TEXTO IRREVERENTE
Publicado
en Notiver/ Andrés
Timoteo
No es gratuito el silencio del gobernante en turno sobre el tema.
El montaje sobre el secuestro de un reportero en Boca del Río apunta a un serio
entuerto judicial para el gobernante en funciones, Cuitláhuac García Jiménez,
ya que podría ser acusado, junto con su secretario de Seguridad Pública, Hugo
Gutiérrez Maldonado, de la autoría del mismo y, si se logra tipificar, hasta de
intento de desaparición forzada.
Ya hubo una declaración mediática del supuesto plagiado en su
contra y la lógica señala que ésta tendría que convertirse en denuncia
ministerial. Claro, en el entendido de que la supuesta víctima no haya sido
parte del tinglado. Por lo pronto, se sabe que en palacio de gobierno están
apanicados porque el teatro del secuestro se les revirtió y dio elementos a la
Fiscalía General para indagar a los funcionarios estatales.
Vaya cosas de la brega política ya que ahora García Jiménez podría
ser imputado de un delito sobre el cual sentó su arranque de gobierno con la
famosa declaratoria de emergencia por desaparición de personas. Es decir, si el
fiscal Jorge Winckler integra impecablemente la carpeta de investigación
sentaría al gobernante estatal y al menos a uno de sus funcionarios de primer
nivel en el banquillo judicial.
Hasta podría cumplirse el adagio popular de que ‘los carniceros de
ayer serán las reses del mañana’ porque con una acusación de este tipo, la
Fiscalía incluso podría presentar ante el congreso local un juicio de desafuero
para proceder en su contra. Winckler Ortiz quien apenas hace algunos meses
estaba en vilo por el intento de juicio político ahora le devolvería el favor a
Cuitláhuac García.
Por eso hay pánico en palacio de gobierno donde se han tenido
reuniones para analizar los posibles alcances del asunto las soluciones para
enfrentar el embrollo. Ya se ha hecho publico que en las pruebas forenses del
supuesto secuestro resplandecen las contradicciones: un enfrentamiento con
‘balas de humo’ que se evaporan sin dar en el blanco -en realidad se cree que
los policías dispararon al aire para simular un enfrentamiento y permitir
“huir” a los secuestradores-.
También 43 casquillos fueron hallados, pero los vehículos están
intactos, sin un solo impacto de bala, pese a que solo había cinco metros de
distancia. Se dijo que eran dos delincuentes, pero abandonaron tres las
pistolas y, ¿cómo es que dispararon contra los policías para después huir sin
llevarse las pistolas que eran su único medio de defensa? Además, no hay
huellas de derrape que confirme una persecución.
Empero, el indicio de fuego que apunta a García Jiménez es el
mensaje difundido en Twitter en el que anunció la “liberación” del secuestrado
19 minutos antes de que los policías lo reportaran a la central respectiva,
como consta ya en las actas ministeriales. Así se deduce que el gobernador,
estaba al tanto de que el plagiado sería liberado con un teatro y, por ende,
tiene que mucho que declarar sobre el secuestro mismo.
El mismo gobernante colgó otro mensaje en el Twitter que después
borró, pero que fue visto por muchas personas, en el que decía que el “rescate”
se había dado tras un enfrentamiento armado que nunca sucedió. Por si fuera
poco, elementos de las secretarías de Marina y la Defensa Nacional, así como de
la Policía Federal negaron que hayan participado en el supuesto rescate como lo
expuso García Jiménez en su mensaje.
LA ENGODAMIA
Todo se va desgranando para el infortunio del gobernante en turno
porque hasta los tinglados se le caen. Y por supuesto, esto debe tener
consecuencias legales. Además, no hay duda de que día a día crecen las
similitudes entre él y Javier Duarte sobre todo en sus dislates plasmados en
las redes sociales. ¿Se acuerdan cuando todos clamaban que a Duarte le quitarán
el teléfono celular para que ya no usara el Twitter por las pifias que
protagonizaba? Pues ahora es lo mismo.
Esa red social es el guijarro con el que se descalabra García
Jiménez cada vez que lo utiliza. El tuit anticipado sobre lo que pasaría
con el reportero plagiado es una especie de confesión de parte sobre que el
gobernante habría ordenado todo el montaje o por lo menos estaba enterado del
mismo.
Corre también la versión de que el secretario Gutiérrez Maldonado
intentó aplicar en Veracruz lo que tanto hizo en Nuevo León y Coahuila: poner a
policías a ‘levantar’ gente, pero no contaba que lo hicieron tan burdo y además
que el impulso tuitero de García Jiménez terminó por echar a perder el plan.
También, hablando del Twitter, el jalapeño se refugió en esta
plataforma para no dar la cara a los ciudadanos. A través de tuits da cuenta de
informes que a puerta cerrada -en Casa Veracruz- ofrece a un público
controlado: los diputados de Morena que ni por equivocación emiten un
desacuerdo ni una pregunta incómoda. En su momento, Duarte encapsuló sus
informes anuales llevándolos a recintos cerrados.
Primero fue el WTC de Boca del Río, luego el Museo de Antropología
de Jalapa y cuando el enojo popular creció, lo hizo en el fuerte de San Juan de
Ulua donde solo había un acceso vía terrestre controlado por cientos de
policías y los invitados principales fueron traslados vía aérea y marítima. Al
final terminó suspendiendo el evento del 2015 y en el 2016 ya estaba huido.
Esa evolución de arrinconamiento Duarte la presentó en al menos
cinco años mientras que Cuitláhuac García ya la tiene en menos de seis meses.
Se ha aislado por el temor a la rechifla y el reclamo. Ahora hace de la Casa
Veracruz una fortaleza donde ni siquiera entra la prensa, su único contacto con
el exterior es el Twitter. ¿Qué sucederá en noviembre cuando tenga que rendir
el informe del primer año de gobierno?
La endogamia – relaciones entre los de la misma familia- es dañina
en biología, pero en política es desastrosa. Cuitláhuac García perfila una
administración endogámica pues gobierna para los suyos y solo ante ellos rinde
cuentas. No obstante, al igual que Duarte, lo podrá hacer durante un tiempo,
pero finalmente tendrá que dar la cara. No podrá esconderse para siempre ni en
Casa Veracruz ni el Twitter.
*Envoyé depuis Paris, France.
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