El Suicidio De Los
Partidos
ALMA GRANDE
Por Ángel Álvaro Peña
El más vulnerable de los partidos que compitieron en la contienda
del 1 de julio del año pasado es, sin duda, el PRD. Nadie duda que se trató de
un deterioro de adentro hacia afuera.
Si ahora vemos el panorama de
la oposición partidista, podemos ver que el origen de su derrota electoral
también surgió de una podredumbre del interior que terminó por mostrar su
decadencia.
Los excesos que sus militantes
realizaron un día y otro también caracterizó a PRI, PAN y PRD. Este último, no
sólo mermó las arcas, sino que en ningún momento actuó como partido de
oposición. Fue esterilizado como tal desde que se firmó el Pacto por México, a
unas horas de que Enrique Peña Nieto asumiera el poder.
Su culpa es mayor y su castigo
doble. Ahora parece que se diluye entre los entretelones de una oposición
partidista cuya presencia a veces no se advierte.
Todos los días hay deserciones
en esos tres partidos. Pero del PRD no desertan, huyen.
A principios este
año, el PRD en la Ciudad de México tuvo nuevas
bajas, Arturo Santana, cuya principal fuerza política está
en Iztapalapa, renunció al partido que le permitió ser tres veces
legislador.
Buscará formar su propio
partido con su base social cautiva, denominada Frente Popular Francisco Villa,
y ex miembros de la extinta corriente Vanguardia Progresista.
En Puebla, seis alcaldes
del PRD renunciaron a su militancia y anunciaron que se sumarán a Morena.
Liderados por Socorro Quezada,
los alcaldes de Mixtla, Ahuacatlán, Acajete, San Gerónimo Zayacatlán, Tulcingo
Del Valle y Yahonahuac se sumaron al proyecto que apoyará a Luis Miguel Barbosa
Huerta como candidato a la gubernatura del estado de Puebla en las elecciones
extraordinarias. Y de no ser Barbosa el candidato, apoyarán a quien abandere
Morena para ese cargo.
El 5 de febrero renunciaron al
PRD poco más de 100 mil militantes, para ingresar al Movimiento que desde hace
años encabeza René Bejarano, y que no hay día que no tenga un evento en algún
lugar del país, Movimiento Nacional por la Esperanza, militancia masiva que
apoya la política de Andrés Manuel López Obrador. Los que salieron del PRD
coincidieron en que se alejaban de ese partido de ultraderecha
llamado Partido de la Revolución Democrática.
El PRD está ahogado en deudas,
la fachada de su sede nacional parece un edificio abandonado, con las persianas
desprendidas y las cortinas rotas. El desgaste, el deterioro, la
decadencia de su partido tiene nombres y apellidos. Todos se llaman Jesús y han
dado al traste con una organización que surgió para exterminar las conductas
que ahora les identifican.
Porque la manera de operar
marcó no sólo a los dirigentes sino al partido mismo y esas personalidades que
muestran disociaciones que rayan en la locura, ahora quieren que sus excesos se
olviden y algunos de ellos quieren ingresar con esos rasgos a Morena.
Ahora, un grupo de cinco
diputados entre los que destaca Héctor Serrano, operador de Miguel Ángel
Mancera, recolector de dinero para sus campañas y caprichos, quiere afiliarse a
Morena. Deberían reservarse el derecho de admisión.
Por otra parte, está el eterno
delegado-alcalde de Coyoacán, que no ha dejado de ejercer el poder en esa
alcaldía, Mauricio Toledo, acusado de varios delitos graves. Maquinador de los
sabotajes de los mítines de campaña de Morena, principalmente los de Claudia Sheinbaum.
Toledo ejerce un poder de mafia, y todavía presiona y amenaza al
actual alcalde Manuel Negrete, a cobrar hasta 40 por ciento en todos los rubros
de construcción y permisos, según reciente audio filtrado a los
medios.
Pareciera que el futuro del PRD
no existe. Ahí están los políticos que se quedaron en el siglo pasado
criticando sistemáticamente cualquier expresión política que no sea de ellos y
en ese reduccionismo de ideas, también redujeron su destino a sólo unos cuantos.
Los perredistas como los
Chuchos, Belaunzarán, los ex líderes prestanombres del poder en esa
organización serán los pocos que puedan quedarse con la intención de pertenecer
a un partido político porque en lo que se ha convertido un grupo de militantes
no puede llamársele así. La ambición de sus cúpulas, proclives a la
negociación, ha hecho de un partido político que pudo gobernar la capital y
otras entidades eternamente un estorbo para la democracia y un lastre para el
desarrollo de una política diferente.
Pareciera que el tiempo de la
reconstrucción se les fue sin sentir. Cada día que pasa el deterioro en todos
los rincones del país donde había un sol azteca es notorio.
La izquierda se fue hacia la
derecha a instancias de un PRD que en sus momentos de auge, encabezó un frente
social progresista. Esta vuelta de tuerca, hizo del PRI un partido de
ultraderecha y del PAN una pantomima que era más parecida a una fe de erratas
de la política que a una organización con trayectoria e ideología de
equilibrios y con una consistencia que echaron por la borda sus líderes más
recientes.
El PRD podría denominarse como
la manzana podrida en un sistema de partidos que fueron deteriorándose
progresivamente hasta ser lo que ahora son. De su actual situación no puede
culparse a la aplanadora de Morena en las elecciones; sino a la fragilidad de
sus críticas, a la consistencia de sus proyectos, a su sistemática
descalificación del contrario, y, sobre todo, a los abusos de sus hombres y
mujeres en el ejercicio del poder.
La enfermedad del PRD se vuelve
agonía, que para muchos es ya suficientemente larga como para que le sea
aplicada la eutanasia. Un partido está diseñado por las leyes electorales para
competir por el poder y no para aliarse con otros partidos para conservar el
registro y con ello el presupuesto que le asignan producto de nuestros
impuestos. PEGA Y
CORRE.- Grave la acusación del fotógrafo estadounidense
John Sevigny, secuestrado en la entidad, quien responsabilizó al Fiscal General
de Veracruz, Jorge Winckler de estar aliado con el crimen organizado…Esta columna se publica los lunes,
miércoles y viernes.
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