Contracolumna
GENARO GARCÍA LUNA, EL INTOCABLE
Por José Martínez M. (*)
México, D. F., a 27 de noviembre de 2012
Hace 55 años se publicó la novela Los Intocables escrita en 1957 por Eliot Ness
y Oscar Fraley. Está obra causó tal sensación al grado de que la American
Broadcasting Company llevó a cabo la adaptación para una exitosa serie de
televisión que acaparó de manera inusitada la atención del público durante
cuatro años ininterrumpidos (1959 a 1963).
Con la ayuda del reportero Oscar Fraley, el ex agente federal Eliot Ness
escribió sus memorias en las que narra –con un poco de ficción– sobre como él y
un grupo selecto de agentes lucharon contra el crimen en Chicago en los años 30
durante la Ley seca en Estados Unidos.
El impacto fue tal que treinta años después de publicada la novela, el cineasta
Brian De Palma realizó en 1987 la película de Los Intocables basada en un
libreto del guionista David Mamet. La estrella del reparto fue el magistral
Kevin Costner.
Lejos, pero muy lejos de esta historia, en México hay un personaje de novela,
un hombre que sabe demasiado y que por lo tanto ha sido intocable, no como
Eliot Ness que era incorruptible y de su lucha contra el crimen que hizo de él
una leyenda. “Intocable” por ser uno de los hombres del poder.
Se trata de Genaro García Luna “el intocable”. Un ingeniero mecánico
electricista que realizó sus estudios en la Universidad Autónoma Metropolitana
en el plantel Xochimilco, que de las aulas universitarias pasó a los sótanos de
la policía y de ahí a la cúspide del poder.
Así como muchos nacen para ser futbolistas, zapateros o periodistas, García
Luna nació para ser policía. De ello siempre se ha jactado. Lo cuenta así el
que llegó a ser el hombre más poderoso del país después del Presidente en su
libro Contra el crimen, pasado, presente y futuro de la policía en México. ¿Por
qué 1,661 corporaciones de policía no bastan?
Habla García Luna:
“Para 1989, en nuestro país comenzaban a respirarse los aires de la
globalización. La Guerra Fría quedó atrás, cayó el muro de Berlín con todo lo
que eso implicaba, los sistemas de inteligencia de todo el mundo también
comenzaban a cambiar.
“El Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), concebido como un
servicio de inteligencia y contrainteligencia civil para la seguridad nacional,
fue creado precisamente en 1989 con la misión de reclutar profesionistas
especializados, su mecánica operativa articulaba lo último en metodología,
sistemas y tecnología para la investigación con una visión institucional de
Estado y no solo de Gobierno, rebasando el concepto y la definición anacrónica
de “policía política.
“El CISEN comenzó a reclutar cuadros de jóvenes pasantes y profesionistas de
varias disciplinas con un factor en común: no estar involucrados con sistemas
de seguridad y no tener interés en pertenecer a cuerpos de seguridad.
“Mentiría si dijera que llegué al Centro de Investigación y Seguridad Nacional;
el CISEN llegó a mí. A esa convocatoria selectiva asistimos compañeros de
diversas facultades, algunos pasantes y otros con título nos ofrecieron un
empleo bien pagado al finalizar nuestra carrera. En mi caso me iba a desarrollar
en sistemas y tecnología que en esos momentos estaba llegando a México en forma
masiva a través de sistemas de telecomunicaciones, equipos de cómputo y
metodología para procesar información.
“El proceso de selección se prolongó cuatro meses. Durante todo ese tiempo los
aspirantes no teníamos idea de que se trataba de una nueva agencia de
inteligencia. Los exámenes de admisión fueron extremadamente rigurosos:
polígrafo, psicológico, psicométrico, conocimientos, entorno social y situación
patrimonial.
“Lo sorprendente es que cada vez que acudíamos a una etapa del proceso de
selección de entrevistadores nos hablaban sobre nuestras actividades
personales, amigos o relaciones, preferencias y debilidades, información que
nosotros no habíamos proporcionado.
“Después de acreditar todos los exámenes, de múltiples entrevistas, una
exhaustiva investigación personal, en curso de inducción y formación básica
para investigación, pasamos a formar parte de la primera generación del Centro
de Investigación y Seguridad Nacional”.
La primera prueba de fuego para Genaro García Luna surgió cinco años después
como agente especial del CISEN con el levantamiento del Ejército Zapatista el 1
de enero de 1994. Fue un fracaso. De nada sirvieron esos largos años de
entrenamiento y capacitación, pues otro joven de la UAM Xochimilco resultó ser
Rafael Sebastián Guillén Vicente cuyo nombre de guerra era el subcomandante
Marcos.
