DESDE EL CAFÉ
Otra farsa; otro tramposo embuste
BERNARDO GUTIÉRREZ PARRA
Lunes, 24 de Septiembre de 2018
El domingo 22 de octubre de 2017 el
gobernador Miguel Ángel Yunes dijo en el patio central de Palacio de Gobierno:
“El día de hoy es un día importante para Veracruz, la inseguridad es la
principal preocupación de los veracruzanos; resolver este grave problema es una
tarea que iniciamos literalmente desde el primer minuto de mi gobierno. El día
de hoy anunciamos la más importante decisión que este gobierno vaya a tomar en
materia de seguridad pública”.
Con estas palabras dio a conocer la instalación de 6 mil 476 cámaras desde
Pánuco a Coatzacoalcos y agregó: “Me da mucho gusto anunciar al pueblo de
Veracruz que iniciaremos el próximo martes (24 de octubre), el rediseño y la
instalación de un Sistema Estatal de Videovigilancia que cambiará radicalmente
las condiciones en materia de seguridad”.
Lo anterior lo anunció cuando las ejecuciones estaban en su apogeo y estábamos
a dos meses de que 2017 fuera declarado el año más violento en la historia
reciente de Veracruz. Y cuando su hijo ya andaba en campaña por la gubernatura,
a pesar de que no habían comenzado oficialmente las campañas.
El gobernador buscaba dar un golpe mediático de dos bandas. Por un lado, mandar
el mensaje de que la lucha contra la violencia iba en serio y por otro,
abonarle sus primeros votos a su hijo el candidato.
Las cámaras eran la última maravilla de la tecnología, capaces de detectar
movimientos inusuales, realizar tareas de reconocimiento facial, así como de
placas vehiculares y vincular la información con los archivos de Plataforma
México de manera automática.
Una chulada.
¿Y el dinero para todo eso? Ah, el dinero. Como ustedes saben recibimos un
estado quebrado y este dinero salió del ahorro que se hizo en la Secretaría de
Seguridad Pública. Así es damas y caballeros, serán más de 700 millones de
pesos; la inversión más alta en la historia de Veracruz para mejorar la
seguridad pública (y en este punto se dejó escuchar el aplauso generoso del
respetable).
“Me llena de orgullo poder anunciar hoy este programa. Nos llevará seis meses
implementarlo, pero a finales del mes de mayo Veracruz contará con uno de los
sistemas de videovigilancia más robustos, eficientes y modernos de nuestro
país. Y seguramente, la situación de inseguridad cambiará de manera radical”
finalizó el gobernador.
Durante su discurso tuvo dos yerros: la suma que hizo de las cámaras en las
seis regiones se pasó con 800. Y de octubre del 2017 a mayo del 2018 hay más de
seis meses. Pero bueno, errar es de humanos. Aunque no faltó quien levantara la
ceja al recordar que había prometido que en seis meses acabaría con la
inseguridad y no había cumplido.
Como no cumplió con la instalación del sistema de vigilancia en mayo.
En efecto, el martes 24 dio el banderazo de arranque a la construcción del C-5
que recibiría información de las 6 mil 476 cámaras y comenzó la instalación de
éstas en Coatzacoalcos.
Pero llegó mayo y nada con el supersistema de videovigilancia. Lo que sí hubo
en ese mes fue un pleito con el alcalde de Xalapa, Hipólito Rodríguez, que se
molestó porque nadie le pidió permiso para instalar los postes para las cámaras
y mandó poner sellos de clausura.
Luego vinieron las elecciones con el resultado que todos conocemos y el asunto
de las cámaras se fue diluyendo junto con las ilusiones de Yunes Linares de
crear su minimaximato.
¿Se acabó el encanto de la videovigilancia?
Así parece.
Faltan por instalarse centenares de cámaras en las seis regiones y no se sabe
si ya operan las que están colocadas. Además, nadie sabe bien a bien si en
realidad el costo de la infraestructura es de 700 millones de pesos. Esa
cantidad no aparece en los informes trimestrales del Gasto Público del 2017
como tampoco en el Presupuesto de Egresos del 2018.
Es decir, no hay un solo papel que avale o justifique ese dinero.
A 66 días de que termine este desventurado bienio, el sistema de
videovigilancia “más robusto, eficiente y moderno” está en el limbo mientras la
inseguridad y la violencia siguen carcomiendo a los veracruzanos.
Al parecer todo fue otra farsa, una mala broma y un tramposo embuste de quien
ha hecho de la mentira su forma de pensar, actuar y de vivir.
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