Urge lavar las elecciones
ALMA GRANDE
Por Ángel
Álvaro Peña
El delito de lavado de dinero es tan común en ciertos círculos de
la sociedad mexicana que hay investigaciones sin delincuentes y delincuentes
sin investigaciones.
El delito de lavado de dinero es tan común que son más de una
decena de gobernadores y ex gobernadores, la mayoría del PRI, los que enfrentan
cargos penales; sin embargo, en muchos casos las investigaciones no se abren,
pero cuando se trata de un personaje que pone de cabeza al régimen, hay
investigación sin delito.
Porque un mes es mucho tiempo para acusar y no ejecutar una orden
de aprehensión. Y la PGR, que actuó con fines electorales, sometió a Ricardo
Anaya a una sospecha implacable.
Hasta ahí está clara la intimidación del poder y la PGR contra un
candidato que cuestiona al poder. Pero lo que viene anuncia una conducta
similar y solo cambia el color del poder, porque Ricardo Anaya dijo claramente
que cuando llegue a la Presidencia de la República creará la Comisión de la
Verdad donde se investigarán los casos de corrupción del presente sexenio
y si es necesario encarcelar al actual presidente de la república, lo hará.
Cuando Ricardo Anaya cobró conciencia de que estaba repitiendo lo
que combatía, de inmediato añadió un nombre en las investigaciones de esa
Comisión de la Verdad: Felipe Calderón Hinojosa.
El lavado de dinero en las cantidades que inculpan a Ricardo Anaya
no es nada comparado con lo que pudieron hacer en ese sentido Javier y César
Duarte, este último utilizando al sector salud para crear empresas de
medicamentos que nunca existieron.
Los Duarte eran priistas cuando llegaron a sus respectivas
gubernaturas y dejaron de serlo luego de abandonar el cargo. Las denuncias de
los medios tanto en Chihuahua como en Veracruz se multiplicaron y nunca fue
capaz el PRI de iniciar una investigación o de seguir la pista a alguien.
Desde luego que el PRI no es la PGR, pero por lo que se vio en
estas últimas semanas puede ordenar sobre su estructura de procurar justicia a
la hora que considere necesario.
Desde el sexenio de Ernesto Zedillo la procuraduría es una especie
de jauría contra los disidentes y fábrica de chivos expiatorios.
Ernesto Zedillo a través del entonces procurador Antonio Lozano
Gracia, de militancia panista, creó todo un escenario con bruja y todo (La
Paca), para determinar por medio de adivinación, el lugar donde se encontraba
el cadáver del presunto cómplice de Raúl Salinas en el asesinato de José
Francisco Ruiz Massieu, Manuel Muñoz Rocha. No era su osamenta, el
cuerpo en esa fosa había sido “sembrado” recientemente.
En 2005, el entonces Procurador General de la República, Rafael
Macedo de la Concha, encabezó el proceso judicial por desacato
contra Andrés Manuel López Obrador, que llevó finalmente a su desafuero,
el presidente era Vicente Fox.
Debe recordarse a la ex procuradora Marisela Morales, quien debió
enfrentar varias derrotas de la dependencia por hacer de la justicia un traje a
la medida de su jefe. La denominada “Operación Limpieza” resultó un fiasco y el
encarcelamiento del ex subsecretario de la Defensa Nacional, Tomás Ángeles
Dauahare, fue un atentado a los derechos del general y un insulto a la
inteligencia de los mexicanos.
Era presidente Felipe Calderón.
En 2014, en esta administración, el entonces procurador Jesús
Murillo Karam, ofreció datos totalmente falsos a los medios sobre los 43
estudiantes desaparecidos en Iguala, Guerrero. Su información fue desmentida
por instancias nacionales e internacionales.
Ante estos antecedentes poco puede sorprender a alguien el hecho
de que los disidentes sean convertidos en delincuentes por obra y gracia de la
Procuraduría.
Situación que es insostenible, pero que Ricardo Anaya quiere
continuar como una manera de realizar venganzas personales contra quienes ahora
lo atacan, con o sin razón. Con culpa o sin ella.
Vemos un escenario electoral que tiene fuerzas individuales en
pugna; se enfrentan rencores personales; lucha por tener la razón, personas y
no ideas. Prevalece el individualismo sobre los proyectos de nación y el temor
de ir a la cárcel es el principal programa de acción de más de seis partidos en
pugna.
Vemos una presidencia de la república que usa a la PGR para
amenazar y a un aspirante a la Presidencia que se le hace tarde para ser
presidente y ejecutar una orden de aprehensión contra el actual mandatario,
claro a través de la PGR.
En este escenario electoral poco puede vislumbrarse de realidad
política y menos aún de calidad de vida de una sociedad que está cansada de las
acusaciones entre políticos.
Luchan entre ellos, pero no pelean por un país mejor. Riñen por
los puestos públicos para tomarlos como trinchera contra los enemigos pero no
para cumplir su responsabilidad social y pública.
Una contienda electoral con estos tintes anuncia un verdadero
peligro para México, porque muestra que la calidad de vida de la población no
es un problema prioritario para ellos.
Anaya anunció la creación de la Comisión de la Verdad para
enjuiciar a sus detractores que hace unos días lo querían encarcelar, pero no
anuncia una nueva dependencia que combata la corrupción en serio, ni propone
una educación realmente de calidad no como el remedo de reforma educativa que
se sacó de la manga el poco ilustrado Aurelio Nuño.
El escenario político parece limitarse a que el más fuerte va a
meter a la cárcel a otro. Si se es culpable o inocente eso se verá después,
pero mientras ya estuvo tras las rejas y su prestigio personal y social quedó
por los suelos.
Votar por venganza parece ser la consigna de algunos ante una
realidad social que mueve a la acción inmediata. La pobreza, la miseria, la
falta de educación, de salud, de vivienda no puede esperar un día más para
reactivar su utilidad; sin embargo, hay nombres que se mencionan de manera más
vulgar que política y ahí se escucha decir a Meade, que no se raje Anaya, o a
Anaya que su compromiso es consolidar una fiscalía autónoma para encarcelar a
Peña Nieto, o a Nuño que se investigue a Anaya, aunque no haya delito, y al
pobre comediante de Ochoa Reza solo le queda decirle a Ricardo Anaya: “Eres un
dos caras”, así exactamente como nos peleábamos en la primaria a la hora del
recreo.
Deberá el INE exigirle más seriedad a todos, empezando por la más
alta autoridad del país y a los líderes de los partidos y a los candidatos que
se dejen de rencillas personales y piensen que el país se les está deshaciendo
en las manos. PEGA Y
CORRE.- De dónde sale tanta arma en Veracruz que por más que se
decomisan crece el número de personas armadas. Ahora la Secretaría de la
Defensa Nacional destruyó más de mil 200 armas aseguradas
en los estados de Puebla, Tlaxcala y Veracruz en la Macro Plaza del
Malecón del puerto. Se destruyeron mil 209 armas de fuego, 59 mil 423
cartuchos y dos mil 133 cargadores. ¿En qué fueron utilizadas? Debemos
saber cuántas de esas armas fueron utilizadas antes de que las
destruyeran. Se aclararían muchos delitos… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.
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