Meade cabalga tras su
imagen
ALMA GRANDE
Por Ángel Álvaro Peña
Foto:
Expansión
Las precampañas empiezan desiguales desde el principio. Hacia la
Presidencia de la República se perfilan sólo tres candidatos que prácticamente
están definidos a pesar de que se oficializan las candidaturas hasta febrero y
las campañas, en forma, inician en marzo.
Ante esta panorámica, tenemos a un precandidato que lleva 12 años
en campaña, otro, que se promocionó desde que llegó a la presidencia del PAN,
con trampas, traiciones y triquiñuelas. El otro, con menos imagen en los medios
y prácticamente sin difusión de su imagen en el interior del país, con una
precampaña desigual.
En el PRI, partido de este último, ni siquiera hubo un ensayo de
equidad. José Antonio Meade, llega sin antecedentes políticos sino
administrativos a una contienda electoral que se antoja de las más reñidas.
La desigualdad acusa falta de democracia, también ausencia de
consolidación en la equidad de la competencia.
Es así como Meade debe emprender un camino sin descanso no sólo en
los pilares de su partido, donde tiene la certeza de que será bien recibido, a
pesar de la aparente división que implica, sino en cada rincón de la República
Mexicana. Esta debe ser su prioridad y tendrá, además, que colocar la equidad
de circunstancias con los otros dos candidatos hacia la Presidencia.
Por su parte, los candidatos independientes parecen pelearse las
firmas que los llevarán a la candidatura y han olvidado sus programas de
gobierno, su proyecto y hasta su discurso de campaña.
En este ámbito, Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco, empieza a
despuntar, luego de ser el primero en lograr las firmas requeridas ante el INE.
Su condición de independiente triunfador, lo ha llevado a ser el
primero en recolectar casi un millón de firmas, lo cual lo convierte en el
líder de los independientes. Esto puede llevar a los independientes a unirse en
un solo frente, logren o no las firmas requeridas. De otra manera, sólo estarán
dividiendo el voto opositor, lo cual los convertiría en cómplices del poder
establecido, es decir del PRI.
En su momento el candidato de Morena a la Presidencia de la
República, Andrés Manuel López Obrador aseguró que los independientes
finalmente declinarán en favor de José Antonio Meade, tal vez con el objetivo
de equilibrar las ventajas arriba mencionadas sobre la necesidad de potencial
de su imagen, sobre todo en el interior del país, donde parecieran sólo
conocerlo como un personaje que ha encabezado varias secretarías de Estado.
Lo cierto es que hay similitudes que podrían crear un engranaje
político alrededor del PRI, junto al cual sólo aparece, hasta el momento el
Partido Verde Ecologista de México. En tiempos de coaliciones políticas no
sería nada extraño que los independientes hicieran una sola candidatura
alrededor de Jaime Rodríguez Calderón o de Margarita Zavala. Esto podría
hacerlos competitivos en el camino hacia la Presidencia.
La figura del candidato del PRI ha sido aceptada en el partido, a
pesar de llegar de las alturas del poder y carecer de trabajo partidista. Su
posición sobre las elecciones puede apreciarse como una toma por asalto del
partido.
Aquí deberá haber mucho trabajo y muy intenso, del diseñador de la
estrategia electoral; es decir, de Aurelio Nuño, quien tiene la responsabilidad
de que cada paso del candidato Meade sea dado con solidez y contundencia, a lo
largo y ancho del país.
Nadie puede negar que Meade tiene desventaja ante un empoderado
candidato con más de 12 años en campaña, y un líder partidista, que no
desperdició espacio para aparecer en los medios, hasta el grado de llegar a ser
más conocido que el propio abanderado priista.
La campaña de todos es compleja; sin embargo, la de Meade requiere
de un esfuerzo paralelo, al dar a conocer su programa de gobierno entre las
descalificaciones que surgen de sus oponentes.
Algo que es también prioridad para el candidato priista es el
hecho de que se salga del tradicional discurso con temas muy reiterados y que
sólo sirven para esconder la falta de concreción de los funcionarios públicos
cuando están el poder.
De esta manera, las frases hechas como lucha a la
impunidad, batalla a la corrupción, erradicación del narcotráfico, fin a la
inseguridad deben ser abordadas de otra manera. Estos temas han sido utilizados
de manera discrecional para ocultar una serie de malos manejos en nombre de la
justicia y la seguridad de los mexicanos.
Temas que seguramente abordarán los demás candidatos competidores
no sólo por esa posición sino prácticamente en todas las campañas de
proselitismo a lo largo y ancho del país. La diferencia que deberá marcar en el
discurso de campaña Meade será el puente para que en nombre de la diferencia
pueda avanzar sobre el resto de los competidores, para hacer de la desventaja
su mejor arma y revertir la pesada carga de spots y declaraciones de sus
contrincantes, que tendrán mucho de descalificación y poco de propuesta.
Cuando se tiene la desventaja que ahora tiene Meade, frente a dos
contrincantes que se adelantaron para sorprender a la opinión pública con sus
propuestas y novedosas formas de competencia, campos de batalla como las
campañas y los debates deben convertirse en victorias contundentes, que no
dejen duda y podría revertirse la actual condición de falta de equidad entre
los contrincantes.
Los temas centrales de la sociedad mexicana no requieren ser
enumerados sino solucionados. Así, en lugar de exaltarse cuando se afirma que
se lucha contra la corrupción debe presentarse un programa sólido para alcanzar
este objetivo. De otra manera sólo se estará cayendo en el mismo vicio retórico
de otras campañas.
Prometer fiscalías sin dar a conocer la estructura es retórico.
Pretender darle solución desde el discurso, a todos los problemas del país, es
demagogia.
Salir del esquema tradicional de las campañas políticas debe ser
el camino para que Meade repunte no sólo en las encuestas sino en la
posibilidad de que sea conocido por todos y cada uno de los mexicanos con
derecho a voto.
Una condición esencial de Meade es reconocer públicamente los
errores de sus antepasados, aunque hayan sido del mismo partido político. PEGA Y CORRE. – Le fue
negado el amparo a El Cisne,
Alberto Silva Ramos, podrá ser llamado, por fin, a comparecer para responder
por la creación de empresas fantasma, a las cuales favoreció cuando era
Coordinador de comunicación social del Gobierno del estado de Veracruz, durante
la gestión de su amigo y protector, Javier Duarte de Ochoa…Esta columna se publica los lunes,
miércoles y viernes.
Dudas
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