A 20 años de la muerte de Cantinflas, sus herederos
continúan el conflicto por las películas
PUBLICADO
EN DOSSIER33.COM
ABRIL
19 DE 2013
Al final de El barrendero, la última película que protagonizó
Mario Moreno, Cantinflas, dos malandros lo persiguen en busca de una pintura
que este recogió en una bolsa de basura sin siquiera saberlo. La trama se
resuelve cuando Cantinflas se deshace de los malhechores, los entrega a la
justicia y vuelve a vivir tranquilo.
Desde que
murió el comediante mexicano, ese escenario continúa repitiéndose sin cesar. Si
en la película había dos personas que querían recuperar una valiosa obra, en la
vida real el hijo y el sobrino del actor sostienen un incansable pleito por
algo igual de apetecido: los derechos de más de 30 de sus películas.
Mario
Arturo Moreno Ivanova y Eduardo Moreno Laparade, respectivamente el hijo
adoptivo del comediante y el hijo del hermano y mánager del artista, sostienen
desde 1993 una de las batallas legales más largas y crudas del mundo del
espectáculo. Si bien ha habido períodos de silencio y calma aparente, el caso
siempre vuelve a los titulares. Hace unas semanas la justicia emitió un nuevo
fallo a favor del sobrino que lo convierte en el dueño único de los derechos de
las codiciadas películas. Sin embargo, este año se cumplen dos décadas de la
muerte del mimo de la gabardina y los homenajes para el comediante, igual que
las regalías por el uso de su imagen y cintas, se dispararán, así que Mario
Arturo no se quedará quieto. Aunque ya está listo para apelar la decisión, no
la tendrá nada fácil, pues tiene muchos más enemigos que aliados en los
tribunales.
La
batalla comenzó cuando Cantinflas murió víctima de cáncer de pulmón.
Entonces,
el hijo del comediante, heredero universal de todo lo que dejó su padre, se
hizo a casas, carros, mucho dinero y la marca registrada Cantinflas que incluye
fotografías, productos, derechos para usar su imagen y, por supuesto, sus
películas. Mario Arturo creyó que todo estaba resuelto y que tendría un colchón
sobre el cual recostarse el resto de su vida, pero no contaba con que su primo
aparecería con un documento notariado en el que el difunto actor le cedía a Eduardo
los derechos de una treintena de cintas. Sin el grueso del botín, la vida a la
que se acostumbró el hijo –llena de lujos, fiestas y algunos excesos– empezó a
tambalear, así que llevó el caso a los estrados judiciales.
Según el
heredero universal, el documento presentado por su primo fue firmado cuando el
actor ya no estaba en capacidad de tomar semejante decisión, pues se encontraba
demasiado enfermo y débil. Por ende, su hijo sugiere que es falso. Bajo ese
pretexto, en muchas ocasiones la justicia le dio la razón, pero el mes pasado
una corte no solo legitimó el papel y le entregó los derechos a Eduardo, sino
que Mario Arturo debe responder por los gastos legales en que su primo incurrió
durante los últimos 20 años.
El hijo
de Cantinflas planea apelar, pero se encontrará con otro inconveniente, pues
hace un tiempo el sobrino puso en duda la paternidad del actor. La versión a la
que se ciñe Mario Arturo es que el comediante tuvo un amorío con la
estadounidense Marion Roberts y fruto de ese romance nació él. A los pocos
meses de dar a luz, la madre dejó al bebé en la puerta de la casa del
protagonista de ¡Por mis pistolas! y se suicidó, así que el comediante lo
adoptó con su esposa, la rusa Valentina Ivanova. Pero Eduardo insiste en que su
tío era estéril y que le pagó 10.000 dólares a Roberts por el niño ya que ella
no podía sostener.
Para
muchos resulta extraña la idea de que Cantinflas le hubiera dejado los derechos
de las películas a su sobrino, pues lo habría hecho en el testamento y no en un
documento adicional. Además, la sugerencia de que el artista compró al pequeño
es algo descabellada y solo se podría comprobar si se exhuma el cadáver, por lo
que pocos apoyan esa teoría. De hecho, amigos cercanos al ícono del cine
mexicano, como el periodista Jorge Palmieri, la descartan por completo:
“Eduardo tiene razón al decir que Mario Arturo es adoptado, pero solo en lo que
se refiere a su madre Valentina. ¡Él sí es el hijo biológico de Mario Moreno
Reyes!”, sostiene.
Así, el
caso debía haber sido pan comido para el heredero, pero él se encargó de
enredarlo con su muy merecida fama de bebedor y parrandero. Actualmente, el
hombre que alguna vez dispuso de todos los lujos que quiso, vive modestamente e
insiste en que ha vendido todo para poder costear el largo litigio. Sin
embargo, su primo asegura que Mario Arturo malgastó la fortuna en fiestas y que
su reclamo sobre los derechos no es más que un intento desesperado por hacerse
a algo de dinero para continuar con sus vicios. “Era dueño de casi todo, pero
lo tiró. Se lo metió todo por la nariz”, le dijo Eduardo a El País de Madrid en
un reportaje reciente.
Algunos
pensarán que se trata de una estrategia sucia para desprestigiar al hijo, pero
no es el único que coincide en que este no es más que un vividor. La primera
esposa de Mario Arturo, Abril del Moral, sostiene que además de derrochar su
gran fortuna, fue un mal padre que dejó a sus hijos casi en la calle después
del divorcio.
“Nunca
se ocupó de ellos. En 23 años los ha llamado solo dos veces”, reconoció Del
Moral a la edición española de la revista Vanity Fair. Ante semejante
acusación, Mario Arturo se defiende: “No me gusta hablar mal de la mamá de mis
hijos, pero Abril no es una persona muy cuerda. Tuvo un accidente cuando era
niña y sufrió daños cerebrales. Tiene muchos arranques y dice cosas muy
desatinadas”.
Suponiendo
que los problemas neurológicos son ciertos, no explicaría por qué Sandra
Bernat, la segunda esposa de Mario Arturo, concuerda con el testimonio de Del
Moral e incluso fue más lejos y lo demandó por agresiones físicas y
psicológicas que sufrió a lo largo de 19 años de matrimonio. Según ella, no lo
había hecho antes por temor a retaliaciones, pero ahora está resuelta a revelar
los detalles de su caso para que su exesposo la indemnice.
El heredero
de Cantinflas solo dice que a Sandra le gusta mucho el protagonismo y que se
trata de un simple escándalo. Pero Mario Moreno Bernat, uno de los tres hijos
que tuvo con ella, también lo demandó por corrupción de menores. El joven
afirma que su padre lo inició en el alcohol y las drogas cuando apenas tenía 14
años y que eso hizo que se descarrilara y que no pudiera estudiar ni tener una
vida normal.
En esas
se la ha pasado la familia del actor más famoso de México durante las últimas
dos décadas: repitiendo la escena de El barrendero. Las dos personas siguen
buscando a como de lugar el preciado tesoro y han ido a la justicia más de una
vez. La diferencia es que su personaje se deshizo del problema y recuperó su
tranquilidad. Cantinflas no Semana.com
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