En nombre de los independientes
ALMA GRANDE
Por Ángel Álvaro Peña
El plazo que marcó el INE para que se registraran los aspirantes a
convertirse en candidatos independientes a la Presidencia de la República fue
ampliado, como una especie de tributo a las negociaciones que al interior del
PAN realizaba Margarita Zavala, lapso que fue aprovechado por casi un centenar
de mexicanos que buscan tener en su currículum, por lo menos, el intento de
haber peleado la candidatura.
Ante esta realidad que pareciera de comedia, se registraron en
este ridículo procedimiento 86 aspirantes, siete mujeres y 79 hombres, 40
cumplieron con los requisitos, ocho no los cumplieron y a 38 se les otorgaron
48 horas más para entregar más información o subsanar omisiones.
De los 38 que faltan, una vez que el INE les entregue sus
constancias, contarán con 120 días para lograr las firmas. Los que inician este
lunes, tendrán hasta el 12 de febrero para lograrlo.
El descrédito de la figura pública del presidente de la República
es evidente. Es como si el INE publicara a los cuatro vientos que ahora
cualquiera puede ser presidente de la República, que se inscriba quien crea que
pueda ocupar un puesto de elección popular.
Pero no es sólo la figura presidencial la que se deteriora sino
cualquier puesto de elección popular que pueda representar a los mexicanos en
cualquiera de los tres niveles de gobierno.
Es decir, los políticos y los funcionarios públicos tienen una
imagen tan deteriorada que cualquiera puede mejorar, basta con tener la
suficiente estructura social como para establecer los vínculos necesarios con
tanta gente, pero sobre todo el dinero suficiente para contar con un proceso de
recaudación de firmas donde se requieren recursos para reunir tal cantidad.
Aquí viene otro grave problema en la política mexicana que se asocia
con la clase social de quienes puedan llegar a ser candidatos a cualquier
puesto de elección popular. Condición que el propio priista del Estado de
México, Carlos Hank González, había anunciado desde hace mucho tiempo al decir
que un político pobre no es más que un pobre político.
Para ser poseedor de una candidatura se requieren recursos
económicos suficientes para realizar una campaña a la altura de sus
competidores, no basta el dinero que otorgan los mexicanos a través del INE,
eso es sólo una parte de lo que necesita para ser competitivos.
La representación política, la designación de los manejos de la
administración pública, recae entonces en quienes quieren y pueden contar con
recursos propios para representar a la clase social a la que corresponden. Lo
que quiere decir que los pobres ya no serán representados en las cámaras y
mucho menos en una presidencia municipal o en la presidencia de la República,
por la simple razón de que quienes están sentados en la silla del poder en los
tres niveles de gobierno, son personas con una gran holgura económica que no
pueden hacer otra cosa que defender los intereses propios y los de su clase.
Las candidaturas independientes vienen a darle un portazo a la
tradición de que nos gobernaban los mejores hombres. Ahora no depende la
candidatura de una vocación política, sino de la oportunidad que a estos
hombres y mujeres les da la suerte de nacer con posibilidades económicas
suficientes como para competir por un puesto de elección popular.
Abaratar el ejercicio político en un tiempo de descomposición
social y crisis económica no hace otra cosa que abrir las puertas a fuerzas
extrañas dentro y fuera de nuestras fronteras.
Si es al interior del país, hay fuerzas oscuras que pueden
ser representadas por quienes mueven los hilos de los que aparentan
competir, cubriendo y defendiendo intereses que la gran maquinaria de la
justicia mexicana no puede controlar ni la estructura electoral puede advertir.
En México puede surgir, por ejemplo, un nuevo grupo electoral
conformado por los ex gobernadores corruptos, cuyo frente puede denominarse el
de la Delincuencia
Autorizada, que deja en el olvido a una delincuencia organizada
superada por ellos en muchos sentidos.
La cantidad que los ex gobernadores corruptos pueden aportar para
convertir a un representante suyo en presidente de la República es
incalculable. El dinero mal habido por todos ellos supera la fortuna del hombre
más rico del mundo y esto puede producir un colapso en la justicia mexicana de
dimensiones impredecibles.
Si es al exterior, la economía creciente de países como China,
Rusia, Estados Unidos, Israel, que ven el territorio como un manjar para
instalar sus empresas e influir en la política mexicana de acuerdo a sus
intereses.
Abrir la candidatura de un puesto de elección popular sin más
requisito que la reunión de firmas en por lo menos 17 estados de la República,
significa abrirle la puerta a intereses extranjeros, a narcotraficantes, a todo
tipo de personas que quieran aprovechar su cargo para beneficiar a un grupo reducido
de personas. Si bien esto viene haciéndose desde hace tiempo, por lo menos los
personajes están ubicados en las filas de los partidos políticos, los cuales
han permitido la impunidad de sus militantes, pero no por eso deben abrir más
las posibilidades de una amplia gama de mexicanos que sin más requisito que
firmas puedan llegar a convertirse en presidente de la República.
En cambio, los verdaderos líderes sociales, los que tienen
realmente seguidores y son un ejemplo a seguir son castigados por la estructura
de gobierno. No es ninguna novedad que los activistas y luchadores sociales que
defienden la naturaleza son encarcelados por el sistema político mexicano por
interferir en los planes de los grandes capitalistas que talan bosques, que
exportan maderas. Los propios recursos naturales tienen sus defensores en
diferentes regiones del país y son entes políticos por naturaleza, preocupados
por la defensa de la población, pero estos personajes han sido castigados
históricamente por el simple hecho de impedir la libre depredación de la tierra
en la que viven y vivieron sus ancestros, pero donde ya no vivirán sus
descendientes por el simple hecho de que lo que las autoridades llaman
progreso, se los arrebata.
Esos son los líderes que deben tener todas las facilidades
necesarias para llegar a puestos de elección popular y no quienes por deporte o
simple capricho quieren formar parte de un grupo de candidatos que desconocen
las auténticas responsabilidades de un hombre o una mujer electo por la
población. PEGA Y
CORRE. – Este sábado se nos casó Alberto Silva Ramos, principal
cómplice de Javier Duarte en más de un negocio chueco, con su ex secretaria
privada, Cyndi Paola Virues Rodríguez, a quien en su momento se le acusó de
cobrar sumas millonarias en el PRI estatal a favor de su “novio”, o sea su
actual esposo. No cabe duda de que la complicidad crea relaciones más profundas
que el simple hecho de evitar la cárcel… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.
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