El cisne se vuelve avestruz
ALMA GRANDE
Por Ángel Álvaro Peña
Como
se había señalado en reiteradas ocasiones en este espacio, la relación entre
Javier Duarte y Alberto Silva Ramos era muy estrecha y una amistad asentada en
la complicidad se convierte en dependencia.
Así,
dependientes uno del otro, Javier y Alberto desmantelaron la economía de
Veracruz. Inseparables desde la llegada de Duarte a la gubernatura, Alberto
Silva tiene su historia personal de corruptelas. Cuando fue presidente municipal de Tuxpan, su
tierra natal, dejó una deuda de 277 millones de pesos; además, perdió un
pleito con el IMSS, que agregó otros 80 millones a su debacle; derrochó en
imagen personal y se dio el lujo de llevar a la vedette Larissa Riquelme, a
quien denominó “La novia de Tuxpan”.
Silva
Ramos llega a la oficina de Comunicación Social de gobierno del estado de
Veracruz en sustitución de María Gina Domínguez Colío, mejor conocida como
madame Mordaza, quien había estado en esa posición mientras morían asesinados
varios periodistas de la entidad.
Tal
es el caso de Milo Vela, columnista y editor de la sección policíaca de
Notiver; Regina Martínez Pérez, corresponsal de la revista Proceso, y Gregorio
Jiménez de la Cruz, reportero de Notisur, Liberal del Sur y La Red, entre
otros, todos ellos críticos del sistema.
Al
llegar Alberto Silva, de inmediato, metió a la cárcel al periodista Jorge
Ricárdez Manrique, autor de la columna Del
otro lado del Cristal, el 8 de mayo de 2011, cuando el duartismo
comenzaba a hacer fechorías y no quería críticas.
El
gobierno de Tuxpan que encabezó Alberto Silva Ramos heredó al término de su
gobierno, que no concluyó, obras sin terminar, con valor de 32 millones 515 mil
815 pesos con 66 centavos, que tuvieron que ser ejecutadas en el ejercicio
2014.
Entre
las obras inconclusas estuvo la construcción del dren pluvial en la calle
Manuel Ávila Camacho y Las Jacarandas, entre la avenida Cuauhtémoc y la calle
Jacarandas, para el desagüe de la colonia FOVISSSTE 1, así como la construcción
de pavimento de concreto hidráulico en la calle Emiliano Zapata, entre la calle
Aeropuerto y la Avenida Cuauhtémoc, de la colonia Adolfo Ruiz Cortines.
Además
de la construcción de pavimento de concreto hidráulico en la calle Nuevo
Tuxpan, entre la calle Lázaro Cárdenas y la calle Belisario Domínguez, en la
colonia Escudero y la construcción de guarniciones y banquetas en la calle Del
Pozo, entre la calle Del Puente y el callejón Del Sapo, de la colonia Las
Delicias, entre otras 27 obras más.
Silva
Ramos también dejó una deuda en el Ayuntamiento porteño por casi 70 millones más,
de los cuales unos 40 millones de pesos corresponden a pagos con proveedores,
desde contratistas, insumos y convenios de publicidad con medios de
comunicación, entre otros servicios más.
Ya
en el gobierno de Duarte, Alberto Silva Ramos, desvió, únicamente en diciembre
de 2014, más de 245 millones de pesos del estado para la supuesta difusión de
la actividad del gobierno.
La
gran deuda que heredó Silva Ramos, debió ser absorbida por el actual presidente
municipal Raúl Ruiz Díaz, quien debe hacer milagros para equilibrar las
finanzas de la localidad y lidiar con el adeudo del ratero de Alberto Silva.
Una
vez abandonada a su suerte la presidencia municipal de Tuxpan, Silva Ramos se
convierte en titular de Sedesol, para después brincar a la oficina de coordinación
de Comunicación Social, que debe dejar para llegar a la diputación federal que
le otorga fuero e impunidad.
