Arturo Bermúdez Zurita, "El Generalazo"
+ Escrito por JUAN ANTONIO VALENCIA
Publicado: EnlaceVeracruz
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Fecha: 19 de Febrero de 2016
/ Xalapa, Ver. .- Arturo Bermúdez Zurita
El Generalazo
Xalapa, Ver. Narraba José González en
su libro, Lo Negro del Negro Durazo, -“de niños, yo, Luis, José, y Arturo,
éramos una sola palomilla en la escuela. Arturo era quien protegía al grupo,
por su actitud más audaz y defendía a José de las agresiones de otros niños.”
Así en la escuela, inició la historia de quien muchos años más tarde, llegó a
consolidarse como un general de “cinco estrellas”, a recibir en Estados Unidos,
un Doctorado Honoris Causa, una vez que se hizo garante de la seguridad del
entonces presidente de la república, José López Portillo, allá por la década de
los años ochenta y quien lo nombro Director de Policía y Tránsito, además
titular de la Dirección de Investigaciones para la Prevención de la
Delincuencia (DIPD), con la que arrancó la guerra sucia, contra opositores
políticos, periodistas no afines y grupos subversivos.
Arturo Durazo Moreno, solo pudo cursar después de la secundaria, una carrera
técnica, pero eso no fue obstáculo para estar, incluso, por encima del general
Félix Galván López (1976-1982) entonces secretario de la defensa nacional.
Pulcro en su vestir de traje militar azul turquesa, gorra militar con estrellas
y barras, Arturo “el Negro Durazo” controlaba todo, gracias a la confianza que
José López Portillo le tenía, por favores en la infancia. Durante el sexenio
1976-1982, “el Negro” Durazo, dueño de vidas y haciendas, fue el ejecutor de
cientos de personas, que terminaron en fosas clandestinas, en los ríos, o
amanecían tirados en las calles
Ese era el generalazo. Pero los ejemplos cunden y cuando todo parecía olvidado,
surge en Veracruz, en medio del gobierno sangriento de Javier Duarte, una
persona de características sino, parecidas, si muy similares, que nos da a
entender, que esa etapa del México violento, no ha sido superada. Al menos no,
del todo. Su nombre es Arturo Bermúdez Zurita. Nació en el Distrito Federal el
6 de enero de 1967. Cumplió en enero pasado, 49 años de edad. Es licenciado en
ciencias administrativas, estudios de contaduría pública y recursos humanos,
además de estudios de marketing político, fue director de recursos humanos del
grupo azucarero Escorpión y laboró como especialista de compensaciones del
grupo de alimentos balanceados, La Hasa, y fue asistente personal del
secretario de seguridad pública del gobierno de Nuevo León. En lo más cercano
con la carrera de las armas, se establece, en que tomo” un curso de tiro”, sin
mostrar respaldo académico, sin especificarse en donde, cuando y bajo que
disciplina.
En Veracruz durante el sexenio de Fidel Herrera ocupó algunos cargos, como
secretario particular de Sergio Maya Alemán en la Subsecretaría de Finanzas y
Administración de la Secretaría de Finanzas en el periodo de Miguel Alemán. Al
llegar al poder como gobernador, Javier Duarte Ochoa, éste le hace entrega de
la Secretaria de Seguridad Pública, le hace entrega del control material y
económico de la dirección de tránsito y transporte del estado, que conlleva
todas las delegaciones de tránsito, las fotomultas, corralones, también todas
las corporaciones policiacas para hacer lo que llamaron “mando único”, signando
contrato con la Secretaría de Marina Armada de México, para que en duopolio con
la policía naval y policía estatal, tomaran el control de la seguridad en el
estado, con el cobro de multas estratosféricas.
En el paquete se incluyó también, todo el control de los veintidós reclusorios
del estado, incluyendo todos los jugosos presupuestos por cada una de las
dependencias bajo el control del “supersecretario”.
