Empresarios en campaña
ALMA GRANDE
Por Ángel Álvaro Peña
Ni
siquiera cuando el auge de la lucha de clases los empresarios tuvieron un papel
político protagónico en México como ahora. Menos en vísperas de elecciones.
Los
empresarios en México han sido satanizados, pero sobre todo colocados en un
lugar donde carecen de simpatías populares, sin que por ello sean vistos como
enemigos del pueblo.
El
presidente del CCE, Juan Pablo Castañón, dijo que las diferencias que
se han dado entre ellos y el candidato Andrés Manuel López Obrador parece
“lucha de clases”. La existencia de los empresarios en México es tomada
como un mal necesario y su relación con el poder no es gremial sino muy
selectiva.
Sin
embargo, los empresarios que son denominados así, como tales son los más
poderosos de México. Es precisamente entre el grupo de empresarios mexicanos
donde se ubica el hombre más rico del mundo y esto ya nos habla de una
desigualdad en el país sin precedente, muy posiblemente provocada por un
gobierno que no ha aprendido a crear equilibrios sino todo lo contrario,
profundizar diferencias.
Es
en este contexto en el que aparece una aparente pugna entre el candidato de
Morena a la Presidencia de la República y el líder del Consejo Coordinador
Empresarial, que tiene más antecedentes que pronósticos, más mito que realidad.
Porque
el poder, los gobiernos, y otras fuerzas sociales que impiden los cambios, han
colocado a Andrés Manuel López Obrador, como a cualquier otro líder de
izquierda, como el enemigo número uno de los empresarios.
Es
decir, los enemigos de clase por antonomasia no lo son en realidad, sino que
existen causas muy personales de un líder del Consejo Coordinador Empresarial
que nunca ha definido su postura respecto a Andrés Manuel.
Primero
mostró su disposición a revisar los contratos de la construcción del Nuevo
Aeropuerto de la Ciudad de México con López Obrador, después dijo que el
candidato no tenía por qué enterarse de este proceso, luego aseguró que
representaba a todos los empresarios y arremetió contra Andrés Manuel.
Finalmente el presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Juan Pablo
Castañón Castañón, tiene en contra a su gremio.
Pero
los miembros de CCE no rechazan la representación de Castañón por haberse
enfrentado al candidato de Morena, como podría pensarse, sino porque desde la
llegada a dicha asociación, Castañón, fue cuestionado. Más aún cuando su
carrera hacia la presidencia del organismo empresarial fue rápida y nada
discreta.
De
inmediato empezó a verse la mano que no pudo estar mucho tiempo escondida.
Primero fue la de Mario López Valdés, Malova, quien hizo hasta lo imposible
para que su gran amigo llegara al CCE y, una vez instalado en sus filas,
Castañón traicionó a Malova, y prefirió la amistad de Gerardo Gutiérrez
Candiani, y lo condujo hasta la presidencia del organismo. Una vez dentro se
convirtió en el hombre incondicional de Ariel Picker, dueño de Seguritech,
quien, según afirma Salvador García Soto, le da órdenes al presidente del CCE,
motivo por el cual, los agremiados a esta central empresarial, quieren que deje
la presidencia.
Castañón
es dueño de Almacenes Muebleros de Los Mochis, trampolín que lo lleva a ser
parte de la Coparmex, luego presidente de dicha asociación y finalmente
presidente del CCE.
Desde
entonces a Castañón se le acusa de ser un “broker”, un organizador de
transacciones entre un comprador y un vendedor, y que sigue las órdenes del
empresario Ariel Zeed Picker Schatz.
Las
firmas Seguritech S.A. de C.V., y Comunicación Segura S.A. de C.V., se han
convertido en un “monopolio” de los sistemas de seguridad pública en al menos
20 entidades del país, según indicó Jenaro Villamil.
Castañón
viaja por todo el país en el avión privado de Picker Schatz y ha obtenido
contratos en Sinaloa por mil 300 millones de pesos; Michoacán, por 5 mil 500
mdp; Edomex por 6 mil mdp; Sonora, por 2 mil 400 mdp y CDMX por 2 mil 345 mdp.
Todo
lo anterior, con el apoyo del secretario de Relaciones Exteriores, quien
aseguró que aprendería diplomacia sobre la marcha, sin lograrlo. Luis
Videgaray.
Juan
Pablo Castañón coloca al gremio empresarial donde nunca había estado, en el
ámbito del escándalo.
Castañón
señaló que “no se trata de pleitos y confrontaciones, podemos diferir en puntos
de vista, pero dialogar en un marco de respeto”.
Dijo
estar abierto al diálogo con todos los candidatos a la Presidencia de la República,
pero en este momento Castañón no representa a la mayoría de los afiliados de su
organización y esto puede dividir a los empresarios, anteriormente tan unidos.
La
participación de los empresarios en política había sido, hasta ahora, muy
discreta. Por lo regular en lo oscurito, sin evidencias, sin pruebas, sin
compromisos visibles.
Jorge
Castañeda, coordinador estratégico de Ricardo Anaya, reconoció que en 2006 sí
existió un frente de empresarios unidos contra Andrés Manuel López Obrador.
Es
decir, esto se sabe 12 años después. Pero el hecho de que haya división en las
filas de alguna organización empresarial es una de las muchas novedades que nos
muestra la actual época de campañas.
En
realidad son pocos los empresarios que rechazan de manera tajante, la
candidatura de López Obrador. Saben que aunque quiera mover financieramente
algo de manera racial, no puede. Y no son solo los intereses de quienes
prefieren estar como están sino las propias estructuras económicas de México
que impiden golpes de timón en la economía.
Los
grandes empresarios están a la expectativa y los millones de empresarios
medianos y pequeños están definidos en lo individual, pero no de manera grupal.
Los empresarios quieren certeza, y hasta el momento las actuales condiciones
del país y sus funcionarios públicos no la han ofrecido. Las campañas muestran
un rostro desconocido en la cúpula del empresariado, esto los acerca a la
gente. Los hace ver de carne y hueso, con errores y aciertos, con debilidades y
fortalezas. Porque hasta ahora se habían mantenido en una esfera de cristal
donde nadie se atrevía a mirar. PEGA Y CORRE.– La pobreza lleva a extremos
de criminalidad, porque en el intento por robar los rieles del tren para
venderlo como fierro viejo, por kilo, un tren que transportaba
polietileno de Veracruz a la Ciudad de
México descarriló entre los municipios de Acultzingo y Orizaba, luego
de que personas dejaron una parte de la vía sin rieles… Esta columna se
publica los lunes, miércoles y viernes.
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