Salvavidas para el naufragio tricolor
23 Febrero de 2018
ALMA GRANDE
Por Ángel Álvaro Peña
Los priistas que repitieron hasta el cansancio que el viejo PRI
era cosa del pasado, ahora convocan a algunos de sus protagonistas para que los
rescate de la probable derrota a la que los llevarían los jóvenes egresados de
las universidades estadounidenses y que se les dificulta hablar español, pero
el inglés parece su lengua madre.
Este llamado a personajes como Manlio Fabio Beltrones, Beatriz
Paredes, René Juárez Cisneros, Miguel Ángel Osorio Chong, Alma Carolina
Viggiano, Héctor Yunes Landa, Mariano González Zarur, entre otros, muestra la
necesidad no solo de la experiencia política sino del regreso a los orígenes
del partido. El hecho de estar en el tercer lugar indiscutible en las encuestas
de intención del voto, es un llamado de atención, pero no solo para que cambien
de equipo de campaña sino para que haya una transformación a fondo en el
partido.
Nada logró el PRI con colocar al frente de la militancia a
un comediante tecnócrata que nunca aportó nada al tricolor y menos aún
fortaleció la militancia ni las simpatías del electorado.
El PRI debe recobrar la memoria, acordarse de que la frase que le
dio fortaleza y que le permitió estar en primer lugar entre todos los partidos,
con mucho de distancia y fuerza, fue “justicia social”.
Seguramente René Juárez Cisneros y Beatriz Paredes la deben haber
mencionado en algunos de sus discursos, con toda certeza sigue siendo para
ellos una guía de conducta al interior del partido, que rige su actuación en el
ejercicio del poder.
Los jóvenes en el poder que consideraron que arrojarse a una
contienda electoral era simplemente un ejercicio de mercadotecnia fallaron; ahí
están los resultados.
Ahora quienes despreciaban al viejo PRI, que lo consideraron
inservible necesitan de lo que fue ese partido en el pasado. Porque ellos no
solo no lo recuerdan, no lo saben.
Repitieron hasta el cansancio durante cinco años que encarnan la
modernidad, que sus reformas eran la punta de lanza de la modernidad, que la
fortaleza de un país estaba en rematar sus riquezas, etc. Los jóvenes priistas
ahora deberán recordar una a una esas palabras que despreciaban todo lo que
fuera pasado, lo que llamaban vetusto e inoperante ahora viene a rescatarlos de
la derrota electoral.
Desde el momento en que un partido político está en el poder debe
llevar una ventaja, aunque sea mínima en la intención del voto, en México no es
así; ocurre todo lo contrario, a pesar de que se le cuelgan otros dos partidos
para llamar la atención del electorado y hacer competitivo al PRI.
Llamar a la vieja guardia priista implica reconocer la incapacidad
para llevar a cabo una campaña, el grupo que impulsa a Meade nunca había
organizado una. Y en algunos casos vienen de varias derrotas electorales.
El triunfo de Enrique Peña Nieto se debió a la televisión más que
a una campaña eficiente. De ahí que a la hora de hacer campaña, no hay cuadros
de dónde echar mano para que camine, porque es una campaña que se antoja
esclerótica a pesar de que estaba manejada por jóvenes priistas.
La modernidad fue para muchos jóvenes priistas en el poder, la
frase que consideraban les llevaría no solo al triunfo electoral en lo general
y al estrellato político en lo particular; tardaron casi seis años en darse
cuenta de que estaban equivocados. Deben desandar el camino y aprender de la
historia del partido al que pertenecen o bien abandonar la práctica política
para dedicarse a los negocios que parece ser su verdadera vocación.
Es en realidad absurdo dividir a un partido entre jóvenes y
experimentados, o entre novatos y viejos, como quiera llamársele, pero en el
PRI lo absurdo es cosa de todos los días, basta darle una lectura a los
discursos de precampaña del líder nacional de su partido para darse cuenta de
que no es un político el que habla sino un resentido social, con ganas de
derrotar al enemigo a golpes de palabra y grito.
La serenidad analítica que brinda la experiencia política
equilibra muchas de las actuaciones de los miembros de la actual administración
que antepusieron la respuesta visceral a la contestación reflexiva.
Juventud no es sinónimo de visceralidad, pero cuando los miembros
de un equipo tienen la piel muy delgada y no pueden acostumbrarse a que los
traten como simples mortales, surge una ira desde sus entrañas que solo dispara
denuestos y descalificaciones para el enemigo.
Nadie quiere que los priistas del nuevo cuño amen a sus
contrincantes, pero es necesario que los respeten en nombre de la democracia
que dicen practicar.
El PRI debe fortalecerse desde sus orígenes. Esta resurrección de
los líderes priistas del pasado, debe ser considerada como la punta de lanza de
la renovación del PRI desde sus bases, que a últimas fechas están abandonadas
dadas las actividades elitistas de los jóvenes priistas en el poder.
Así, rescatando las bases, la militancia, donde hay muchos jóvenes
talentosos y que tienen una clara idea de cómo transformar el país sin
necesidad de estudiar en las escuelas de Estados Unidos, es como debe empezar
el PRI a refundarse, no a cambiar de nombre y hasta de color de su logotipo
sino rescatar lo que del pasado les corresponde y hacer historia.
Los Nuño, Videgaray, Lozoya, hacían escarnio de la oposición al
decirles que vivían en el pasado, ahora estos genios de la administración y sin
sensibilidad política recurren al pasado para salvar su futuro.
Seguramente las campañas del PRI, encabezadas por el candidato a
la Presidencia de la República, José Antonio Meade Kuribreña, cambiarán, serán
muy diferentes a la precampaña. Ahora habrá políticos en esas campañas y no
intentos fallidos de quienes carecen de puntos de referencia de una batalla
electoral. PEGA Y
CORRE.- Ahora el gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares debe
pagar las deudas que dejó Javier Duarte, al retener ilegalmente fondos
federales a los municipios de Veracruz en 2016, según resolvió la Suprema Corte
de Justicia, por unanimidad. Así Yunes deberá entregar 436 mil pesos pendientes
al Municipio de Jalcomulco, así como pagos de intereses pendientes de
determinar por omisiones en dos fondos federales. Si hubiera encontrado a los
culpables de los desfalcos, tal y como lo anunció, este gasto no sería más que
parte del triunfo de la legalidad en Veracruz, pero al ver que apenas hay
dinero en las arcas del gobierno del estado para subsistir y no hay detenidos,
puede clasificarse esta entrega de dinero como una derrota económica, política,
social y electoral del actual gobernador… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.
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