Elecciones
diferentes, sin duda
ALMA GRANDE
Por Ángel Álvaro Peña
El sistema de partidos es el gran sacrificado en esta contienda
electoral. Los partidos políticos en México que definían ideologías y creaban
liderazgos reales, han quedado atrás y en su lugar surgen coaliciones y
partidos que se desaparecen poco a poco de la escena política del país.
Los líderes que crearon algunos partidos fueros los verdugos de
algunos de sus institutos políticos y éstos tienden a cambiar su significado
histórico y su rol social.
Por ejemplo, vemos a un PRD que se mueve a la derecha al asociarse
con el PAN y a veces pareciera ser de ultraderecha.
Un PAN que desesperadamente busca alianzas para que los números le
alcancen y un escenario de partidos que se diluyen en su propia ambición de
poder.
Así podemos ver que los partidos pequeños al plegarse a los
designios de otros más grandes no solo preservan el registro sino que ganan
dinero y se consolidan como partidos familiares, a la sombra de otros más
grandes con subsidio del INE. Un subsidio injustificado, desde luego.
Habrá partidos que desaparezcan, pero no por haber perdido el
registro a causa de la falta de votos sino por exceso de desvergüenza, de
tropelías, de sangre, exceso de excesos.
Imaginar el escenario de los partidos políticos el 2 de julio es
ver como se fusionan para conservar el subsidio y los mexicanos seremos
testigos de cómo algunos de sus líderes pierden la dignidad.
La carrera hacia los puestos de elección popular de los más de
tres mil cargos en disputa, dejará muchas heridas no solo entre las filas de
los partidos, sino en la sociedad misma. La derrota no enorgullece a nadie,
aunque haya ocasiones en que la derrota sea más digna que la victoria, como
suele suceder con la alteración del resultado de los votos, sobre todo en los
que tienen que ver con la Presidencia de la República.
Cuando las encuestas se repiten con los mismos números, con
diferentes metodologías, desde diferentes tendencias políticas, con intenciones
diversas, es que poco puede cambiar en menos de mes y medio, cuando la jornada
electoral se convierta en la fiesta de la democracia y su posible
consolidación.
Esto dependerá de la actuación de todos y cada uno de los actores
políticos, pero sobre todo de las autoridades electorales, que parecen ahora
estar más preocupados por cómo se ven en la televisión que por la legalidad de
los resultados y la necesidad urgente que tienen el INE y el TRIFE de
credibilidad.
Las expectativas que se han creado artificialmente basadas en el
miedo, el terror que infunde el hecho de que la muerte haya llegado para una
veintena de candidatos de todos los partidos, el miedo que quieren implantar
ante los verdaderos cambios, crean un ambiente poco propicio para creer en las
instituciones que no evitan el clima de violencia sino que lo propician. El
discurso agresivo, impotente de quienes van perdiendo, la intervención grotesca
de ex presidentes de la República que deberían estar en la cárcel hablan de que
se piense en México antes de votar como si ellos hubieran colocado los
intereses del país por encima de los propios.
Una víspera de elecciones diferente a otras, es por ello que no
podemos admitir que siempre es lo mismo, no es posible afirmar que todos son
iguales, no debemos crear la idea de que las elecciones se repiten en un
escenario similar al de otros años. Si no fuera diferente no habría tantas
muertes.
Pensar que estas elecciones deberán arrojar los mismos resultados
en las urnas y las mismas conductas en los políticos es no vivir el presente
que tantas veces nos invita a un futuro al que no queremos llegar, precisamente
por miedo.
La aparición de candidatos independientes, la formación de frentes
electorales es lo menos trascendente en estas elecciones, son solo anécdotas,
lo sustancial está en la convocatoria a un cambio real que no han podido
ofrecer ni el PAN ni el PRI, y que dan la vida para que todo siga igual.
Es novedoso el hecho de que el candidato del partido en el poder
no salga del tercer lugar a pesar del relanzamiento de la campaña, a pesar de
contar con todo el aparato de Estado, con los medios incondicionales a su
favor, con los columnistas a sueldo de su parte.
Esto puede interpretarse en algo inédito que es la carencia de
credibilidad de los medios de información convencionales en un país que ya no
cree en las noticas oficiales y que prefiere ver con sus propios ojos la
realidad que los medios intentan ocultarle.
Hay muchos factores nuevos que arrojarán realidades contundentes y
que terminarán por cambiar al país de una manera u otra. La posibilidad de que
se vote en bloque está muy cercana y esto implica tener a una gran parte del
Congreso a favor de la creación, destitución o ampliación de reformas que
intentaron engañar a una población harta de mentiras y excesos.
Los excesos de una clase gobernante que se confunde en el delito y
se fusiona en la impunidad entre el PAN y el PRI, deben ser erradicados con el
voto. PEGA Y CORRE.-
De repente le dio al señor gobernador por aparentar legalidad y convertirse en
un hombre de bien. Le dieron ganas de sentirse demócrata y lo único que
demuestra es que es un oportunista con medidas electoreras. Porque nadie que
respete el derecho pone a su hijo como sucesor en la gubernatura. Pues al
gobernador después de casi dos años de gobierno se le ocurrió ofrecer una
recompensa de cinco millones de pesos por información que permita la captura
del ex fiscal general del Estado de Veracruz, Luis Ángel Bravo Contreras. No
lo hizo antes simplemente porque no estaba en campaña. Hasta este momento la
fiscalía de Veracruz encontró que hay más culpables del sexenio anterior, y en
lugar de incorporar esos cinco millones de pesos a algunos de los rubros
ofendidos por el latrocinio de Javier Duarte y sus cómplices, quiere regalarlos
a quien dé información. Solo falta que algún familiar ofrezca los datos y
reciba los cinco millones, para que todo quede en familia, como quieren que
todo quede en Veracruz. ¡Qué bonita familia!… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.
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