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Don Joaquín Hernández Galicia a un Año de su Muerte
·        Un hombre polémico.Para unos luchó por el bienestar del trabajador petrolero, para otros fue un cacique sindical que no daba paso a nuevas generaciones * treinta años como líder petrolero

Por Francisco Vargas Perales

El pasado once de este mes de noviembre, se cumplió un año de la muerte de Don Joaquín Hernández Galicia, “La Quina”, como se le llamaba en el gremio petrolero, en donde mantuvo un liderazgo de  tres décadas, se hacía llamar líder moral, aunque para algunos era un cacique difícil de destronar.  Fue tanto el poder que acumuló este hombre, que se le atribuye la frase: “a una voz de Joaquín Hernández Galicia se incendia México”.

Joaquín Hernández Galicia, según registra Wikipedia, nació en Tampico, Tamaulipas, el 12 de agosto de 1922, ingresa a la entonces industria paraestatal Petróleos Mexicanos (Pemex)  y en 1958 ocupa el cargo de Secretario de Trabajo de la Sección 1 de Ciudad Madero, del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM),  ahí es donde comienza su larga carrera sindical que dura tres décadas, hasta el 10 de enero de 1989, en donde al inicio del periodo de gobierno de Carlos Salinas de Gortari,  con el famoso “Quinazo”, fue detenido en su casa de Ciudad Madero, Tamaulipas,  por los cargos de acopio de armas y homicidio.  Ahí terminó el imperio sindical que había formado, pero con su caída se acuñó una frase para la política a la mexicana: “le aplicaron un Quinazo”.  Esto hace que a Don Joaquín se le recuerde en tiempos actuales y venideros.

Con el “Quinazo”  - se dice – que el presidente Carlos Salinas de Gortari obtuvo el control del Sindicato Petrolero, estructura corporativa de la Organización de Sindicatos del Partido Revolucionario Institucional (PRI).   Hasta ese entonces, se consideraba al Sindicato  que dirigía “La Quina”,  tan fuerte, políticamente hablando, como la Central de Trabajadores de México (CTM), que lideraba el viejo líder Fidel Velázquez Sánchez, que aglutinaba a la mayoría de trabajadores de México.  Se sabía que la Industria Petróleos Mexicanos en tiempos de “La Quina” llegó a tener 14 mil trabajadores de base y un sin número de trabajadores transitorios, además de técnicos y profesionistas, todos votando por el PRI, a una voz de Don Joaquín Hernández Galicia.

Hasta 1988, cuándo Don Joaquín  estaba en lo más álgido de su poder, controlaba la designación de diputados locales, federales y senadores, así como presidentes municipales y todo tipo de puestos y nombramientos en las zonas petroleras, concentrando un poder único y sin precedente, entre los “caciques sindicales”.

Se consideraba que el Contrato Colectivo de Trabajo entre el Sindicato Petrolero y Pemex, era un libro de 200 hojas, de tantas cláusulas que tenía a favor del trabajador.  Don Joaquín llegó a impulsar  la creación de granjas agrícolas y ranchos ganaderos, en donde la población podía adquirir legumbre y carne barata, aunque también se le criticó que el trabajador transitorio de Pemex tenía que acudir a estas granjas a realizar “labor social” para poder adquirir un contrato de trabajo.  El Sindicato Petrolero llegó a establecer tiendas de consumo con productos baratos en las principales ciudades y puertos del golfo de México, cuándo en las poblaciones de la zona costera no se escuchaba nombrar  a Walmart,  Sam’s. Office Depot y otros grandes almacenes de descuento, que sólo se sabía, que estaban instalados en la frontera de Estados Unidos con México.

Se comentaba que Don Joaquín Hernández Galicia se oponía a la privatización de Pemex y al gobierno neoliberal que se escuchaba  quería imponer el candidato del PRI, Carlos Salinas de Gortari al llegar a la presidencia de la República.  En las zonas petroleras en aquellas votaciones de 1988, Cuauhtémoc Cárdenas, candidato opositor al PRI, obtiene una votación copiosa, de tal forma que se duda del triunfo de Carlos Salinas, quién  es ungido presidente de México el 1 de diciembre  de ese mismo año 1988. El 10 de enero del 89, soldados, policías federales y demás tropa, arribaron al aeropuerto de Tampico por la mañana, para consumar lo que después sería conocido como “El Quinazo”. Don Joaquín Hernández Galicia es detenido en su casa, que es destruida la puerta de un bazucaso. El delito fue por acopio de armas y homicidio. Esa mañana  del 10 de enero, a unos días de haber tomado posesión como presidente de México Carlos Salinas de Gortari, ya todo estaba consumado. Se terminó el imperio sindical o el  cacicazgo  que había formado por décadas Joaquín Hernández Galicia. Llegó un nuevo cacique. Muerto el rey, viva el rey.


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