El Frente se rompe por lo más Delgado
ALMA GRANDE
Por Ángel
Álvaro Peña
Desde que Dante Delgado tiene su partido político decide por el
resto de la organización no sólo si se alía con otros partidos sino la manera
de aplicar los recursos del propio.
La tradición de la política mexicana de ver todo de manera
piramidal a través del culto a la personalidad de sus jefes o líderes, otorga
atribuciones ilegales a quienes tienen el poder dentro de las oficinas de
gobierno o de los partidos políticos.
La estructura burocrática del país está tan contaminada por el
culto a la personalidad que en la mayoría de las oficinas de Comunicación
Social, en boletines, destacan las palabras del titular y no dan a conocer las
obras concretas de su dependencia.
En algunos boletines ni siquiera se dan los datos de las obras que
realiza la secretaría de estado, para dar lugar a las declaraciones del
secretario. El motivo de los discursos del secretario carecen de contexto y la
personalidad del funcionario es exaltada de tal manera que el evento, que es la
obra por la que pagan los contribuyentes, no se menciona.
Esta costumbre de ver al hombre sobre las instituciones y sus
logros personales sobre las responsabilidades diarias de los políticos, ha
creado líderes que suelen creer que poseen todo a su alrededor.
Así, si el secretario de estado dispone de cualquier recurso
material, humano o económico, nadie debe negarlo. El funcionario es propietario
de todo lo que existe en las oficinas de su dependencia, incluyendo, a veces,
el personal.
No se diga en las gubernaturas, donde el ejemplo más claro también
lo padeció Veracruz, con Javier Duarte de Ochoa, quien pareciera no importarle
la acción de la justicia ni el desprestigio de su dignidad, porque aún estando
en la cárcel sabe que la sanción no será severa, pero sobre todo,
está seguro que la sentencia, en caso de haber, no incluirá el decomiso de
bienes y de recursos económicos que debe tener en buen resguardo.
Sucede lo mismo con los partidos políticos, donde ahora hay
líderes vitalicios, si no basta ver el Partido Verde o el Movimiento Ciudadano,
donde el líder, que es el patriarca también de una especie de tribu que le
pertenece, dispone de los dineros que le son entregados para que eche a andar
su partido político personal.
Hace unos días, un grupo de militantes de Movimiento
Ciudadano conformó
una dirigencia alterna para exigir la expulsión del líder nacional, Dante
Delgado, y el inicio de una investigación por el manejo de 4 mil 700 millones
de pesos por concepto de prerrogativas.
Aproximadamente 120 mil disidentes, encabezados por Abraham
Aguilar, anunciaron su adhesión al proyecto del líder nacional de Morena,
Andrés Manuel López Obrador, mediante el frente “Con AMLO Unidos Podemos”,
dirigido por Elías Miguel Moreno Brizuela.
Abraham Aguilar, quien encabeza la disidencia del Movimiento
Ciudadano, aseguró que las irregularidades administrativas datan de cuando el
partido era Convergencia por la Democracia, en 1999, y posteriormente se
transformó en “Movimiento Ciudadano”.
La mala fama le caracteriza al líder del MC, porque los delitos
comunes en México se convierten en travesuras de los políticos sin que haya
sanción para ellos, y en Veracruz parece que nacen los funcionarios públicos
que tienen pasión por la impunidad.
La disidencia también acusa a Dante Delgado de actuar de manera
personal al decidir él solo la adhesión al Frente Ciudadano, decisión en la que
no están de acuerdo la gran mayoría de los militantes de esa organización.
Movimiento Ciudadano tiene problemas en algunas regiones del país
para conservar el 2 por ciento de la votación, que representa la conservación
de su registro como partido político, por lo que no puede darse el lujo de
perder un solo militante ni extraviar un solo voto, de otra manera está en
riesgo su sobrevivencia en la escena política del país.
La suma al Frente Ciudadano, tiene, entre otras muchas razones, la
intención de no perder el registro, es por ello que eran pocas las alternativas
de decisión sobre su incorporación al Frente; sin embargo, la mayoría de la
militancia exige que sea tomada su decisión.
Para Dante Delgado fue muy fácil manejar el partido a su antojo,
tanto en lo económico como en lo político, pero los excesos llevan a ver a este
partido como una organización agonizante.
Una de las razones por las que se conformó el Frente Ciudadano fue
el hecho de querer combatir al PRI como estructura sólida electoral, pero
también hacerle unidos frente precisamente al enemigo común que es Morena.
Si se va más de la mitad de la militancia raquítica de Movimiento
Ciudadano hacia Morena, la decisión de Dante Delgado al unirse al Frente no se
ve desde ahora muy acertada por la gran estructura del poder y preferirá hacer
todo lo posible por desacreditar primero, luego quitarle el registro, antes de
que llegue la jornada electoral.
El golpe de la salida de militantes de Movimiento Ciudadano hacia
Morena, sugiere que Abraham Aguilar, quien encabeza la disidencia,
se encargue de liderar el partido o bien que Movimiento Ciudadano muera como
partido político y deje a Dante en una especie de limbo político, sin
protección alguna, y pueda ser llevado a la cárcel por segunda ocasión. La
manera unilateral que caracteriza a algunos políticos al momento de tomar
decisiones debe ser enconada, y deben ser los militantes, los subordinados, los
ciudadanos, los propios dirigentes, quienes limiten los excesos de sus jefes y
el culto a la personalidad termine para dar paso, por fin, a una democracia
madura donde la población haga valer su voz y su voto. PEGA Y CORRE.-
Como si se tratara de un reyezuelo, se ponderó la comodidad de Javier Duarte
ante la estabilidad de la justicia veracruzana, de tal suerte que
ahora los jueces de esa entidad deberán viajar a la ciudad México para tomarle
la declaración al ex gobernador, quien seguramente verá esta acción como una
esperanza de impunidad y una derrota de las autoridades veracruzanas. La orden
la dio un juez federal…Esta
columna se publica los lunes, miércoles y viernes.
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