A un Mes de la Muerte del Gran Beisbolista Tuxpeño José
“Pepe” Bache Escabecho
·
Ingresó
al salón de la fama en Monterrey en 1983
·
El
estadio de Béisbol de Santiago de la peña lleva su nombre
Por
Francisco Vargas Perales
Fecha:
Abril 15 de 2016
Conocí
y tuve la oportunidad de platicar con el legendario segunda base de varios
equipos del béisbol nacional, una tarde, hace como 15 años en la casa de su
primo el Almirante Eduardo Bache
Lorenzo. El Almirante previamente me
había invitado a comer en su casa, en
donde estaría presente “Pepe” Bache y podría hacerle una entrevista.
Me
dio gusto saludar a Bache y más que una entrevista fue una plática de amigos, de
paisanos, nacidos en el mismo barrio.
Todavía vi a “Pepe” en plenitud de sus facultades, aunque ya se quejaba de
una molestia constante en sus rodillas, producto – decía – de las muchas de sus
barridas para llegar a la base.
Mencionaba que el médico le había prohibido tomar su Whisky, pero estas
escapadas para comer con su primo Eduardo Bache las aprovechaba para tomarse su
Buchanan’s.
Me
platicaba como anécdota, que él llegó a
la petrolera ciudad de Poza Rica en 1944, como muchos tuxpeños, atraído por el
auge del trabajo que había por la extracción de petróleo, pero para poder
conseguir un contrato en la naciente Pemex, había que destacar en algo y él
sólo sabía jugar futbol y se enroló con los futbolistas del equipo Perforación
y logra sobresalir, llegándole los contratos para trabajar pero como obrero
general en los pozos petroleros que se estaban perforando.
Contaba
el gran “Pepe” Bache que en una ocasión decidió ir a ver entrenar al equipo de
béisbol de los petroleros de Poza Rica que empezaban a destacar en la región y
pidió entrenar con ellos, a pesar de que su pasión era el fútbol y lo hacía
bien. Relató que en uno de esos
entrenamientos asistió el señor Raúl Gibb Quintero, también tuxpeño, muy
conocido en esa ciudad, muy amigo que fuera del Superintendente de ese campo petrolero
Don Antonio J. Merino. Don Raúl lo llevó
con el Sr. Merino y lo recomendó ampliamente.
Ahí empezó a crecer beisbolísticamente “Pepe” Bache, en ese equipo de Perforación. Don Raúl Gibb y “Pepe” Bache siempre fueron
grandes amigos, ahora fallecidos los dos.
Al
segundo Whisky en esa comida en Santiago de la Peña, Bache me enseñó el anillo
que portaba en su mano derecha, que - me
decía – era el que le habían regalado al
ingresar al Salón de la Fama del Béisbol
Profesional de México, ubicado en la ciudad de Monterrey. En esa ceremonia también asistieron otros
beisbolistas famosos y también les dieron su anillo que simbolizaba el
agradecimiento del deporte de México para los jugadores destacados en el béisbol
nacional e internacional.
“Pepe”
Bache nos interesó con su plática y nos relató esta anécdota: “recibí el anillo
e inmediatamente me lo puse, pues, me sentía muy orgulloso de haberlo recibido
y guarde el estuche en la bolsa de mi saco, recomendé a un compañero
beisbolista de los homenajeados que se pusiera el anillo y no quiso, se lo
guardó en su saco, al otro día en el restaurant del hotel me platicó que se lo
habían robado durante la ceremonia”. “Pepe” orgulloso, nos mostró el anillo.
Como
tuxpeño me sentí muy contento al leer hace como 30 años en una edición del
periódico El Sol de Tampico, donde publican
pequeños espacios para un comentario y una caricatura de algo
mundialmente conocido que le llaman RIPLEY, ¡aunque usted no lo crea!, en donde
mencionan sucesos extraños y curiosos sucedidos en el mundo.
Me
sorprendí al leer ahí que en una ocasión – citaban la fecha – en el parque de
Alijadores en el puerto de Tampico, que lo atravesaba la vía del tren, el juego
lo habían tenido que suspender por el paso del ferrocarril en medio del estadio
y al bat se encontraba el tuxpeño “Pepe” Bache, ¡para RIPLEY!. Que grandioso es ser tomado en cuenta por ese
personaje RIPLEY, mundialmente leído.
En
esa convivencia, el legendario beisbolista tuxpeño me relató cómo vio caer el
avión en donde se mató el actor y cantante Pedro Infante. Me contaba que en 1957 él jugaba con el equipo Leones de
Yucatán y se encontraba en la ciudad de Mérida hospedado en el hotel junto a
los demás jugadores, salió al balcón con un jugador cubano , me dijo el nombre, pero ya se me perdió con
el paso del tiempo, cuando vieron que volaba un avión muy bajo y el cubanito le
dijo: “oye “Pepe” mira ese aeroplano, de que se cae, se cae” y el avión cayó en
pleno centro de la ciudad, después supieron que en ese avión se transportaba
Pedro Infante.
“Pepe”
Bache fue grande, quizás tan grande como lo fue el inmortal Roberto “Beto”
Ávila, fueron los mejores segunda base que haya habido en la historia del béisbol
en México. La amistad y el
reconocimiento entre estos grandes peloteros siempre perduró. Bache a pesar de
su edad siempre conservó una memoria asombrosa, recordaba cada una de sus anécdotas
y las relataba con facilidad. “Pepe”, el inolvidable beisbolista tuxpeño murió
hace un mes a los 92 años en la ciudad de Poza Rica, el estadio de Tuxpan lleva
su nombre, para ejemplo a seguir de las juventudes tuxpeñas, un hombre que
salió de su tierra a conquistar la América y lo logró.
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