Línea Caliente
Antes que Winckler deberá irse Eric Cisneros
Por Edgar Hernández*
¡Brutal lección para Cuitláhuac en Chinameca. Ya
calienta Pozos para entrar al relevo en la Segob!
En Chinameca el pasado miércoles, el gobernador
Cuitláhuac García fue agredido, secuestrado, pendejeado y obligado a gritar en
repetidas ocasiones “¡el pueblo manda, no habrá basurero!”… “¡Repítalo!”, le
insistieron mujeres enardecidas “¡De aquí no te mueves hasta que grites que no
habrá más basurero!”… mientras hombres de todas las edades le increpaban “¿O no
puedes… o no puedes? ¡De aquí no sales cabrón si no firmas y hoy mismo te
llevas tu pinche maquinaria!”.
Hay video viralizado.
Fueron 17 minutos de tensión… Chinameca marcaba el parteaguas entre el gobierno
y la gobernabilidad.
Y es que mientras el mandatario, entre tenso y asustado, quedaba atrapado entre
una multitud verdaderamente encabronada, metros atrás el robusto Eric Cisneros,
ya no tan arrogante y mamón como acostumbra escondía su voluminosa humanidad
entre los irritados chinamequenses.
Esa sombría tarde, al ver el pleitazo, el secretario de Gobierno se situó de
manera intencionada metros atrás, como queriéndose ocultar. Solo acertaba a
mirar para todos lados como espantado ante el enojo popular. Acaso soltaba de
cuando en vez risitas de congratulación a los iracundos protestantes y
palmaditas de tranquilidad a las mujeres que respondían con muecas de
desaprobación y groserías de las buenas, de las jarochas.
En realidad desde que se aproximó a Chinameca en su lujosa Suburban la
bienvenida fue de insultos y serias amenazas de golpes. De pronto fue atajado y
obligado a descender e irse directito “¡A la chingada!”, según le gritonearon.
El gordo no tuvo más remedio que convencerlos que le permitieran montarse en la
batea de una camioneta de redilas e ir a la plaza principal de Chinameca en
compañía de sus colaboradores. Y sí, como puercos, fueron empujados a la batea,
literalmente custodiados por los chinamequenses que los tomaron como rehenes y
así se lo hicieron saber. “A este pinche pelón no lo queremos, pues es el que
armó todo este desmadre”, le gritaban, está grabado.
Algo parecido sucedería con Cuitláhuac quien después llegó –estamos hablando del
pasado miércoles- con su pecho sano a agradecer que le permitieran aceptar de
buena voluntad y en verdadero gesto solidario les fueran a botar 400 toneladas
de basura por semana -146 mil toneladas al año- a cambio de pavimentarles una
callecita abandonada y llevar agua a una maldita colonia marginada.
Jamás esperó, por respuesta, tal algarada de violencia verbal, de secuestro
popular.
Fue obligado, literalmente obligado, a renunciar verbalmente y por escrito al
tiradero a cielo abierto y que entregara además las obras que orondamente
ofertaba a cambio del basurero “¡Porque el pueblo es el que manda!”, le gritaba
en su cara la enardecida población.
El problema de origen fue que Eric Cisneros y María del Rocío Pérez Pérez, el
primero responsable de la política interior y la segunda del cuidado del medio
ambiente, se la pintaron de color de rosa sin sensibilizar las amenazas del
estallido social.
Jamás dialogaron con nadie.
Hoy se sabe que Eric simplemente pagó diez millones por el terreno al
propietario donde se iba a construir el relleno sanitario en Chinameca, a cielo
abierto, Enrique Quintanilla, hermano de Arturo, quien a su vez es compadre
nada más y nada menos que de Rocío Nahle, Secretaria de Energía.
En un mensaje de Facebook Eric dio como un hecho que la obra se iba a realizar
en el multicitado municipio.
“Esta mañana recorrí, en representación del gobernador de Veracruz, Cuitláhuac
García Jiménez, el predio en el que se construye el relleno sanitario para los
municipios de la región sur del estado”, escribió en días anteriores.
“El moderno sitio de confinamiento de los desechos que se generan a diario
operará en Chinameca con altos estándares de calidad y sin contaminar el medio
ambiente”, agregó con certeza.
Mentía.
Nunca se hicieron los estudios ambientales de parte de la SEDEMA, tal como
comprometió su incompetente titular, María del Rocío Pérez Pérez y jamás la
Secretaría de Gobierno dialogaría con los habitantes de Chinameca.
Tan solo acordaría con unos lidercillos que convencieran a la ciudadanía de las
bondades del basurero. El día de la trifulca, sin embargo, estos vivales
desaparecerían con el dinero que les dieron.
Hoy es la fecha que no se sabe de dónde Eric obtuvo el apoyo, quesque
ciudadano, para que desde el pasado 31 de diciembre se empezaran a arrojar 400
toneladas de basura y excremento a los campos de la comunidad de Río Frío,
misma que en lo inmediato se empezó a reflejar en Chinameca al comprobarse que
el 60% de los desechos sí se mantenían en el tiradero, pero el resto no por la
influencia del viento, los ríos y el propio manejo de los desechos.
Cisneros no fue informado además con que desde el arranque del año se le
incendiaría el municipio y que los ciudadanos de Chinameca se convertirían en
verdaderos guerrilleros cuya insurgencia estallaría con la llegada de
Cuitláhuac.
“El pueblo es el que manda”, dijo un obligado gobernador rehén. “¡No basta, que
lo digas firma y renuncia al basurero”, le respondían decenas de molestos
ciudadanos quienes le insistían en que gritara una y otra vez “¡Llévate tu
basura!”, en tanto, el disminuido mandatario solo acertaba a señalar al mero
estilo Peje; “¡Vamos a la consulta ciudadana!”, a lo que la gritería atajaba:
“¡No, no y no… esta no es una consulta, es una decisión ya tomada; ya no estás en
campaña!”.
Como pudo el imberbe gobernador se escapó de Chinameca.
Ya entrada la noche Cisneros fue llamado por el gobernador para recibir
tremenda regañiza por sus torpezas y quedar advertido de que preparara su
renuncia.
José Manuel Pozos ya está en a la caja de bateo, eventualmente será el bateador
emergente, quien entre en lugar del “Bola Negra”.
Así, en un descuido en cualquier momento se regresa a Baja California, a su
verdadero terruño el incompetente Eric Cisneros.
Paradójicamente se podría ir antes del jueves de la
próxima semana.
Se iría antes que Jorge Winckler, quien si cargó
los peregrinos.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo
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