COLUMNA

Publicado en: El Piñero


Luis Velázquez /Malecón del Paseo
Veracruz. 12 de octubre de 2016.- EMBARCADERO: Circula en la ciudad el último libro del escritor y reportero Braulio Peralta, originario de Tuxpan, Veracruz, 1953, avecindado en la Ciudad de México a temprana edad, fundador del periódico La Jornada y de la revista Equis y laureado con varios premios…
Se llama “El clóset de cristal” y gira alrededor de Carlos Monsiváis y su gran lucha por los derechos de la diversidad sexual… El libro constituye, digamos, el primero donde Monsiváis es mostrado tal cual, en toda su dimensión estelar como gay “así como sus noviazgos, amistades, aventuras y desventuras en las calles, bares y baños de México (desde 1960 hasta su muerte)”... En una de sus páginas, Peralta recuerda que Monsi (así le llamaban sus cercanos) se declaraba a sí mismo “El novio de México” porque, en efecto, tenía parejas y parejas estables, pero al mismo tiempo, era infiel hasta la coronilla… Por ejemplo, con una pareja duró 3 años y con otra once, y con todo, en un intelectual tan prestigiado, los jóvenes homosexuales lo buscaban con la misma intensidad, por ejemplo, con que Pier Paolo Passolini salía en las noches a caminar a orilla de la playa buscando pescadores y/o lo que fuera… Y/o como Séneca y Sócrates, luego de hablar de filosofía en la plaza pública, iban a los baños públicos con sus efebos… Y/o como Salvador Novo buscaba a los choferes de los autobuses urbanos de la Ciudad de México, que eran sus preferidos… Y/o como tantos otros intelectuales de la época perseguían chamaquitos en la Alameda defeña… El libro, no obstante, también describe las grandes luchas de los movimientos gays para ganar espacios públicos y para que sus derechos humanos fueran reconocidos, tiempo aquel en que ninguno soñaba con casarse y adoptar niños, sino simple y llanamente, con merecer un espacio donde congregarse a “vivir el amor que no se atreve a pronunciar su nombre” que decía Oscar Wilde y repetía Carlos Pellicer…
ROMPEOLAS: Braulio Peralta y Monsi fueron amigos entrañables, cada uno en su espacio, luchando “por las libertades individuales y el reconocimiento a la diversidad sexual”, que todavía hoy sigue dando la batalla, por ejemplo, con el caso de la iniciativa de Enrique Peña Nieto para el matrimonio igualitario… El escritor fallecido, por ejemplo, siempre firmó todos y cada uno de los desplegados a favor de la causa, pero, oh paradoja, jamás salió, digamos, del llamado “clóset de cristal”… En el mundo gay, todos sabían de la naturaleza biológica de Monsi, pero el escritor nunca quiso expresarse a plenitud delante del gran público, porque, argumentaba, si lo hacía sería estigmatizado y su lucha con otros movimientos sociales (los indígenas, los campesinos, los obreros, los estudiantes, los derechos humanos, los feminicidios, etcétera) sería menospreciada y despreciada, una vez perdida, digamos, la autoridad moral… Por eso, jugó con las circunstancias, y aun cuando “lo que se ve no se juzga” como afirmaba Juan Gabriel, uno de sus tantos amigos, navegó en medio de dos aguas… En el libro aparecen los nombres de sus parejas estables y para el neófito en la intelectualidad defeña se queda en las mismas, pues sabrán los arúspices su identidad… El caso es que en las páginas desfilan sus amores y con quienes guardaba una relación sacrosanta, igual que el trato entre una pareja integrada por un hombre y una mujer… Incluso, Peralta describe hasta la competencia entre unos y otros por seducir a los efebos atractivos y guapos, y en donde algunas veces Monsi perdiera la batalla no obstante su trayectoria literaria y el reconocimiento que merecía…
ASTILLEROS: Con todo, el lector se queda con los más de 20 libros que publicara entre la crónica periodística y el ensayo literario… Y, por supuesto, su activismo social sin paralelo en la historia, pues, además, tenía el don de la ubicuidad y de pronto aparecía al lado del mayor número de contestatarios en protestas sociales… Su cultura, inteligencia, talento, extraordinaria capacidad para el humor social, la ironía y el sarcasmo sólo pudieran, digamos, cotejarse con la incandescencia de Oscar Wilde, Carlos Pellicer y Jorge Cuesta… Un día, en una conferencia un lector le dijo que le costaba mucho entender sus textos y Monsiváis le respondió de la siguiente manera… “No te preocupes… Hay veces en que yo tampoco me entiendo”… En la facultad de Comunicación de la UV, cuando Dámaso Nájera Sánchez, QEPD, era director, Monsi impartió un curso de crónica a los estudiantes, además de dictar una que otra conferencia… Siempre respetuoso de todos, sin meterse con nadie ni menos, mucho menos, la insinuación y/o la provocación sexual, se elevó sobre sí mismo… Un día, invitó a un grupo de amigos a ver una película en su casa en la colonia Portales, entre ellos, Carlos Slim Helú… Slim quitó el saco y lo dejó sobre el sofá… Y cuando los amigos miraban el filme uno de los doce gatos que Monsi tenía se orinó sobre el traje… Terminó la película y Slim se puso el traje para retirarse… Y cuando se fueron Monsi contó la historia a los demás y uno de ellos se volvió admirador de aquel gato que en nombre de la clase obrera se orinó en el traje del hombre más rico del mundo…







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