La soledad de Duarte
ALMA GRANDE
Por Ángel Álvaro Peña
En
momentos en los que cualquier cercanía con Javier Duarte podría implicar
complicidad y, posiblemente condena, nadie quiere acercarse al ex gobernador,
quien es despreciado por propios y extraños que lo colocan como una especie de
bomba en manos de los enemigos políticos, a quienes quieren involucrar como
cómplices de quien saqueó Veracruz.
A
una semana de estar tras las rejas, en la prisión del Fuerte de Matamoros, destinada a
diplomáticos, políticos y narcotraficantes, que al parecer en ese país tienen
mucha semejanza, nadie se
ha acercado a verlo.
La
desgracia de Duarte implica también una especie de contagio de la culpabilidad
que todos los veracruzanos y los mexicanos exigen, porque la cantidad robada
fue tanta que seguramente necesitó de más de 40 ladrones que lo ayudaran a
lavar dinero, a justificar gastos, manejar imagen, a crear empresas fantasma,
desaparecer recursos, a desviar recursos, a burlar al fisco, etc.
La
Dirección General del Sistema Penitenciario de Guatemala únicamente ha
tramitado y admitido el ingreso de seis personas para reunirse con Duarte
dentro de la prisión de máxima seguridad: su esposa, Karime Macías Tubilla, sus
abogados, Analí Sandina Navas y Giovanní Ponzón Rodas, además el ex priista,
habilitó como “visitas de fin de semana” a los juristas, Marco Antonio del Toro
Carazzo, Carolina Estudilla, Pablo Campuzano de la Mora, Luis Ricardo Chávez
Coronado.
Sandina
Navas y Ponzón Rodas fueron habilitados para entrar cada que el recluso lo
requiera o haya alguna diligencia judicial, mientras que los juristas
mexicanos, Marco Antonio Carazzo, Carolina Estudilla, Pablo Campuzano y Luis
Ricardo Chávez lo podrán hacer los fines de semana.
En
el caso de Karime Macías sólo podrá ingresar los martes y jueves, días en que
los peligrosos reos de esta cárcel son habilitados para poder recibir una
visita conyugal.
Karime
Macías viajó a Londres durante la semana pasada desde Bogotá.
En
la lista de registro de la Dirección General del Sistema Penitenciario de
Guatemala no aparece registrado ningún ex secretario de Duarte cuando gobernó
Veracruz, tampoco figura ningún diputado local o legislador federal.
Esta
ausencia de amigos obedece a dos posibles estrategias, la primera que haya sido
el propio Duarte quien les dijera que no se acercaran a él, por su propio bien;
y, la otra, que sean ellos, los amigos y cómplices, quienes no quieran ser
involucrados en una búsqueda inexistente de cómplices.
Porque
pareciera que las autoridades mexicanas se han conformado con la captura del
líder de la banda sin pensar en sus cómplices, que, si bien son funcionarios
públicos de menor estrato político y burocrático, tienen la misma
responsabilidad en el más grande saqueo en la historia de Veracruz.
Los
nombres los han mencionado continuamente los medios y los dirigentes de
partidos políticos, las acusaciones públicas han sido innumerables y los
veracruzanos conocen de sobra a los Deantes, Silva Ramos, Benítez, Mansur,
entre otros muchos.
Las
autoridades en la PGR o en la Fiscalía General de Veracruz no han dado muestras
de estar investigando los posibles nexos de Duarte con sus colaboradores y
subordinados, a quienes seguramente les solicitó operar en varias ocasiones a
favor de su enriquecimiento personal.
Dentro
de este cúmulo de posibles cómplices no sólo están involucrados personajes de
la política sino empresarios, notarios públicos, líderes, etc.
Si
lo que esperan las autoridades es que Javier Duarte esté en México, las
elecciones del 4 de junio ya habrán transcurrido y el espectáculo montado
alrededor de su detención habrá servido de poco o nada al PRI para recuperar
espacios en el mapa político de Veracruz.
Ahora
se vota por las personas, el partido que los conduce a la candidatura sólo es
un instrumento al que pueden abandonar una vez que hayan alcanzado el triunfo
electoral. Así, varios candidatos a las presidencias municipales de Veracruz,
sólo verán la manera de posicionarse para después deshacerse del partido, como
una víbora cambia de piel.
Hasta
el momento se habla de que se pretende desaforar a uno que otro diputado
federal, entre ellos Tarek Abdalá, pero su proceso también llevará tiempo y
sólo faltan 40 días para las elecciones. De poder y querer hacer algo más el
gobierno federal para asegurar que está dispuesto a acabar con la corrupción,
ya lo hubiera hecho, o bien buscar a través de los mecanismos de investigación
e inteligencia a más culpables y sus respectivas pruebas.
Pero
todo parece limitarse a
ser un espectáculo mediático con la intención de ganar votos el 4 de junio en
las 212 presidencias municipales de Veracruz. Cuando los comicios ocurran,
Duarte estará todavía en Guatemala y sus cómplices gozando de los millones
robados al país y a Veracruz, en plena libertad.
Mientras
tanto, Duarte ve pasar el tiempo electoral y judicial a través de las rejas de
su celda, que si bien no está con los delincuentes comunes no deja de ser una
jaula, desde donde bien podría manejar un mecanismo de defensa para ser
condenado por menos delitos, con errores premeditados en las denuncias penales
y con una serie de coartadas que puedan dejarlo en libertad luego de un par de
años de prisión. De ser así, los cómplices de esta manera de perdonar a los
delincuentes, están a la vista… Esta
columna se publica los lunes, miércoles y viernes.
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