CON DERECHO A RÉPLICA
Por Francisco Vargas
Perales
De Brujos, Brujerías y Otras Cosas…
Hoy
es el primer viernes del mes de marzo, día en que el pueblo de México
acostumbra darse una buena rameada con hierbas que dicen espantan la mala suerte en los cristianos y
hace que regrese la mujer amada o el
hombre soñado, según el caso. Este día también acuden algunas personas a que
les lean la palma de la mano o que les adivinen la suerte por medio de las
cartas de la baraja.
¿Pero
habrá algún mexicano que no se haya barrido con tales hierbas?. Yo recuerdo que de chamaco me “curaron” de
espanto. Me había enflacado considerablemente,
había perdido el apetito y esto motivó a mi madre a llamar al brujo de la localidad
a que me hiciera un “reconocimiento”, untándome un huevo de gallina negra por
todo el cuerpo, que después rompió y lo depositó en un vaso de vidrio. Lo observó detenidamente como quién lee un
libro y diagnosticó: “está enfermo de espanto y necesita una curada”, a lo que
mi madre aceptó previo arreglo en el costo por ese acto que yo consideré de brujería.
El
brujo llegó a mi casa días después habilitado con unas hierbas olorosas, un
litro de aguardiente, un paliacate rojo y empezó su tarea bajo mi mirada acuciosa
de chamaco que iba a pasar una experiencia paranormal, en mis pensamientos
pedía que el brujo no se fuera a convertir en nahual. Empezó su tarea pasándome las ramas por todo el cuerpo, no sé
qué tantas palabras mascullaba porque yo
no las entendía y como que se extasiaba y se iba a otra dimensión.
También
recuerdo que el brujo como que era homosexual, pues más de alguna ocasión me
rozó mi púber “pirrin”, aunque no se detenía ahí. Al término de cada “curada”,
que por cierto fueron tres, una cada tercer día, se echaba a la boca grandes
buches de aguardiente y me rociaba, me amarraba el paliacate rojo con hierbas del
negro, mohuite, albahacar y no recuerdo que otras, ese paliacate no me lo podía
quitar, sólo él me lo retiraba en la siguiente sesión de “curada de espanto”,
así me dormía. Durante la semana de curación estaba prohibido el baño, hasta el
término de ésta.
Pero
después de las “curadas” yo tome mi peso normal y mi buen estado de ánimo. Esto de la “curada de espanto”, cierto o
falso me surtió efecto, aclaro, no creo en brujerías ni en leídas de mano de las
gitanas, ni nada que se le parezca, pero esta experiencia yo la viví y en mi
surtió efecto. Por eso este día pienso
que el pueblo mexicano tiene sus creencias y ante tanta crisis que nos está
agobiando y nos entristece, los paisanos
tienen derecho a creer en la medicina tradicional, embrujos y otras hierbas, lo
cual yo lo respeto.
Yo
digo y nada más y hasta la próxima D.M. Hágame el favor de ser feliz.
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