Democracia en venta
01 de
Noviembre de 2017
ALMA GRANDE
Por Ángel
Álvaro Peña
Pensar en la democracia es considerar una de las más altas
concepciones del pensamiento humano. Idea que se ha perfeccionado con los años
y que, al mismo tiempo, ha caído en manos de personajes que ven la democracia
como un gran mercado donde todo se vende.
Porque no podemos negar que haya partidos donde se compran las
candidaturas, donde el que gana es el líder nacional de partido, o algunos de
los hombres, de ese partido, encumbrados en el poder.
En el mejor de los casos los dineros recaudados por la venta de
candidaturas son destinados a las campañas de ese mismo instituto político.
Otras veces -la mayoría- van a dar a los bolsillos de sus dirigentes.
El ejercicio del poder, es decir, el gobierno se ha convertido en
un negocio a grado tal que se sabe que comprar una candidatura es una
verdadera inversión, porque ya en el puesto los negocios llegan por sí solos,
con el pretexto de la obra púbica los niveles de gobierno fortalecen a sus
miembros en lo económico y en lo particular. Esto redunda en obras como el
socavón de Cuernavaca, donde las cosas se hacen al aventón o simplemente se
facturan materiales de buena calidad y se utilizan materiales de segunda. Un
negocio donde el único perdedor es el ciudadano que puede morir en esas obras,
como sucedió precisamente en el socavón de Morelos, donde hubo dos víctimas
mortales.
Cuando se compra la candidatura a un puesto de elección popular
también se adquiere como póliza de garantía la impunidad. Es decir, hay suficiente
fuero como para que se haga lo que se haga fuera de la ley y la libertad está
garantizada. La libertad de los culpables está incluida en el precio de
adquisición de la candidatura.
Las candidaturas no siempre se compran con dinero, se exige, desde
la cúpula de los partidos, ser triunfadores. Es decir, el partido recibe dinero
del candidato, exigiéndole una cantidad mínima de votos, que prometerá al
saldar la cuenta.
Pero las candidaturas no es el único producto que la democracia
mexicana pone a la venta. Ahí están los votos de los ciudadanos, quienes
sumidos en una desesperante miseria venden su voluntad política al mejor
postor. Esta práctica se realizó durante la jornada electoral del 4 de junio en
el Estado de México de manera abierta, sin discreciones ni sonrojos, frente a
una autoridad electoral que pareciera no haberse dado cuenta de nada.
Ahí, los precios del voto ciudadano variaban desde los 300 pesos
hasta los tres mil. Había que mostrar la foto de la boleta marcada para
entregar el recurso económico. Aunque a veces quienes debían dar el dinero se
desaparecían cuando habían contactado grupos grandes de ciudadanos para
quedarse con el dinero. Los votos se compraron a hombres y mujeres de todas las
edades para fortalecer las endebles preferencias del PRI en la entidad.
Pero una vez terminada la contienda hubo demanda de otro producto
de nuestra democracia del que poco se habla, también tuvo lugar en el Estado de
México y que tiene que ver con la venta de silencios de los partidos agredidos
a la hora de cambiar las cifras en las actas. Porque en muchos casos las actas
no pudieron alterarse sin la anuencia de los representantes del partido
afectado. Aquí, debe tomarse en cuenta que algunos partidos carecieron de
representación a lo largo y ancho del país, por lo que en algunos casos se
repartieron entre los partidos los votos del partido que carecía de
representación en la casilla.
Ya en el poder las concesiones, las licitaciones, las competencias
por hacerse cargo de una obra, las convocatorias, también tienen su precio.
Este es el gran negocio de los políticos que han optado por afiliarse a la
sociedad de la empresa que surge con su autorización para garantizar no sólo un
pago permanente sino para que no haya cuentas alegres en las empresas en las
que participan los funcionarios públicos a cambio de permisos de construcción y
licencias o autorizaciones.
Ahora, la modernidad trae al mercado de la democracia mexicana
nuevos productos, como es el caso de la venta de firmas para que los que se
postulan como candidatos independientes puedan llegar a serlo. Cada
precandidato independiente a la Presidencia de la república requiere 866,593
firmas, es decir, el equivalente al 1 por ciento de la lista nominal del país,
según el INE. Para senadurías deben firmar el equivalente al 2 por ciento de la
lista nominal de la entidad correspondiente.
Una misma firma puede apoyar a todos los candidatos, aunque al
final sólo será válida la primera que sea recibida por el INE. De tal manera
que una persona puede convertirse en un expendedor de firmas a un precio
razonable, tomando en cuenta que hay varios interesados en juntar firmas para
llevar a la competencia electoral a los llamados independientes, quienes, en
muchos casos deberán realizar gastos adicionales con productos y accesorios
alternos a su candidatura.
Del otro lado del mostrador se encuentran los consejeros
electorales que no ven pasar los productos de la democracia sin adquirir uno
que otro, o bien ofertar alguna canonjía, fingir miopía, o diseñar nuevos y extravagantes
lineamientos dentro de la estructura del INE que puedan dar el triunfo en las
urnas a quienes no ganaron legalmente. Y esto también tiene un buen precio.
La democracia en México se ha vuelto un mercado de espacios,
canonjías, justicias, encarcelamientos, injusticias, fueros, excesos,
impunidades, etc. El desarrollo de nuevas herramientas se crea para que en el
intento de cambiar algo, en realidad nada cambie. Al contrario, ahora hay más
mercancías en el gran mercado de la democracia mexicana. PEGA Y CORRE. – Miguel Ángel Yunes
Linares anunció que hay un lapso que no desaprovechará, para que los ex
funcionarios duartistas Antonio Tarek Abdalá Saad y Alberto Silva Ramos, puedan
ser detenidos e investigados. Los actuales legisladores federales dejan su
cargo el último día de agosto del próximo año, y con ello el fuero que los
protege. Yunes Linares deja la gubernatura el 30 de noviembre de 2018 y ha
dicho “…no se salvarán de la aplicación de la justicia, a pesar de que no los
quieran desaforar los priistas, a partir del último día de agosto se les acaba
el fuero ya que culminan con el cargo con el que cuentan actualmente” …Esta columna se publica los lunes,
miércoles y viernes.
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