Pero
como en ese momento le era más útil a su patrón en Comunicación Social para
desacreditar al entonces candidato a la gubernatura, Miguel Ángel Yunes
Linares, regresa a manipular medios de información, propinas de por medio, para
impedir que llegara el candidato del PAN limpio a las urnas, pero los
veracruzanos dejaron de creer en algunos medios donde sabían de la influencia
de Silva en sus contenidos.
Una
vez definidas las elecciones para gobernador, que dieron el triunfo a su
enemigo, Silva Ramos se refugió en su diputación federal, donde es intocable,
ya que su inmunidad se convirtió en impunidad.
Silva
tuvo entre sus muchos cómplices a Antonio Tarek Abdalá Saad, actual diputado
federal, quien defraudó la hacienda pública de Veracruz, pues pagaron a
empresas fachada por difusión que nunca ocurrió.
Mexicanos
contra la Corrupción y la Impunidad, señala que para desviar los recursos del
erario Silva Ramos utilizó el presupuesto de 11 dependencias de la
administración estatal en diciembre de 2014.
En
total fueron 245 millones de pesos por la “difusión de las actividades del
gobierno del estado”.
Tarek
Abdalá, entonces tesorero del gobierno, aprobó pagos, a pesar de que la Ley
Orgánica del Poder Ejecutivo del Estado de Veracruz, establece que la única
dependencia facultada para realizar la difusión informativa del gobierno es la
Coordinación General de Comunicación Social, que ese año dirigió Silva.
Entre
las empresas declaradas inexistentes están: Carrirey, Ravsan, Anzara, Mogarver,
Mercacarrey, Marvercarr, Publicidad Akkira y Gman Business.
Así,
68 millones de pesos fueron para Mercacarrey, 37 millones a Marvercarr y otros
37 a Publicidad Akkira. También 35 millones para Mogarver, 33 millones a
Anzara, 19 millones a Carrirey y ocho millones a Ravsan y Gman Business.
Javier
Duarte tiene cómplices, especializados en robos al erario, creación de empresas
fantasma, intimidación a periodistas, actualización de fachadas financieras,
etc. Es decir, Silva Ramos era el principal socio de Duarte en los delitos
cometidos por el ex gobernador; sin embargo, fue premiado con una diputación
federal, al igual que Tarek Abdalá y otros muchos, que siguen en libertad
debiendo estar tras las rejas.
El
propio Javier Duarte no ha sido siquiera investigado debidamente en suelo
mexicano, donde no hay una sola declaración suya acerca de sus actividades
ilícitas en el tiempo en el que fue gobernador.
Silva
Ramos fue alcalde de Tuxpan de 2010 a 2013. En 2012 el apogeo de los zetas en
esa zona fue evidente.
El
22 de marzo de ese año, cuando Silva Ramos era presidente municipal, se
registró un enfrentamiento entre elementos de la Policía Federal y presuntos
miembros de los Zetas, el cual tuvo como saldo 26 detenidos, siete heridos y
dos muertos.
En
dicha balacera fue abatido Enrique Delgado Fraire, “Mando Quique”, identificado
por el Gobierno federal como el jefe de plaza de los Zetas en la zona sur de
Tamaulipas y quien organizó la fuga de 53 reos del penal de Cieneguillas,
Zacatecas, en mayo de 2009.
Tras
la balacera, la PGR aseguró el rancho cuyo propietario, a través de su empresa
ADT Petroservicios obtuvo contratos millonarios con Pemex, algunas dependencias
del gobierno estatal, así como obra pública en Tuxpan, pero también, según
autoridades de EU, por medio de esta compañía se dedicaba al lavado de dinero.
Uno
de los ejecutivos de ADT Petroservicios era Francisco Silva Ramos, hermano del
alcalde en ese entonces y ahora diputado federal con fuero y con impunidad
garantizada… Esta
columna se publica los lunes, miércoles y viernes.
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