No obstante esa amarga experiencia Genaro García Luna se fue encumbrando en las
estructuras de la seguridad nacional hasta erigirse en el súper-policía del
régimen panista hasta su ocaso con el regreso del PRI al poder, borrando de un
plumazo a su obra cumbre: la Secretaría de Seguridad Pública Federal, la
institución policiaca más poderosa y privilegiada en la historia del país.
Inmerso en el tema de la seguridad nacional el autor de la Contracolumna
solicitó una entrevista al ingeniero Genaro García Luna, de entrada el
funcionario ofreció una visita al Búnker donde se asienta el Centro de Control
de Mando y la base de la Plataforma México, acepté, impresionantes las
instalaciones, un recorrido palmo a palmo durante más de seis horas por todas
las áreas de inteligencia y una visita especial de este periodista en compañía
de cuatro legisladores federales a uno de los penales más modernos y seguros
del país, el de Hermosillo, Sonora clasificado en el nivel 5 de máxima
seguridad.
Si bien García Luna no declinó la entrevista –para un extenso trabajo en el que
el autor de la Contracolumna trabaja desde hace varios años– son muchas las
dudas y las preguntas que surgen alrededor de este conspicuo personaje sobre el
que durante años han llovido lo mismo críticas que alabanzas, así como una
andanada de denuncias sobre supuestos nexos con figuras del crimen organizado,
algunas de ellas sospechosas campañas en su contra vinculadas a grupos del
narcotráfico.
El asunto es por qué con Vicente Fox y Felipe Calderón, Genaro García Luna
permaneció inamovible e intocable.
Muchas son las dudas y las preguntas. Por qué Genaro García Luna decidió no
hacer público su patrimonio en sus últimas declaraciones a las que por ley
estaba obligado, y peor aún cuando constantemente ha estado bajo severos
señalamientos de enriquecimiento inexplicable amasando fortuna y propiedades.
Tampoco respondió a la exigencia de hacer públicos los resultados de los
exámenes de control y confianza a los que por ética y por ley debía ser
sometido como funcionario y uno de los encargados de la seguridad nacional,
recordemos el caso del general José de Jesús Gutiérrez Rebollo, el zar
antidrogas que terminó protegiendo y sirviendo a los cárteles de las drogas.
Bajo qué argumentos jurídicos García Luna como secretario de Seguridad Pública
Federal autorizó compartir y mantener acceso libre y directo a la CIA y a la
DEA sobre asuntos de seguridad nacional, como lo revelaron los cables de
WikiLeaks 09MEXICO1971, 09MEXICO2134, 09MEXICO3195 y 08MEXICO1063, en los que
el legislador estadounidense republicano Mark Kirk, cuestionaba, en 2009, la
credibilidad del funcionario.
Por qué el presidente Calderón ordenó a la PGR no acatar las exigencias del
IFAI de hacer públicas el número de las averiguaciones en contra de Genaro
García Luna por sus presuntas relaciones con el crimen organizado.
Por qué no se sancionó a Genaro García Luna con la pérdida de la nacionalidad
mexicana y destitución del cargo por haber aceptado una condecoración del
gobierno de Colombia sin haber informado y consultado al Senado de la República
y a la Secretaría de Relaciones exteriores.
Por qué la Suprema Corte de Justicia de la Nación no implementó medidas
judiciales en contra de Genaro García Luna tras haber comprobado que se
violaron garantías constitucionales en el caso de la ciudadana francesa
Florance Cassez.
Sin duda son muchas las preguntas, como el hecho de haber llevado a su más bajo
nivel las relaciones de México con Francia por el caso Cassez y dar al traste
con el denominado Año de México en Francia, luego de las declaraciones del
mandatario francés Nicolas Sarkozy, quien había anunciado que todos los eventos
enmarcados en dicha celebración estarían dedicados a Florence Cassez, condenada
a 60 años de prisión en nuestro país por formar parte de una banda dedicada al
secuestro.
La pregunta es ¿Qué hay detrás de Genaro García Luna que lo hace intocable?
¿Qué tanto saben en el PRI que los motivó a terminar de un plumazo con el
imperio de García Luna?
¿Después del 1 de diciembre qué va a pasar con García Luna?
¿Se unirá al equipo de Peña Nieto? O ¿Habrá rendición de cuentas?
Lo cierto es, Genaro García Luna es un hombre que sabe demasiado. Y tal vez eso
lo hace un “intocable”.
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*José Martínez M., es periodista y escritor. Es Consejero de la
Fundación para la Libertad de Expresión (Fundalex). Es autor del libro Carlos
Slim, Los secretos del hombre más rico del mundo, y
otros títulos, como Las enseñanzas del profesor.
Indagación de Carlos Hank González. Lecciones de Poder, impunidad y Corrupción y La
Maestra, vida y hechos del Elba Esther Gordillo.
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CONTACTO: Renato Consuegra
04455-3578-0345;
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