COLUMNA


Los tres de la bella unión: Rosa, clavel y botón

ALMA GRANDE

Por Ángel Álvaro Peña
El colmo. Dígame si no son joterías.

Algo debe tener Chiapas para los familiares y amigos de Javier Duarte, y para el propio ex gobernador que ahí podría saberse más de ellos que en Veracruz.

Desde hace varios años el grupo delictivo que rodeó a Javier Duarte durante su gestión tiene una íntima relación con Chiapas, como si se tratara de la guarida de la banda, donde no sólo se cuidan de la acción de la justicia, sino donde guardan sus más preciados tesoros.

Pero a veces Chiapas viaja a Veracruz, como cuando el gobernador de esa entidad destapó a Alberto Silva Ramos en junio de 2015, como candidato a diputado federal en medio de una algarabía digna de mejores causas.

Así las relaciones entre este grupo de delicados delincuentes veracruzanos y el estado de Chiapas se estrechan. Se vuelven dependientes.

A finales del año pasado Tony Macías Yazegey, chiapaneco y suegro de Javier Duarte, anunció que se iría a residir con su esposa y nietos, los hijos de Duarte, a Chiapas.

El 1 de noviembre del año pasado la Policía Federal Ministerial y la Policía Federal acudieron a un rancho donde el padre Alejandro Solalinde aseguraba que se encontraba el ex gobernador, en territorio chiapaneco. La PGR buscó a Javier Duarte, en el rancho “San Francisco” ubicado en el municipio de Villa Flores, en Chiapas.

El 11 de noviembre del año pasado, fuerzas federales capturaron en el aeropuerto de Tapachula, Chiapas, a un sujeto llamado Mario Medina Garzón, quien intentaba viajar de Chiapas a la Ciudad de México, dicho sujeto tenía entre sus pertenencias dos pasaportes falsos, uno a nombre de Alex Huerta del Valle y el otro con el nombre de Gabriela Arriaga Ponce, los cuales tenían las fotografías de Javier Duarte y Karime Macías, esposa de Javier Duarte, respectivamente, finalmente dejaron libre a Medina Garzón.

De acuerdo con fuentes federales, Medina Garzón es primo de Karime Macías, esposa del ex gobernador, quien confirmó que le ordenaron entregar los documentos a Javier Duarte en Tapachula.

Durante su detención el hombre declaró que los documentos confiscados son legales, pero con identidades apócrifas.

A pesar de los indicios de que el ex gobernador pudiera estar en el sureste, principalmente en Chiapas, ni se montó vigilancia alguna ni se instalaron retenes para evitar su fuga o bien detenerlo.

Las Choapas, Veracruz y Huimanguillo, Tabasco, son ciudades que no tienen división física. Entrar a una población u otra, es imperceptible.

Los dos pueblos colindantes pudieron ser el paso de Javier Duarte de Veracruz hacia Tabasco y luego trasladarse a Chiapas. Esta área es tierra de nadie. Donde el que tiene más dinero manda, y no es difícil que se haya utilizado ese camino para sacar dinero en efectivo y para escapar de la acción de la justica.

Una vez que este extraño suceso ocurrió en tierra chiapaneca, el 25 de enero del presente año la Policía Internacional (Interpol) dio a conocer la Ficha Roja emitida contra el ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, se le acusa de delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita.

El 4 de febrero de este año, la PGR cateó la casa de los suegros de Javier Duarte, ubicada en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, donde los agentes federales hallaron 54 mil dólares en efectivo, así como computadoras y equipo de radiocomunicaciones.

Ahora la inversión de Javier Duarte en imagen que superó los 8 mil 727 millones de pesos, más de 4 millones diarios, se le revierte porque ahora no hay nadie que no lo conozca dentro y fuera de nuestras fronteras.

A pesar de esto, mucha gente asegura que no ha salido del país y que es muy probable que se encuentre en Chiapas, lugar donde pareciera tener a su favor muchas cosas.

Pero también para los secuaces de Javier Duarte, Chiapas parece la tierra prometida, porque el diputado federal Alberto Silva, dice ser uno de los principales asesores del gobernador de ese estado, no sabemos si también cobra salario o no, pero eso no es importante para El Cisne, sino que con ese pretexto puede viajar cuantas veces sea necesario a entrevistarse con su jefe o con gente muy cercana a él con el pretexto de la asesoría al gobernador.

Chiapas es el centro de operaciones no sólo de los cómplices de Javier Duarte, sino de la cuadrilla de hampones de su antecesor, Fidel Herrera Beltrán.

Desde que inició su periodo como diputado federal Javier Herrera Borunda, hijo del ex gobernador de Veracruz, se convirtió en asesor de gobernador de Chiapas. Tanto que, si alguien quería localizarlo, sus ayudantes aseguraban que era más fácil y más rápido encontrarlo en la casa de Gobierno de Tuxtla Gutiérrez que en la Cámara de Diputados.

Desde su guarida Javier Herrera quiere ser lanzado como senador por el Partido Verde. El gobernador de dicha entidad, Manuel Velasco Cuello, pertenece a ese mismo partido y seguramente se convirtió en una especie de zona liberada perteneciente a esa organización política, que puede convertirse en el campo de entrenamiento de Javier Herrera, para llegar a una senaduría por ese partido, que en realidad es un negocio familiar.

Cada vez son más comunes las dinastías en las gubernaturas, como si se tratara de feudos de la edad media, en un retroceso en la historia de más de 500 años.

Porque Fidel Herrera, quiere que su hijo sea gobernador, como su padre. Y qué mejor que empiece a ver el desarrollo de las gubernaturas desde ahora, aunque no cumpla con su responsabilidad legislativa.

Así los ladrones de Duarte tienen en Chiapas un rinconcito veracruzano que les sirve de guarida, centro de operaciones, campo de entrenamiento, diversión, descanso y espacio para la impunidad total Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.

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