Más fuero, menos justicia
ALMA GRANDE
Por Ángel
Álvaro Peña
Si Javier Duarte de Ochoa es inocente que lo liberen, si es
culpable que lo juzguen. La confiscación de bienes señala su responsabilidad en
el quebranto de la economía del gobierno de Veracruz, lo convierten
automáticamente en culpable, pero sigue siendo factor de negociación.
La figura de Javier Duarte, junto con su grupo de ladrones sigue
pendiendo de una decisión de la justicia mexicana que no se atreve a
sentenciarlo, a pesar de que hay pruebas de más, testigos reales, señalamientos
de los medios, acusaciones directas. Nada se mueve en este caso.
Desde noviembre de 2016 se le han confiscado dinero y bienes
a Javier Duarte, esto lo convierte en un delincuente, de otra manera la
autoridad se convertiría en una expropiadora de bienes obtenidos de manera
legal, pero desde el momento que los asegura una autoridad judicial, estamos
hablando de un responsable cuya culpabilidad está debidamente comprobada.
Se le han congelado 722 millones 451 mil pesos, además, un rancho en Las
Mesas, Valle de Bravo, en el Estado de México; el rancho El Fulanito, en Fortín
de las Flores; una casa en Tlacotalpan y dos más en Boca del Río; y un
departamento en Marina de Tajín, Alvarado, 16 lotes ; un local comercial en
Torre Ánimas, Xalapa; cuatro lotes de terreno en Punta Tiburón, Alvarado;
cuatro lotes de terreno en Pastoresa, Xalapa; un lote en Corral Falso, Emiliano
Zapata; cinco lotes en Denominados Modelo y Las Lágrimas, Xalapa y un lote en
Los Tabachines, Emiliano Zapata.
Si esta recuperación de bienes no se le aplica a un culpable
entonces la justicia mexicana actúa mal. Pero como se trata de un delincuente
que está en la cárcel mientras se les olvida a los veracruzanos que existe y
que es un hampón, pues todo acto de confiscación se convierte en un distractor
social, cuando debería ser una severa condena.
Así, sus cómplices siguen el mismo rumbo hacia la impunidad con la
bendición de la cúpula de su partido, las autoridades judiciales y la
protección de los jerarcas del gobierno federal.
Lo anterior pudimos verlo claramente en la Cámara de Diputados,
donde dos de los cómplices de Duarte de Ochoa pudieron salvarse de ser
desaforados para ser juzgados como viles delincuentes comunes; sin embargo, el
mayoriteo priista en la Sección Instructora salvó a sus correligionarios
Antonio Tarek Abdalá Saad y Alberto Silva.
La decisión creó tal inconformidad al interior de la Cámara que se
abrió la posibilidad de llevar el debate sobre su desafuero al pleno.
El presidente de la Sección Instructora, el priista Ricardo
Ramírez Nieto, informó que se emitieron dos votos a favor del desafuero y dos
en contra, por lo cual la Sección ya no tiene nada que hacer respecto a
retirarle la inmunidad a ambos diputados federales por Veracruz.
A petición del diputado del PRD, Omar Ortega y el del PAN, Pablo
Piña, se determinó trasladar a la Mesa Directiva la decisión, de si se puede
someter a discusión el dictamen en el pleno de diputados, ya que en la Comisión
se presentó un empate.
Los legisladores de oposición, PRD y PAN, habían anunciado que
presentarían un dictamen alterno en donde exigirían el desafuero de, por lo
menos, Antonio Tarek Abdalá, responsable de las finanzas durante buena parte de
la gestión de Javier Duarte.
El otro cómplice, más cercano y voraz, pareciera no hacerle nada
la justicia. Su carrera delictiva inició cuando ganó las elecciones como presidente
municipal de Tuxpan, donde sembró la indignación de los tuxpeños por robarse
100 millones de pesos destinados al alumbrado público y otorgados a una empresa
fantasma que él creo.
Ahí empezó a operar como todo un experto en la creación de
empresas de fachada, que solamente simulaban que ganaban licitaciones cuando en
realidad el dinero iba a parar a los bolsillos de los funcionarios involucrados
en dicho concurso. Principalmente la máxima autoridad del municipio, Alberto
Silva Ramos.
Al incorporarse al gabinete de Javier Duarte, como secretario de
Desarrollo Social, Alberto Silva, aplicó mucho de la experiencia adquirida como
presidente municipal de Tuxpan, y posteriormente se convirtió en coordinador de
Comunicación Social del gobierno del estado, donde crea también medios fantasma
a los que otorgó millones de pesos en publicidad.
En 2015, dejó el cargo para postularse como candidato a ocupar una
curul en la Cámara de Diputados, por el principio de mayoría relativa.
El 29 de
marzo de 2016 solicitó licencia a la diputación
federal para volver a asumir el cargo de coordinador de Comunicación Social del
estado de Veracruz, con el objetivo de manipular la información de los medios
de la entidad y arremeter contra el actual gobernador Miguel Ángel Yunes
Linares y su familia, desde que era candidato a la gubernatura, entre otras
campañas de desprestigio contra los enemigos de su jefe.
Una vez que deja la gubernatura Javier Duarte, Alberto Silva
regresa a su curul.
El simple trayecto acusa complicidad, opacidad, trampa; sin
embargo, los integrantes de la Comisión Instructora prefieren dejar la moneda
en el aire al empatar sobre la decisión de quitarle el fuero a tan oscuro
personaje.
El fiscal general de Veracruz, Jorge Winckler Ortiz, solicitó
el 14 de julio de 2017 el desafuero de Alberto
Silva Ramos para que sea separado del cargo de diputado federal y pueda ser
acusado del desvío de mil 500 millones de pesos. Nada sucede.
La maquinaria del poder, sustentada por la cúpula partidista y el
silencio cómplice de la PGR hacen de los delitos contra los veracruzanos en
particular y los mexicanos en general, una especie de reconocimiento a la
habilidad de los funcionarios públicos que carecen de principios y sus valores
personales dejan mucho que desear.
Ni siquiera por la vergüenza de verse señalados por la población
abandonan su actitud de triunfadores, ante una impunidad que parece
caracterizar la aplicación de la justicia en México. PEGA Y CORRE. – Miguel
Ángel Yunes Linares, negó que haya ex funcionarios cercanos a Javier
Duarte que estén siendo protegidos para evitar que enfrenten algún cargo penal.
Aseguró que “no hay intocables y prueba de ello es que el jefe de la banda está
en la cárcel” … Esta
columna se publica los lunes, miércoles y viernes.
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