CORRUPTOS Y CÍNICOS
Más
que el hecho en sí de la destitución de Francisco Bravo Bravo como subdirector
Administrativo del Instituto Veracruzano del Deporte (IVD) por presuntos
desvíos de recursos, lo que llama la atención –aunque en realidad, no
sorprende- es que haya sucedido hasta ahora.
Desde
que tomó posesión de esa oficina, el ex jugador de los Tiburones Rojos del
Veracruz se dedicó a hacer pingües negocios y a abusar de un poder que le
permitía pasar por encima de quien fuese el titular formal de esa dependencia
sectorizada en la Secretaría de Educación estatal, gracias a sus “influencias”
en las altas esferas del poder en la entidad.
No
era un secreto lo que hacía este neofuncionario de la autodenominada “cuarta
transformación” en Veracruz. Tan solo en la entrega de la Rúbrica del 7 de
abril pasado, se informó acerca de varias de las anomalías en las que este
folklórico personaje incurría a ojos vistos de sus superiores jerárquicos, que
preferían hacer como que no se daban cuenta.
“Entre
otras cosas, este sujeto ha sido señalado por retener los recursos para el pago
de becas para atletas que desde mediados del pasado mes de enero fueron
transferidos al Instituto Veracruzano del Deporte por la Secretaría de Finanzas
y Planeación, colocando a los beneficiarios en una situación de indefensión. A
pesar de las protestas, no hubo explicación alguna por parte del organismo para
justificar esta omisión.
“La
más reciente jugarreta de Bravo Bravo sucedió durante la Olimpiada y
Paralimpiada Estatal Juvenil Veracruz 2019. De acuerdo con información hecha
llegar a quien esto escribe por los afectados, dos días antes de su
inauguración, el pasado 15 de marzo, la empresa que se encargaría de la
organización y producción del evento fue despojada del mismo, el cual le fue
asignado directamente por el subdirector administrativo y por el titular del
órgano interno de control del IVD, Luis Antonio Hernández Reyes, a una compañía
de Fortín de las Flores, denominada ‘Multiservicios’ que, según esto, no
mencionó a nadie como representante legal ni firmó el contrato entregado al
Instituto Veracruzano del Deporte.
“La
razón del cambio fue que la empresa escogida originalmente por el director del
IVD, David Fernando Pérez Medellín, se negó a pagarle a Francisco Bravo un
presunto ‘moche’ del 30 por ciento del total del monto a facturar, por lo cual
el ex futbolista prefirió buscar a alguien más ‘razonable’.
“‘Ése
es el pase de autorización de los servicios para entrar a la corrupción que
sigue generando Paco Bravo y su grupo’, afirman los afectados, que se quedaron
al garete, sin que el IVD les pague lo que ya habían invertido en la producción
del evento inaugural”, se publicó en este mismo espacio en el mes de abril.
Hace seis meses.
Quién
sabe qué haya tenido que suceder para que en el gobierno de Cuitláhuac García
al fin hayan decidido proceder a la destitución de Francisco Bravo, a quien se
le habrían detectado presupuestos “inflados” –y obviamente, rasurados- para los
viáticos de los atletas veracruzanos que en estos días compiten en la
Paralimpiada Nacional Colima 2019. Solo una más entre las tantas transas que
hizo, junto con la ostentación de ropa y vehículos de alto costo y, valga
decirlo, pésimo gusto que lo caracterizan.
Porque
indudablemente no se trata de combatir la corrupción en el gobierno
veracruzano. Al trascender la salida de Bravo Bravo del IVD este mismo martes,
el propio secretario de Educación, Zenyazen Escobar, intentó matizarla al
asegurar que se trataba de una “renuncia” por un “ofrecimiento que ha tenido
para laborar en otros lugares”, negando al mismo tiempo que hubiese desvíos de
recursos.
Así
los “honestos” de la “4T” en Veracruz.
Email:
aureliocontreras@gmail.com
Twitter:
@yeyocontreras
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