El orgullo de mi nepotismo
HORA LIBRE
Por: Álvaro Belin Andrade
Aunque se ha legislado mucho para erradicarlo como práctica en
México, el nepotismo subsiste, cobijado de diversas maneras en los tres
poderes, pero es en los partidos políticos donde ha cobrado carácter de
gangrena. La asignación de candidaturas a puestos de elección popular por parte
de dirigentes de los partidos, gobernadores y alcaldes ha cobrado tal fuerza
que ya tiene visos de escándalo.
Fue el presidente José López Portillo uno de los más emblemáticos
representantes de la corrupción en el sistema político mexicano y quien acuñó
frases como la de que los mexicanos debíamos “acostumbrarnos a administrar la
abundancia”, pero también por aquella que quedó grabada en el anecdotario
mexicano: “Es el orgullo de mi nepotismo”.
La jugada y la frase no tuvieron como único responsable al famoso
Jolopo, que en el ocaso de su gestión prometió “defender al peso como un perro”
y, en cambio, nacionalizó la banca, lo que favoreció la salida masiva de
capitales con consecuencias funestas para la economía del país. El entonces
titular de la desaparecida Secretaría de Programación y Presupuesto, Miguel de
la Madrid Hurtado, habría acudido a acuerdo con el presidente para proponerle a
su hijo José Ramón López Portillo como subsecretario, en una jugada que todos
vieron orientada a recibir el favor para lograr la candidatura presidencial.
En su libro de memorias “Mis tiempos”, el polémico expresidente
relata este pasaje: “Me pidió acuerdo especial Miguel de la Madrid y al único
candidato que me propuso para el puesto (de subsecretario) fue a José Ramón (mi
hijo) […] “Me negué, le advertí que tenía riesgos políticos para mí y para él.
A uno, lo atacarían vía nepotismo y al otro de halagar la vanidad de padre,
para avanzar en calificación política. […] Él insistió en dos o tres acuerdos
en los que me suplicó. Dijo que no había otro prospecto. En fin, después de
mucho porfiar con plena conciencia de lo que ocurría, pero también seguro de
que el mejor hombre para ese puesto era José Ramón, acepté la proposición de De
la Madrid.”
En una declaración pública, López Portillo explicaría con un
extremado cinismo la decisión: “Es el orgullo de mi nepotismo”. Pero José Ramón
no fue el único caso: a su hermana Margarita la designó directora de Radio,
Televisión y Cinematografía (RTC); otra hermana, Alicia, fue su secretaria
particular; un cuñado suyo fue oficial mayor de la CFE y su primo Guillermo
López Portillo ligó la dirección del Instituto Nacional del Deporte.
Una legislación posterior tipificó el tráfico de influencias como
delito de los servidores políticos, pero el daño se observa hasta en el poder
que debería castigarlo, el judicial. Según un estudio realizado en 31 estados
para el Consejo de la Judicatura Federal y dado a conocer en julio pasado,
hijos, parejas, papás, sobrinos, tíos, cuñados y hasta suegras de al menos 500
jueces y magistrados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) ocupan
plazas en tribunales y juzgados de su adscripción o de otros.
Sin embargo, donde más se observa este fenómeno de corrupción por
consanguinidad es en los partidos políticos.
La familia está de acuerdo
En Veracruz nos consternamos porque un hijo del gobernador Miguel
Ángel Yunes Linares fue postulado para la alcaldía del Puerto de Veracruz y el
mayor, Miguel Ángel Yunes Márquez, fue impuesto como candidato a gobernador, lo
que incluso ha llegado a generar malestar entre la militancia del PAN por no
existir piso parejo, lo cierto es que esta práctica es cada vez más socorrida,
y son los partidos que combatieron el nepotismo los que más lo practican ahora.
En Puebla, la candidata a gobernador del frente PAN-PRD-MC será
Martha Érika Alonso, esposa del exgobernador Rafael Moreno Valle, jefe político
del actual gobernador Tony Gali que, como Yunes Linares, triunfó para ser
gobernador por dos años. En Morelos, el candidato del PRD a gobernador (no hubo
acuerdo para una alianza con PAN y MC) será Rodrigo Gayosso, hijo adoptivo del
gobernador Graco Ramírez.
Pero no son solo gobernadores los que han puesto de moda tratar de
dejar en el cargo a familiares, para seguir beneficiándose e incluso para
cuidarse la espalda. Un caso sonado es el del alcalde de Martínez de la Torre,
José de la Torre Sánchez, quien cumplirá con la presente gestión una década al
frente del ayuntamiento. A punto de terminar su primer trienio, Pepe de la
Torre impuso como candidata del PAN a sucederlo a su esposa Rosa Martínez; en
el segundo, a su hermano Cenobio (Chobo, para los cuates). En ninguno de los
dos casos tuvo éxito y sus parientes cercanísimos cayeron en manos de
candidatos del PRI. Ahora ha impuesto a su otro hermano, David de la Torre
Sánchez, como director de la unidad del Instituto de Capacitación para el
Trabajo (Icatver) en Martínez de la Torre, lo que hace suponer que lo preparará
para que en 2021 sea candidato para sucederlo, a la espera de mejor suerte.
Muy cerca, en el municipio vecino, San Rafael, el anterior alcalde
Héctor Lagunes Reyes, postulado por el PRD aunque con fuertes ligas con el
exgobernador Fidel Herrera Beltrán, logró que el frente PAN-PRD lanzara como
candidato a la presidencia municipal a su hijo Luis Daniel Lagunes, y destinó
fuertes sumas para la compra de votos, lo que ahí sí fructificó para la familia
asentada en El Pital, cuyos vecinos han visto crecer económicamente. Se comenta
que dentro de cuatro años, Luis Daniel lanzará como candidata a su mamá Carmen
Marín, para lograr más de una década de ganancias políticas y financieras.
Los casos en Veracruz, por desgracia, se multiplican. Ya hablaremos
de otros en entregas futuras.
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