Por Fin Castigan La Corrupción
ALMA GRANDE
Por Ángel Álvaro Peña
El tiempo de la contemplación, del perdón y del olvido ya pasó. La
exigencia callada, casi muda de que alguien de los tantos y tantos corruptos de
los sexenios anteriores esté bajo la sombra, empieza a dibujarse como una
esperanza de justicia en México.
Luego de que se le sancionara sutilmente al exdirector de Pemex,
Emilio Lozoya Austin, ahora la Fiscalía General de la República obtuvo una
orden de aprehensión en su contra. Sobre Lozoya pesan varias acusaciones por
actos de corrupción.
Por otra parte, fue aprehendido en España el dueño de la empresa
Altos Hornos de México, compañía que vendió en el sexenio pasado a Pemex una
planta de fertilizantes a un precio muy por encima del estimado por expertos.
Se trata de Alonso Ancira, quien también fuera director general de esa empresa.
Toda transformación que se realiza en medio de una crisis
económica o política tiene consecuencias legales, porque una de las
características de esas crisis es precisamente la impunidad que arrojan los
excesos de quienes gobernaron y a quienes el pueblo da la espalda en los
comicios.
Ahora, frente a la necesidad de barrer con fuerza, de depurar con precisión,
de purgar sin piedad la justicia en México, se hace necesario que uno a uno de
los funcionarios que no realizaron correctamente su trabajo paguen sus culpas
ante la justicia, pero sobre todo, frente a una población que quiere que haya
legalidad y no podrá haberla sin que haya culpables con sentencia.
Los tiempos en los que se buscaba la armonía entre los mexicanos
no fueron posibles ante la reiterada expresión de descalificaciones ante
cualquier decisión de la presente administración. El momento de concordia fue
propuesto por el propio presidente de la República, pero nadie supo concebir
este tipo de treguas, que llegaron a su fin. Y no finalizaron a causa de la
guerra sucia de algunos medios tradicionales sino porque el tiempo de paz y
perdón ante los delitos terminó. Es decir, las investigaciones sobre el mal
manejo de fondos, sobre el abuso del poder, de los excesos de los funcionarios
públicos también concluyeron, o por lo menos arrojan, por fin, órdenes de
aprehensión.
De hecho, se habían tardado.
Hubo muchos funcionarios públicos de las administraciones pasadas
que fueron señalados por los medios como corruptos, pero la ley no se aplica a
través de las denuncias de los medios sino a partir de investigaciones
concretas que deben dar como resultado la sospecha, y finalmente la
culpabilidad comprobada.
Ante esta situación la justicia en México tiene ahora la
posibilidad de que haya legalidad y la impunidad deje de imperar, sobre todo en
la administración pública que tanto daño hizo a México y a los mexicanos.
Es necesario que no se detenga la mano de la justicia y paren los
ilícitos de los funcionarios públicos, del pasado y del presente, sin importar
el color de sus partidos políticos, sólo así se erradicará la corrupción que
fue la bandera que llevó a los actuales funcionarios al poder. Ahora, a cumplir
con lo prometido y a cumplimentar con las órdenes de aprehensión. PEGA Y CORRE.- Los
trabajadores del Sindicato Independiente del Instituto de Seguridad y Servicios
Sociales de los Trabajadores del Estado parecen tener la brújula perdida ante
el bombardeo de noticias sobre el sector salud que son tan continuas como
contradictorias. Acostumbrados a los líderes charros y a las mentiras de
la parte patronal, los trabajadores del ISSSTE, ahora protestan por lo que
puede suceder, ni siquiera saben que podría haber recorte de personal, pero
ellos en su fantasía, consideran que deben estar afuera del Centro Médico
Nacional 20 de noviembre en la colonia Del Valle, y como no hayan pretexto pues
se inconforman por la política de austeridad del gobierno de Andrés Manuel
López Obrador, aunque todavía a ellos no les afecte. Antes se protestaba por
las decisiones antipopulares de los gobiernos, ahora protestan por lo que puede
suceder y a veces sólo acontece en su imaginación…Esta columna se publica los lunes,
miércoles y viernes.
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