CON DERECHO A RÉPLICA
Por Francisco Vargas
Perales
Febrero 03 de 2017
“Me acusarán de matar al Padre PRI…”
El
Partido Revolucionario Institucional (PRI), el otrora poderoso partido que desde
hace ocho décadas era el partido en el poder de nuestro país es ahora un muerto
insepulto, o al menos así lo considera la población y los mismos priistas. Hace
algunas décadas el pertenecer al Partido Revolucionario Institucional era como
tener asegurada una plaza en el gobierno federal, cuando menos de burócrata. Que
no decir de los candidatos de elección popular de este partido, tenían
asegurado el triunfo en las elecciones “el que ponga el PRI, gana”, decían en
este pueblo. Desafortunadamente, como dijera el divo de Juárez en una de sus
canciones “el tiempo pasa y no perdona”.
El
PRI, el poderoso PRI, el Goliat de los partidos políticos en México, está en el
suelo, está en la lona, como se diría en el argot boxístico. Tratar de explicar
el porqué de esta venida a menos del Partido Revolucionario Institucional ya ha
ocupado ríos de tinta en los periódicos y revistas de corte político y ahora
más con la tecnología del internet, simplemente yo diría que es un partido anquilosado,
como anquilosados son sus directivos, “renovarse o morir” dice la máxima y en
el PRI no hubo renovación, siempre los mismos cuadros, siempre los mismos
directivos, siempre las mismas imposiciones, siempre el gran elector, pero ahora
no siempre el mismo pueblo sumiso. Esto último
terminó con el PRI, como acabaron con el tirano en las revoluciones conocidas.
El
antecesor del PRI fue fundado en 1929, ocupaba el nombre de Partido Nacional
Revolucionario hasta 1938 que cambió al nombre de Partido de la Revolución
Mexicana y en 1946 los jerarcas del PRI en aquel entonces deciden reciclarlo,
cuando menos de nombre y lo bautizan como Partido Revolucionario Institucional,
que nace con las mismas mañas para triunfar, las mapachadas en ese entonces
estaban a la orden del día, imperaba en las elecciones el robo de urnas,
diputados del mismo PRI aprobaban las elecciones, no había de otra, el PRI
ganaba o ganaba, eran tiempos posrevolucionarios, los tiempos de Tomás Garrido
Canaval el Tabasqueño de las camisas rojas y otros que con sangre pintaban el
logotipo del PRI.
Pero
desde ese entonces ya había insurrectos, hombres que también habían luchado en
la Revolución Mexicana, generales que habían participado en la derrota del
tirano Victoriano Huerta, no era el generalazo, eran personas que tenían
acendrado el espíritu libertario y sabían, se daban cuenta, que el PRI era el
partido del opresor. En 1952 el Partido Revolucionario Institucional lanza
como su candidato a la presidencia de la república a Don Adolfo Ruíz Cortines,
Secretario de Gobernación del presidente saliente Miguel Alemán Valdés. Militares dirigentes de la Federación de Partidos
del Pueblo Mexicano (FPPM), se disponen a dar la pelea en esas elecciones al
partido en el poder, el PRI, y nombran como su candidato al General Miguel Enríquez
Guzmán – para que la cuña apriete, dicta el refrán popular – distinguido militar,
que había acompañado al presidente Francisco I. Madero en su histórica marcha
hacía el Castillo de Chapultepec.
La
lucha para ganar la presidencia de la república en aquella ocasión fue cruenta,
ya desde aquellos ayeres el pueblo quería acabar con el Partido Revolucionario
Institucional que significaba opresión disfrazada de democracia, en esa ocasión hubo gente del pueblo
asesinada y muchos detenidos en pueblos y ciudades, sólo por defender sus
ideales políticos, para ese entonces el
ciudadano que no votaba por el PRI era insurrecto y se arriesgaba a la pérdida
de su libertad. En su campaña electoral
a Don Miguel Enríquez Guzmán lo acompañaba el General Roberto Cruz, destacado
revolucionario y político compañero de armas de Álvaro Obregón y Plutarco Elías
Calles, fundador éste del Partido Revolucionario Institucional.
El
General Roberto Cruz era un hombre bragado, acostumbrado al zumbido de las
balas y al fragor de las batallas, que sabía que había que terminar con el cacicazgo
que estaba regresando con el PRI. El General
Roberto Cruz en el periodo como presidente de la república del Jefe máximo –
como le llamaban a Plutarco Elías Calles – era director de la Policía
Capitalina y le tocó acatar la orden de fusilar al padre Miguel Proo, a quien
señalaban de ser el autor intelectual de la muerte de Álvaro Obregón, candidato
a la presidencia de la república, hecho por el cual siempre fue señalado el
General Cruz, algo que nunca le fue perdonado por el pueblo mexicano, que era
eminentemente católico. En uno de sus vehementes
discursos del General Roberto Cruz en la campaña proselitista del General
Miguel Enríquez Guzmán, pronunció: “me acusaron de matar al padre Proo, ahora
me van a acusar de matar al padre PRI”.
Desafortunadamente
para el PRI no son los partidos políticos contrarios a él los que lo quieren
terminar, son sus mismos dirigentes, aquellos que por muchos años se han visto
favorecidos con prebendas que les han otorgado por ser “hombres del sistema” y
ejemplos hay muchos. Leí recientes
declaraciones del dirigente del Sindicato de Empleados del Ayuntamiento de Poza
Rica, Fermín Cruz, hombre que lleva más de 30 años ostentado ese cargo, que
vivió los mejores tiempos del Partido Revolucionario Institucional y que por el
corporativismo imperante los trabajadores sindicalizados deberían de estar
afiliados al Partido Revolucionario Institucional, el hombre expresó a los reporteros que “el
PRI es un barco hundido”, que nadie quiere saber del PRI “si yo voy a hablar
del PRI con un amigo, me manda a la chingada”.
En esto terminó el PRI, repudiado por sus propios militantes que ahora
buscan barco a donde navegar esperando que les sople mejores vientos, se dice
en términos marinos que las ratas son las primeras en abandonar el barco cuando
se está hundiendo. Pero aquí cabe
recordar un dicho de los paisanos jarochos, “ayer maravilla fui y ahora ni
sombra soy”. En esto se ha convertido el
PRI. Yo digo y nada más. Y hasta la próxima
D.M.
Para
Réplica y Comentarios ponemos a su disposición el correo electrónico franciscovperales@hotmail.com
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