Colosio, Parte De La
Historia
5 marzo de 2018
ALMA GRANDE
Por Ángel Álvaro Peña
El Partido Revolucionario Institucional tiene en la figura de Luis
Donaldo Colosio Murrieta un símbolo, un mártir, un ejemplo. Es una figura
emblemática del partido que no puede ni debe usarse como bandera de nadie.
Poco falta para que el incalificable asesinato de Colosio cumpla
24 años. Lapso en el que el partido debe demostrar muchos cambios, tantos o más
que los que ha sufrido el país.
Los partidos políticos deben ser la vanguardia de la política de
un país, más aún en una democracia asentada en un sistema de partidos. Colosio
no tuvo tiempo de ser un ideólogo, no le permitió la vida serlo; sin embargo,
la falta de figuras dentro y fuera del PRI, que puedan servir de ejemplo, no
sólo a los priistas sino a los mexicanos lo convierte en algo más que un
mártir.
Su sinceridad y carisma hizo temblar a más de un enemigo de la
legalidad, y creó amigos aún sin conocerlo personalmente. La mayoría de los
mexicanos pensamos que hubiera roto muchos esquemas que se habían enquistado en
la política del tricolor. Tal vez por eso lo asesinaron.
No hay duda en afirmar que Colosio no era igual que los demás. No
podía serlo. Era la interrupción en la política nacional de un hombre del
pueblo, en medio de una fila de tecnócratas que le antecedieron y le sucedieron
en la cúpula del poder.
Colosio sonreía auténticamente, no fingía complacencia ni
convertía su alegría en una mueca siniestra. Él mismo era enemigo de la
solemnidad y la simulación.
Colosio sentó las bases para ver que en el país hay sed y hambre
de justicia. No le dieron tiempo de mostrar cómo combatir este castigo que
sigue imponiéndose a los mexicanos. Mostró a los priistas que hay optimismos
injustificados, que no puede nadie dejarse llevar por las interpretaciones de
otros, hay que ver la realidad del país en directo, a la cara.
En Colosio Murrieta los priistas tienen un ejemplo a seguir. Deben
seguir su sencillez y la manera de convivir con la población.
Es lamentable que Colosio pueda convertirse en una figura retórica
en los discursos, no puede ser utilizado ni siquiera para la noble intención de
unir a los militantes de ese partido, ahora desperdigados en propósitos
diferentes y esparcidos por otras fuerzas políticas.
La figura del sonorense se convierte en una manera de ver la
realidad de México. Es un emblema para los priistas y un gran hombre para los
mexicanos, es por ello que al morir se vuelve no solo priista sino mexicano
ilustre. Así debemos verlo y otorgarle el respeto que merece.
Es necesario respetar a su familia como él hubiera querido que la
respetaran, no como ahora la vorágine de los tiempos electorales quiere
calificarla. Se hacen necesarios los ejemplos y en Colosio el PRI tiene uno que
podría servir de inspiración. Pero es reprobable utilizarlo como bandera ante
la desesperación de una posible derrota anticipada.
No puede mencionarse su nombre para luego, dentro de la misma
pieza retórica denostar al contrincante. Colosio no puede ser adoptado como
arma para competir electoralmente, es una herramienta de la historia que exige
inspiración y respeto, sobre todo en tiempos de vacuidad irremediable.
Al morir Colosio deja de ser bandera priista, es leyenda nacional.
Es un hito en la historia contemporánea, es testimonio de la barbarie.
De esto deben estar conscientes muchos priistas, sobre todo en
momentos de campañas, que es cuando las razones y las ideas hacen falta para
convencer, primero a la militancia de las virtudes de sus candidatos y luego al
electorado de que son la mejor opción.
Los priistas pueden ganar una elección cuando su pasado sea
rescatado en su ideología, pero si como pasado solo conocemos oportunismos y
deshonestidades resulta poco lógico que el electorado pueda tomar en cuenta a
ese PRI que la justicia social lo fortaleció y que Colosio pronunció en más de
un discurso. Esa frase en la que Colosio creía y que suele olvidarse por los
priistas.
Hay que recordar a Colosio en cada aniversario del PRI, antes que
honrar su memoria el aniversario de su artero asesinato. Es necesario recordar
la historia porque en ella hay hombres como Colosio cuyas ideas deben ser
rescatadas, sus posturas imitadas y su posición política estudiada.
La memoria de Colosio no puede ser utilizada por nadie. Está blindada
de los oportunismos y salvaguardada en la memoria de los mexicanos.
Ahí está su lugar, en el respeto con el que trataba Luis Donaldo a
los campesinos y a los pobres que se acercaban a saludarlo. Su legado está en
la sonrisa franca que les dedicaba a todos. Es ahí donde deben buscar su
legado. PEGA Y CORRE.
– Lo que más indigna a los familiares de los desaparecidos en Veracruz es la
indiferencia de las autoridades estatales para reconocer que en la entidad hay
una gran cantidad de osamentas que desde hace más de seis años fueron arrojadas
desde helicópteros, en las barrancas cercanas a la academia de Policía el
lencero. Lucía Díaz Genao, integrante del Colectivo Solecito, señaló que,
en la zona conocida como La barranca Veracruz hay cientos de osamentas, asegura
que esto no debe sorprender porque tan sólo en Colinas de Santa Fe se han
encontrado 287 cadáveres…Esta
columna se publica los lunes, miércoles y viernes.
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