La presentación de este “sensacional sistema de seguridad”, fue anunciado con
un extenso afán publicitario, que desnudaba las bondades y la protección a cada
uno de los veracruzanos, y de inmediato empezó el bombardeo mediático, que al
final se hundió en el mar de la incredulidad y el fracaso. Los mil millones de
pesos que supuestamente se invirtieron para preparar a la nueva policía a la
que llamaron “acreditable”, no tuvo el resultado esperado. Por el contrario al
entrar está en funciones, la represión hacia la ciudadanía no se dejó esperar,
las agresiones también a la prensa, de la que Bermúdez Zurita se declaró
enemigo, fueron algo cotidiano, en los retenes anticonstitucionales que se
instalaron a lo largo del estado.
La seguridad que le vendieron a los veracruzanos y que a todos les costó mil
millones de pesos, se esfumó, por el contrario el estado se sumió en una ola de
violencia y asesinatos en lo que va del sexenio de Javier Duarte, donde han
sido asesinados diecisiete periodistas y tres más fueron desaparecidos,
convirtiendo al estado en un infierno, para ejercer el oficio de la
comunicación.
Lejos de combatir la ola de violencia con estrategias de seguridad, optaron por
ocultar y maquillar las cifras y abonar a, la ignorancia y la inoperancia, como
se estila aún en la actualidad; con el discurso. Con el discurso terminaron con
la pobreza. Con el discurso terminaron con la inseguridad. Con el discurso
también terminaron con la falta de empleos y con el discurso, resolvieron todo,
hoy Veracruz está e quiebra.
Pero a casi 300 días de concluya el gobierno sangriento de Javier Duarte, la
realidad los ha situado a cada quien en su lugar y los ha vuelto a la realidad
del Veracruz quebrado, violento y sangriento, en donde la vida no vale nada,
aunque comiencen siempre llorando, como versa la melodía de José Alfredo
Jiménez.
¿Qué ocurrió? se preguntan millones de veracruzanos. No podemos imaginar a
Arturo defendiendo en la escuela a Javier, de las agresiones de otros niños. O
cambiándole la letra a la canción para hacer ganar a “el Moro de Cumpas” y
haciendo perdedor a “el Zaino de Agua Prieta”, aquella calurosa tarde del 17 de
marzo de 1957. Tampoco lo imaginamos con policías estatales y policías navales,
trabajando de albañiles, en la construcción de un Partenón para Javier, en
Xalapa, Córdoba, Coatzacoalcos, o Barcelona, España.
Arturo Bermúdez Zurita, ahora General de cinco estrellas. Vestido con traje
militar y gorra emblemática, en lo mediático le apostó a su imagen y a los
resultados, el gobierno de Veracruz le invirtió miles de millones de pesos, en
publicidad, y así obtuvo un gran éxito, vendiendo una clima de seguridad
social. Pero en la realidad, esa que palpan los veracruzanos que salen todos
los días a ganarse el pan de cada día, es otra. Y con la ola de violencia que
azota la entidad, todo se cayó. Ya nada se puede sostener. Entregar la
seguridad de los veracruzanos a una persona de este perfil. El mito de la
seguridad, fue un fracaso, pero para esa parejita, el fracaso y la sangre de
los veracruzanos, fue un excelente negocio.
Pero lo más preocupante es que contra todos los resultados, en donde la policía
naval fue desgastada, contaminada y convertida a la delincuencia; en donde
quedó demostrado que la policía estatal nunca se pudo llegar al lugar
“acreditable” como el propio Bermúdez Zurita, ya lo reconoció, el gobernador
Javier Duarte un joven funcionario, que llegó únicamente para enriquecerse, lo
sigue sosteniendo y el estado sigue sumido en la violencia y la tan esperada
seguridad, nunca llegó. Faltan aún unos meses para concluir ese gobierno
sangriento, y con ello, que el baño de sangre continúe…
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