El Puente y la Placa
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Desde el café
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Por: Bernardo Gutiérrez Parra
2019-02-07 |
El 18 de noviembre del año anterior, varias cejas
se alzaron cuando al develar la placa que inauguraba el puente de Ojite, el
gobernador de la entidad Miguel Ángel Yunes Linares, sonrió aparentemente
sorprendido al ver que la obra de 300 metros de longitud llevaba el nombre de
“Puente Miguel Ángel Yunes Linares”.
Jorge Vera Hernández, alcalde de Álamo, dijo que
la decisión de distinguir con tan pomposo nombre al puente había sido por
acuerdo unánime del Cabildo. Pero eso fue puro cuento; ediles interrogados
dijeron casi a coro que ni siquiera fueron consultados: “Fue un acto de
servilismo del alcalde", contestaron.
Por su parte y con la modestia que siempre lo ha
caracterizado, Yunes Linares dijo que el detallazo había sido decisión de los
alamenses.
Nunca he entendido esa necedad, ese deseo
enfermizo, compulsivo y hasta fisiológico de los gobernantes por perpetuarse
en una calle, avenida, viaducto, escuela, kínder, clínica, mercado o en un
puente, (aunque tarugos no son porque nunca le han puesto su nombre a un
reclusorio). Y Miguel Ángel Yunes no quiso ser la excepción.
Para su mala fortuna nadie llama a esa estructura
“Puente Miguel Ángel Yunes”. Todo mundo lo conoce como el Puente de Ojite y
así lo llamarán mientras dure; con placa o sin ella.
Y a propósito de esto último, este
miércoles trascendió que otra vez “por acuerdo unánime del Cabildo”, el
Ayuntamiento de Álamo decidió retirar la placa, apenas tres meses después de
que fuera colocada.
¿El motivo? Sepa Dios.
Esta vez no estuvo Jorge Vera para explicar
la decisión, pero van algunas hipótesis. La primera es que el presidente
Andrés Manuel López Obrador podría ir por el rumbo y no vaya a ser el diablo
que a la hora de atravesar el puente se tope con la placa.
La segunda es que el alcalde panista Jorge
Vera quiere congraciarse con el gobernador de Morena Cuitláhuac García, y al
mandar al diablo la placa le está ofreciendo una prueba del afecto que desea
brindarle.
La tercera es que Jorge tiene denuncias por
corrupción que pueden reactivarse de un momento a otro.
Y la cuarta, es que todo este rollo podría
ser fake news porque el presunto retiro de la placa lo vi en el face. Y como
puede ser cierto, puede ser más falso que la honradez de Javier Duarte (gran
amigo y benefactor del alcalde Jorge Vera a pesar de que el primero era del
PRI y el segundo sigue siendo del PAN).
Quizá la placa en efecto fue enviada al cajón de
los trebejos; quizá fue robada para venderla como barata curiosidad, quizá la
retiren por acuerdo del Cabildo o quizá se caiga de vieja.
Todo es pura hipótesis.
Lo cierto es que el puente nunca se llamará
Miguel Ángel Yunes Linares a pesar de que así lo diga una pinche placa.
Lo lamentable es que en el colmo de la
lambisconería, un sujeto le haya puesto ese nombre con el beneplácito y quizá
hasta por “sugerencia” del propio ex gobernador.
Y lo mejor es que este asunto tiene sin cuidado a
los habitantes de aquella noble y trabajadora comunidad alamense que si antes
tenían el chalán de Ojite, ahora son dueños del puente de Ojite.
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COLUMNA
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