Perdieron Los Que
Apostaron Contra México
ALMA GRANDE
Por Ángel Álvaro Peña
Como trago de whisky en las rocas la noticia fue dejando su
amargura en la garganta hasta llegar al hígado. Ahí provocó un gran dolor que
se convirtió en frustración y resentimiento.
Así, quienes le apostaron a la imposición de aranceles a los
artículos mexicanos para seguir descalificando al gobierno actual, estallaron
en ira ante el arreglo de la delegación mexicana encabezada por Marcelo Ebrard
para evitar dicha imposición en Estados Unidos.
El arreglo lo consideraron una derrota personal y a la hora de
opinar las vísceras se mostraron en cada palabra.
La pasión por la derrota de quien es para ellos el enemigo a
muerte y la adicción fueron la combinación perfecta para que algunos
autodenominados analistas políticos montaran en ira a la hora de saber que no
hubo aranceles contra las mercancías mexicanas.
Para ellos es más importante la derrota del enemigo que su amor
por el país. Ya lo dice el refrán: “Hay quienes queman su casa para ver arder
la del vecino”, y en la victoria del gobierno federal va inscrita una derrota
personal irreversible.
Ellos hubieran querido que los aranceles llegaran a 25 por ciento,
que la economía del país estuviera en quiebra para poder afirmar lo que vienen diciendo
desde inicios de siglo: “Obrador es un peligro para México”, no fue posible.
Así, entre candidatos independientes frustrados, expresidentes y
sirvientes de intereses ajenos, mostraron de inmediato su frustración.
Otros callaron ante lo que pensaron sería un hecho. Algunos de los
que escriben comentarios habían adelantado columnas anunciando lo que pasaría
con la economía mexicana porque la apuesta había sido grande y cuantiosa. Su
rencor iba de por medio.
Y eso también ameritaba un whisky y otro más.
El país no les importa, sus intereses prevalecen ante cualquier
beneficio de la Patria.
El acto de Tijuana integró a todos, fueron convocados, pero no
todos consideraron que fuera necesaria su presencia o pensaron que por ello
dejaban de pertenecer a la oposición. Lo cierto es que existe actualmente en
México una oposición tan débil, que cualquier acto de unificación entre los
mexicanos la hace frágil, y ellos piensan que se diluyen ante el poder
aplastante de Morena.
A pesar de decirse avezados críticos de la política con la que no
están de acuerdo, todavía no aprenden a distinguir entre las causas del país y
las razones del Presidente, gracias a confusión a la que fueron sometidos por
los priistas y panistas que confundieron a los mexicanos poco preparados a que
era lo mismo partido, gobierno, Estado, poder, etc.
Así, uno a uno de quienes comenzaban a levantar la cabeza como
opositores, sintieron que era la oportunidad de crear trincheras y disparar a
quemarropa contra el Presidente, pensaron, en su delirio etílico, que López
Obrador era México. Lo ven tan grande que se confunden siempre. Y ellos, a su
vez, se saben tan pequeños, que creen que si no lo descalifican, no existen.
Las chachalacas también guardaron silencio ante la unidad de los
mexicanos. De pronto le dio el bajón de la mota a Fox y se quedó callado.
Su país adoptivo no pudo cobrar aranceles a los productos mexicanos, país
del que se avergüenza. Ya no hubo palabras que pronunciar. El otro, entre cruda
y borrachera simplemente hizo mutis; su esposa ya no insistió en la
necesidad de que el Presidente fuera a la Cumbre del G 20. Panistas, que no
dejan de serlo por el hecho de que se hayan salido del partido, simplemente
callaron.
Quienes se convirtieron en oposición el 1 de julio del año pasado
presionan para que el gobierno federal cumpla sus promesas, muchos de ellos
dijeron que si ganaba López Obrador se irían de México, no han cumplido su
promesa. Allá nadie los conoce, aquí no le hacen falta a nadie.
Así, vedettes, locutores, actores, actrices de telenovela,
articulistas del pasado, políticos de quinta, funcionarios corruptos aseguraron
que se irían de país, no han cumplido. Deben irse, ya no hay chayos.
Los que sufrieron una derrota inesperada en las urnas y las siguen
sufriendo perdiendo gubernaturas y curules, no han logrado en seis meses crear
un contrapeso político y los otros, los que en solitario son rumiantes de la
ira que conduce la frustración de ver menguadas sus ganancias con las que
vivían con lujos a costa del erario, siguen en el whisky y la frustración.
No sólo perdieron en su apuesta, sino que ahora se sienten
desnudos al apostarle todo su resto a una batalla que perdieron y los exhibió
como simples pandilleros de la política nacional, lo cual siempre intentaron
hipócritamente de ocultar.
Así, uno a uno, el hijo del excanciller degradado en articulista
dipsómano, el columnista con prepa trunca, el derechoso fanático, los voceros
de las mesas de análisis convertidos en politólogos por obra y gracia del
chayo, se mostraron como simples porros ante el poder de la población que en su
sabiduría sabe distinguir entre las causas del país y las del gobierno.
Cuando la oposición está segura de sus preceptos, cuando sus
argumentos son sólidos, cuando sus proyectos son realmente nacionalistas, no
dudan en apoyar lo que está bien, venga de donde venga.
Pero cuando una oposición se sabe diluida, frágil, casi nula,
cualquier muestra de apoyo siente que la exterminan para siempre en una especie
de suicidio político. Esa es la oposición que impera en México, con más miedo
que ganas de luchar. Ahí vemos a los panistas como ratoncitos asustados
escondidos entre micrófonos estériles y medios vengativos; los voceros del
desastre que nostálgicos gritan insultos al presidente; los extraviados
ideológicamente que no saben todavía que hay cambio de gobierno, de régimen y
de época en el país y le apuestan al pasado.
Aquellos que se quitaron la máscara en la víspera del arreglo ya
tenían preparada su manta que decía “Teníamos razón”.
La ponderación del diálogo de la actual administración mostró al
mundo que la palabra, y no la fuerza, será lo que identifique esta nueva
época en la vida histórica de México. Un agravio que amenazaba con quebrar
nuestra economía se realizó en paz y concordia; sin resentimientos, con una
mano extendida. PEGA Y
CORRE. – La desaparición del PRD es inminente. En el próximo
periodo de sesiones su presencia en el senado puede desaparecer, al cambiar de
partido una de las cinco legisladoras de ese partido. Ahora, Carlos Torres Piña
líder de ADN, una tribu de ese partido anunció su salida del PRD, junto con 10
mil perredistas, quienes rechazan, además, la política del gobernador de ese
partido, Silvano Aureoles, de quien dijeron, será el Javier Duarte de
Michoacán. Ahora se sumarán a Morena…Esta
columna se publica los lunes, miércoles y viernes.
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