Inseguridad letal
ALMA GRANDE
Por Ángel Álvaro Peña
Las promesas de campaña corren
siempre la misma suerte. El candidato las esconde y el pueblo las olvida.
Ahí se quedan guardadas hasta
que otro candidato, dos, tres o seis años después las desempolve y vuelvan a
tener vida en el discurso, donde vuelven perderse, y así se van alejando de la
realidad cada vez más.
Prometer es una adicción de los
políticos en campaña. No cumplir amparado en el olvido, un verdadero delito que
debería ser castigado.
Un candidato promete lo que
para él y su equipo de campaña lo hace diferente de sus contrincantes, pero eso
que lo diferencia lo convierte en alguien similar en el momento de no cumplir,
ni de crearse y, sobre todo, de hacer todo lo posible para que nadie se acuerde
de su época de proselitismo.
La seguridad de la población ha
sido una vieja promesa de campaña desde el siglo pasado. El narcotráfico fue
tomando como un grave peligro para la población desde 2006, cuando Felipe
Calderón vio un negocio redondo en la guerra contra el narcotráfico que
aprovechó para culpar de estar involucrados en esa actividad ilícita a sus
enemigos políticos, y sobre todo, pudo deshacerse de muchos estorbos con el
pretexto de los daños colaterales.
Así murieron cientos de miles de mexicanos y miles de millones de
pesos fueron a dar en los bolsillos de quienes lucharon contra el narcotráfico
con el pretexto del narcotráfico.
La inseguridad fue un gran
problema que impedía que la actividad social se desarrollara con normalidad. El
temor primero, y el terror después, desarticularon la espontánea organización
social. La noche era propiedad del silencio y la muerte.
Las promesas de campaña se
convirtieron en anuncios de peligro, más que en un propósito. El temor se
nutrió de los discursos de campaña para amedrentar la cohesión social, para
desmembrar la inconformidad de la gente, para atemorizar a la disidencia
natural de la población.
La inseguridad se convierte en
la herramienta ideal del poder central, del verdadero, de una élite que
gobierna sobre los gobiernos.
La inseguridad oficial es la
mejor arma para cuando un funcionario quiere ser presidenciable, ante este
peligro, simplemente se le adjudican todas las corporaciones policíacas, las de
investigación, las de espionaje y se le culpa de no cumplir con su trabajo,
porque la inseguridad galopa por todo el país.
Esta vez la muerte, que puede
ser la expresión extrema de la inseguridad, se instaló en Veracruz. Las
imágenes son indignantes, los orígenes desconocidos y la impunidad garantizada.
Si en Veracruz quienes provocan
la quiebra financiera están libres qué puede esperarse de aquellos que actúan
cobijados en la oscuridad y con la certeza de que no serán descubiertos.
Ajustes de cuentas,
ejecuciones, venganzas del narcotráfico, se funden con delitos que
nada tienen que ver con esa actividad pero que se convierten en un paquete
que acusa irresponsabilidad del gobierno estatal, cuya cabeza, Miguel Ángel
Yunes Linares, prometió en campaña, exterminar este mal que afecta a todos por
igual y erradicar un peligro del que nadie está a salvo.
Durante su campaña, Miguel
Ángel Yunes Linares afirmó que la seguridad era una de sus prioridades e iba
recuperarla en seis meses.
La política no está exenta de
este peligro, la semana pasada dos alcaldes fueron ejecutados, el de
Hidalgotitlán, Santana Cruz Bahena y el de Ixhuatlán de Madero, Víctor Manuel
Espinoza.
Así fueron sucediéndose uno a uno los hechos de sangre. La noche del
sábado cuarto cuerpos desmembrados fueron dejados sobre una banqueta de la
colonia Libertad en Poza Rica, al norte de la entidad.
En el centro de Córdoba,
ocurrieron balaceras, donde un civil resultó herido y dos presuntos sicarios
perdieron la vida a manos de un grupo delincuencial distinto. Los cuerpos
quedaron inertes en el interior de un vehículo Bora de modelo reciente.
El viernes por la tarde, seis
cuerpos aparecieron flotando en el río Papaloapan, en la cuenca del mismo
nombre. Los cadáveres, algunos de ellos semidesnudos y con evidentes huellas de
golpes y tortura, eran del sexo masculino.
En Martínez de la Torre, el
sábado en la colonia El Roble fue encontrado sin vida un hombre con un disparo
en la cabeza. El cadáver se encontraba con los pantalones abajo, una insignia
recurrente en sicarios del crimen organizado.
En Pánuco, en la carretera
estatal Alazan-Canoas, una mujer fue encontrada muerta; presentaba varios
impactos de bala en el cuerpo y estaba envuelta en una bolsa negra.
El alcalde de Ixhuatlán de
Madero, Víctor Espinoza Tolentino, iba acompañado de su esposa, Hilda
Patricia Carrera Tinoco, a bordo de una camioneta tipo pick-up, cuando
sujetos armados lo ejecutaron a él, a su esposa y a
tres personas más, al parecer funcionarios municipales, en calles de la
colonia La Haciendita, municipio de Banderilla. Los hechos se registraron
aproximadamente a las 19:00 horas del viernes 24 de noviembre.
Según el gobierno del
panista-perredista Miguel Ángel Yunes Linares, el edil fue sorprendido en un
asalto cuando pretendía adquirir un lote de láminas de construcción, lo cierto
es que en materia de investigaciones policíacas la gente ha dejado de confiar
en el gobernador debido a que sus supuestos aciertos en algunos de los casos
más graves de la delincuencia, como el del ex gobernador Javier Duarte, sólo
pareciera se trataba de un aviso sobre el rumbo que tomarían las
averiguaciones.
Por ello la versión acerca de que los insumos
serían adquiridos a una banda de delincuentes, según vertiente de
investigación de Yunes Linares, que se dedicaba a vender productos y apoyos
oficiales del anterior gobierno del priista Javier Duarte.
Incluso, el gobierno estatal
giró un comunicado oficial en donde le solicita a ediles electos y a alcaldes
en funciones abstenerse de adquirir apoyos sociales en el mercado negro o
informal.
La inseguridad ha roto la
credibilidad en las corporaciones policíacas, pero sobre todo en los políticos,
quienes se montan en el tema para ganar en las urnas y después descuidar la
integridad de sus gobernados.
En los primeros cinco meses del
actual gobierno, se abrieron cerca de 625 carpetas de investigación por
homicidio doloso en la entidad.
Durante su campaña, Miguel Ángel Yunes Linares
afirmó que la seguridad era una de sus prioridades e iba recuperarla. PEGA Y CORRE.- Las muy posibles
candidatas a senadoras por el PRI en Veracruz, son: Elizabeth Morales y Anilú
Ingram, sin embargo, se sabe desde ahora que en esa legislatura ya tiene
un lugar asegurado la actual diputada de Morena, por el Distrito XI, Rocío Nahle… Esta columna se publica los lunes,
miércoles y viernes.
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