Desde la esquina
Vía crucis de los padres
Acusaciones sin pruebas
Cochinos e irresponsables
POR RAYMUNDO LEÓN
La educación en México es gratuita. Pero por recibirla hay que desembolsar grandes cantidades de recursos. Nadie se escapa de ello.
Desde antes de iniciar el ciclo escolar, escuelas de todos los niveles ostentan carteles en los se establecen los montos que los padres de familia deben pagar por concepto de “cuotas voluntarias”, condicionada a inscripción. Ejemplos hay muchos en Xalapa, Cosamaloapan, Coatepec, Poza Rica, Papantla y toda la geografía veracruzana.
Caso notable es el de la Escuela Secundaria Técnica Número 96, de Coatzacoalcos, en la cual, refieren padres de familia, la directora del plantel Lesbia Irasema Romero Cárdenas, ha impuesto la aportación de mil 600 pesos para la Asociación de Padres de Familia, además de una serie interminable de requisitos para quienes aspiran a estudiar en ese plantel educativo.
La enumeración de este tipo de casos es inacabable y no hay quién, entre las autoridades educativas, sindicales y de padres de familia, pueda poner freno a los abusos de que son objeto los paterfamilias no solamente en el inicio de cursos sino a lo largo de todo el ciclo escolar.
Aunque la educación que imparte el Estado debe ser gratuita, según se establece en al artículo tercero constitucional, más parece que es privada. Muchos padres de familia se han quejado en estos días de que en escuelas públicas se les cobran “cuotas voluntarias” elevadísimas, los obligan a la compra de uniformes, libros y hasta zapatos en determinados lugares y les entreguen infinitas listas de útiles escolares. Ante ello, se insiste, no hay alguien que sea capaz de imponer un alto haciendo evidente lo que se supone: que en el fondo, todas esas peticiones tienen el pago de su debida comisión. Y todos deben entrarle a las imposiciones so pena de que el niño reciba el castigo de la falta cometida por el padre en rebelión.
Dice el artículo tercero constitucional en su fracción IV: “Toda la educación que el Estado imparta será gratuita”. Basado en ello, hay quienes sugieren que ante la ola de lo que se consideran atropellos en escuelas públicas se deben interponer denuncias ante el incumplimiento del precepto y la exigencia del pago de recursos disfrazada bajo el concepto “cuotas voluntarias”.
Durante este periodo en el que se oye el clamor de los padres de familia por doquier, la Asociación de Padres de Familia de Veracruz ha guardado un cómodo silencio. No se ha oído, por ejemplo, que cuando menos haga alguna leve recomendación acerca de qué hacer o con quién acudir en caso de abusos. En la comodidad de su oficina y de un salario que se le paga sin ser desquitado, Rita María Guerra Nogueira, hace lo que ha hecho durante más de dos años: ignorar a los padres de familia.
No ayuda al secretario de Educación, Adolfo Mota Hernández, ni a los demás funcionarios de la Secretaría de Educación de Veracruz, una persona que además de cuestionada guarde olímpico silencio ante las quejas e interrogantes de su función. No ayuda que en lugar de orientar, desoriente. Ahí está, por ejemplo, un folleto con recomendaciones de protección civil repartido en escuelas de Veracruz, plagado de errores y reprobado por la misma secretaria de Protección Civil, Noemí Guzmán.
El año escolar comienza y con él los abusos, las quejas, los atropellos, en contra de los padres de familia y el silencio absoluto, cobarde, irresponsable, deshonesto, de quien se dice su representante (ilegal, por cierto): Rita María Guerra Nogueira.
*** Como se esperaba, hoy inicia el registro de aspirantes a ocupar el cargo de auditor general del Órgano de Fiscalización Superior para los próximos siete años. Se sabe que acudirán a registrarse muchos que se sienten con las agallas suficientes para dirigir al ORFIS, y entre ellos no hay que descartar a Mauricio Audirac Murillo.
Aunque no se quiera reconocer, durante los seis últimos años hubo trabajo en el ORFIS y hay expedientes que deben seguir su curso en contra de ediles y funcionarios de los entes fiscalizables en el Estado. Por ello es deseable que Mauricio Audirac tome la decisión de inscribirse y participar en la elección del nuevo auditor general.
Pocos como Audirac Murillo podrían tener la experiencia de dirigir al ORFIS y pocos también podrían continuar al 100 por ciento las investigaciones que están en manos de las autoridades.
Aunque no guste, hay veces que es necesario elegir entre dar seguimiento al trabajo realizado o comenzar de nuevo todo.
Mauricio Audirac es un hombre con experiencia a quien se le acusa de obligar a alcaldes a contratar a determinadas constructoras para que éstas realicen las obras de los programas sociales, se le acusa de mantener despachos de auditoria y de controlar a los alcaldes de partidos de oposición, pero hasta ahora, que se sepa, nadie ha aportado pruebas contundentes de lo que se le acusa.
Con todo, si Mauricio Audirac se inscribe será interesante ver si desde el Congreso del Estado se prefiere dar una oportunidad a la continuidad a pesar de las acusaciones sin pruebas o se prefiere seguir adelante con un nuevo auditor que seguramente tardará varios meses tiempo en dar color en el cargo.
*** Las lluvias que han caído sobre la geografía veracruzana han ocasionado inundaciones en varias ciudades y comunidades. Dicen los científicos que cada vez son más evidentes los daños que se producen con el cambio climático. Y mucha de esa consecuencia es ocasionada por el hombre.
Siempre que llueve en la capital del Estado no falta quién culpe de las inundaciones a las autoridades municipales y en especial a la presidenta Elizabeth Morales. Pero en la mayor parte de las denuncias, de las acusaciones, se advierte la falta de una conciencia crítica de lo que muchas veces ocurre.
En las calles, las inundaciones suelen originarse por la falta de colectores pluviales que hace muchos años no eran necesarios puesto que el agua escurría de forma natural. No había construcciones, obstáculos, que la detuvieran, pues. Ahora se hacen necesarios, pero con frecuencia no existen recursos para construirlos por las razones que se quieran.
Otro factor de inundación es la inmensa cantidad de basura tirada en la vía pública, de la que por cierto se culpa también a la autoridad municipal. La basura suele ser arrastrada por el agua hasta las alcantarillas, los desagües, situación que origina taponamiento. Los desechos sólidos son recogidos por la autoridad municipal a determinada hora cada determinado día. Pero a pesar de los llamados de la autoridad de no sacarlos, una buena parte de la ciudadanía se empecina en desoír esos llamados y sacar la basura a la calle cuando y cómo se le antoja. Resultado: inundación por taponamiento de alcantarillas.
Las autoridades municipales de Xalapa y otros muchos municipios tienen muchas cosas por las cuales deben ser criticadas, además es un sano ejercicio. Pero en la crítica no debe estar ausente la autocrítica. Para evitar inundaciones en Xalapa hay que evitar también tirar basura en la vía pública y exhortar a los vecinos a no sacar sus desechos sólidos a deshoras, y denunciarlos en caso de no hacer caso de ello.
El que Xalapa esté libre de basura es responsabilidad también de los ciudadanos y no sólo de las autoridades municipales y de su presidenta. No se puede lograr que la capital del Estado sea una ciudad limpia y libre de inundaciones en tanto un buen sector de sus ciudadanos sean cochinos e irresponsables.
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