Se cumple el rito de una sucesión atropellada.
Llega el acreditado político, el de una vida, Amadeo Flores Espinosa, a la
máxima dirigencia del PRI en medio de la incertidumbre, el recelo de la
propia familia priista y fundamentalmente, del descredito ciudadano.
Arriba con un procedimiento estatutario poco claro.
No llega como encargado, llega como presidente del Comité Directivo Estatal
del PRI, sin convocar a asamblea, sin la presencia de los consejeros y en
un acto animado solo por los maestros, más que delegados o militancia.
No hubo orden del día. Nunca se pasó lista. Jamás se tomó el consenso del
Consejo Político. Tampoco hubo votación y tan solo se apeló a una toma de
protesta ante inocuo enviado del PRI, Manlio Fabio Beltrones, cuando el
estatuto impide la injerencia del Comité Ejecutivo Nacional en
procedimiento que corresponde al órgano supremo, el Consejo Político
Estatal.
Sin embargo, tal vez ello no sea lo más importante.
Amadeo Flores Espinosa recibe un PRI maltrecho, desacreditado y totalmente
alejado de sus bases, sin estructura y con un solo camino, la compra del
voto.
En el escenario de cara a 17 semanas, fecha de las elecciones, son tres los
grandes pendientes del PRI veracruzano.
Cómo levantar un muerto, el PRI, que se encuentra en franco estado de
putrefacción; cómo convencer a la ciudadanía que el PRI es la mejor opción
de cara a un gobierno, el del señor Javier Duarte, que nos ha dejado
miseria, deudas, un cementerio disfrazado de Frutsis y pingüinos y una
honda división en la sociedad civil y el PRI mismo; y cómo remontar el
discurso de la alianza PAN-PRD que encabeza Miguel Ángel Yunes Linares,
frente a otro recio, pero más institucional, que es el de Héctor Yunes
Landa.
El PRI que hereda Amadeo Flores Espinosa es un partido cuyos últimos
liderazgos se caracterizaron por el saqueo y la promoción personal; por la
venta de candidaturas y el tráfico de recomendados; por comprar el voto más
que trabajar en el fortalecimiento de las estructuras municipales.
Con mítines y recorridos multitudinarios –donde siempre iban los mismos-
acompañados de una buena promoción mediática se cubrió no el expediente,
sino el apetito personal, tal como lo manifiesta el propio Amadeo Flores en
su discurso de toma de posesión en tan desangelado acto donde no se llenó
ni siquiera la tercera parte del sillerio ubicado bajo la carpa externa al
evento desde donde se trasmitió el evento.
¿Qué deja el cambio?
Pues, una vez comprobado el fracaso el del candidato del gobernador Javier
Duarte, el señor Alberto Silva, simplemente se levantó del escritorio y se
salió por la puerta de atrás.
Dejaba tras de sí un PRI francamente encabronado, una militancia dividida,
una lealtad partidaria sin rumbo ni destino y una elección que en cualquier
momento se inclina hacia la derecha.
Y es que mientras para Héctor Yunes Landa lo más importante es ver como
carambas se quita el sello de la Fidelidad –de la cual fue subsecretario de
gobierno, secretario particular, diputado, presidente del PRI y senador de
la república gracias a Fidel y Javier- para Miguel Ángel Yunes el
compromiso con los veracruzanos es meter a la cárcel a los saqueadores
empezando, según él, por Javier Duarte.
El sortilegio, sin embargo, para seducir a los votantes en favor del
partido que ha gobernado por 86 años a Veracruz, está en desandar el camino
de la prostitución del voto y acudir a la consolidación de la estructura
regional, tal como se lo dijo Jorge Uscanga Escobar a Héctor Yunes Landa,
en días pasados.
“Los 212 comités municipales, totalmente desmantelados, deben de
reconstruirse; los liderazgos naturales recuperarse y presentar las
propuestas de cambio no a través de quimeras sino de hechos”.
¿Qué va a hacer, si llega, Héctor Yunes Landa con un microgobierno de dos
años? ¿Aparte de compromiso legal con la ciudadanía que demanda cárcel para
quienes dañaron el patrimonio, cómo se reconstruirá Veracruz?
Ha llegado el momento de las propuestas.
Concluyó la lucha intestina y el tiempo no alcanza para visitar y convencer
a los 5 millones 700 mil votantes. Se tiene que acudir a la propaganda
moderna, a las redes sociales, al mensaje por medios audiovisuales.
Ya no entra el esquema de la campaña a ras de piso.
Está comprobado que un mitin de 50 mil gentes no equivale al número de
votantes peor aun cuando el pueblo veracruzano se apresta a aplicar el voto
de castigo a la Fidelidad.
Así que por más que sea bueno, noble, líder y de una honradez a carta cabal
el candidato Héctor –no el Héctor chafa que se registró- sino Yunes Landa
el reto es revertir la percepción que es francamente anti priista.
Ya veíamos el encuentro priista dominical donde se arrojó incienso a Amadeo
y culto a Héctor.
Fue un evento de corte modesto, pobretón, frente a la parafernalia de la
Plaza Lerdo en el centro de Xalapa en donde, aquí sí, vinieron los
dirigentes del PAN, Ricardo Anaya y del PRD, Agustín Basave. Fue
espectacular observar la fuerza del discurso, el empuje de la militancia,
la certeza de quien se registra como el candidato a la gubernatura.
Miguel Ángel Yunes brillo desde la capital del estado.
Y es que acarreados o no juntaron decenas de miles. En remedo o no a las
viejas prácticas priistas mostraron cuan fuertes está y en discursos
incendiarios desacreditaron hasta el cansancio al PRI y al gobierno de
Javier Duarte. Se comprometieron al mismo tiempo con los veracruzanos a
iniciar el cambio que tanto se anhela.
En espacios anteriores hablábamos que la moneda está en el aire, hoy la
percepción es que la moneda ya está de cara al sol y no precisamente en
favor del PRI.
Tiempo al tiempo.
Pequeñeces:
Tantas pruebas de respeto y solidaridad recibidas; tantas precisiones y
puntos de vista manifiestos en interminables cartas y comentarios que me
resulta imposible agradecerlas una a una. He comprobado, una vez más, que
la fuerza de las redes sociales rompe fronteras. El acumulado de cientos de
miles de “likes” y comentarios diversos, ataques y denostaciones incluidas,
dan clara muestra que hoy existe una herramienta más de gobierno, acaso la
más importante, que son las redes. Gracias, de verdad gracias a quienes se
ocuparon y también a los que se mal ocuparon de mi tránsito profesional.
Agradezco a las empresas radiofónicas que por estos días me abrieron las
puertas para continuar mi tarea profesional. Agradezco a Univisión y a Raúl
Peimbert, su disposición a mi persona. En breve habré de tomar una decisión
en favor de seguir sirviendo a esta tierra que tanto amo, Veracruz.
*Premio Nacional de Periodismo
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