se trataba de ocultar los hechos del asesinato de Regina en Xalapa. Pero la sorpresa fue que la Marina detuvo con droga a Juan Carlos Hernández Pulido (a) “La Bertha”, quien traía como fetiche las credenciales de Irasema, novia de Huge. Esta averiguación local también fue enviada a la PGR, porque el delito era de su competencia, pero querían que lo interrogaran más sobre la muertes de los periodistas el 3 de mayo. La PGR, callada.

El 14 de junio, Víctor Báez Chino, periodista del MILENIO EL PORTAL de Xalapa, fue “levantado” frente a testigos en la avenida Américas. El 19 de junio, las fuerzas armadas en un tiroteo matan a Juan Ángel Torres y David Reynoso Hernández, quienes fueron reconocidos por los testigos como las personas que habían “levantado” a Báez Chino. Como hay otros detenidos del mismo hecho, la procuraduría local también desglosó a la averiguación a la PGR, quien permanece, como es su costumbre, callada.

Como en el comienzo se aseveró, el periodismo veracruzano está maduro, pero no le gusta los vaivenes de la autoridad en los temas donde hay agresiones y muertes de periodistas. Ya qué podemos esperar de los editores de Regina que no tuvieron pudor en venirse a Xalapa en un avión del Gobierno del estado, decirles a las autoridades de Veracruz que no le creían sobre los hechos de ese 29 de abril, y muy dignos se fueron en carro al aeropuerto de Veracruz.

Si de dignidad se trata, me imagino que Don Julio Scherer García, pensó que el velorio, y entierro de su trabajadora la iba hacer ella misma. Que se iba a meter a la caja sola. Se pondría las coronas y las flores solas. La carroza para ir al panteón se movería sola. Excavó su propia tumba y se tapó. Los rezos corrieron a cargo de ella misma.

Si Don Julio Scherer García, después de hablar con el gobernador y decirle que no le creía, lo menos era pagar de su bolsillo el velorio y el entierro. No importaba que no fuera a la manifestación en repudio a la muerte de Regina, total que un muerto se pasa mejor con frescos whiskies en el bar del aeropuerto y menos si no viven en provincia. ¡Qué les sopla!

No vayan a salir ahora que les había prometido el gobierno pagar de todo lo anterior, porque si no aceptaron el avión de regreso, cómo iban aceptar el pago de funerales de su trabajadora. Se les olvidó que un muerto se entierra.

Fuera de los whiskies, ningún asesinato de periodistas en Veracruz se va a resolver mientras muchas de las dependencias involucradas estén en la Ciudad de México. La Procuraduría de Veracruz dice y presentó a unos de los asesinos de Regina Martínez Pérez. PROCESO sigue diciendo que no cree, la PGR dice que no opina nada hasta conocer el expediente y la CNDH está callada.

En el medio periodístico algunos creen la versión de la Procuraduría de Veracruz, otros no, pero hay quienes hacen otra teoría que no dan a conocer a la autoridad. La única forma para aclarar los asesinatos de los periodistas de Veracruz, es un foro abierto en el puerto de Veracruz o Xalapa.

En esa reunión deben estar sobre todo periodistas, la Procuraduría de Justicia de Veracruz, la PGR, el semanario PROCESO y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Nada, ninguna averiguación para los periodistas de Veracruz es secreta. Los documentos públicos son eso: públicos.
De igual manera, queremos conocer los avances en las investigaciones e indicios de los asesinos de Gabriel Huge, Esteban Rodríguez, Guillermo Luna, Iracema Becerra; sobre la ejecución de Víctor Báez Chino, de Noel López Olguín y la desaparición de Gabriel Manuel Fonseca. Queremos simplemente saber hasta dónde está la realidad.
Los periodistas ya pusieron los muertos y ahora es tiempo de que las autoridades públicamente digan sus verdades y procederes.
Lo último: familiares de Regina Martínez reconocen el reloj de su propiedad que tenían sus asesinos. REGINA A FORO PÚBLICO.


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